Capítulo 1: Tú recuerdo

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Ya ha pasado al menos un año desde que todo ocurrió. El relato de lo sucedido parecía un final feliz, algo salido de una historia de fantasía. Era tan perfecto, Max había perdonado todos mis estúpidos errores, ella había aprendido a vivir con ellos, o al menos eso creía. Con la frase -Mientras estemos juntos nada nos podrá vencer- Habíamos dejado atrás nuestros tormentos y con ello nuestro hogar, Arcadia bay. El cual había sido azotado por una tormenta que dejo solo rastros del pueblo que conocíamos. Pero a pesar de la destrucción y de la pérdida total de sus viviendas, esto había significado un nuevo comienzo para la bahía, que de a poco estaba recuperándose para así llegar a hacer como lo era antes.

La verdad era que muchas cosas habían cambiado en nuestras vidas. En primer lugar estábamos viviendo en la gran cuidad de Portland o al menos así era hace algunos meses atrás. Yo aun seguía viviendo acá, pero no sabía con certeza si Max aun lo hacía.

Durante un largo tiempo todo salió bien entre nosotros, fuimos muy felices, ambos habíamos encontrado un trabajo el cual nos proporcionaba el dinero suficiente para arrendar un pequeño apartamento en el centro de la cuidad, no era gran cosa, pero era nuestro pequeño hogar, nuestro lugar de encuentro para largas conversiones e inagotables noches de caricias. Pero de un día a otro todo cambio, la desconfianza y los tormentosos recuerdos del pasado se apoderaron de nuestra relación, transformándola en una relación inestable, donde las discusiones se volvieron cotidianas, así como también los malos tratos entre nosotros que llegaron a tornarse físicos. Finalmente llego el día en el que Max no aguanto más y simplemente se fue, desde ese maldito día que no sé nada de ella.

Viví por semanas esperando verla de nuevo, con la esperanza de abrir la puerta y que ella estuviese allí, que existiera una reconciliación entre nosotros para así probar nuevamente su cuerpo y embriagarme con su dulce esencia, espere por semanas, pero ese día nunca llego. Llegue a dudar si tanto sacrificio hecho por ella había valido la pena, de solo recordar que había viajado por diferentes realidades, reviviendo tantas horribles pesadillas de mi pasado con el único objetivo de salvar su culo para que ahora me dejara nuevamente solo, dejaba una sensación amarga dentro de mí.

Sin Max en una cuidad casi desconocida todo se volvió muy difícil, no solo tenía que trabajar el doble para poder pagar el arriendo del apartamento, sino que también me sentía muy solo, volví a recaer en las drogas y en alcohol. No podía coincidir el sueño en las noches, el maldito insomnio me mantenía despierto hasta la madrugada pensando en cosas que debiese haber hecho, pero que estúpidamente nunca hice. Así fue todo hasta que Kristine, mi hermana mayor se contacto conmigo para avisarme que volvía a los Estados Unidos, exactamente venia a la cuidad de Portland. Al saber la noticia le comente de mi precaria situación en la cuidad, inmediatamente Kristine insistió en quedarse conmigo. Me dijo que ayudaría a pagar el arriendo si la aceptaba ella y a su amiga Alexandra en mi apartamento.

En un principio acepte su propuesta para así aliviar un poco mi carga en el trabajo, pero después entendí que esto era lo que me hacía falta, contacto humano. Se sentía tan bien despertar en las mañanas y que alguien preguntara "¿cómo estás?, ¿cómo dormiste?" aunque seguía extrañando a Max en lo más profundo de mi interior, la soledad que sentía disminuía un poco al estar con ellas. Sobre todo con Alexandra o Alex, como le gusten que la llamen. Ella se transformo en alguien muy especial para mí, hacerla reír se volvió en una obsesión por observar su sonrisa y esas bellas margaritas que se formaban en su rostro al desplegar su encanto natural. Alex era muy diferente a Max, tenía un carácter fuerte pero apaciguador, el cual me ayudo a salir incontables veces de esta horrible depresión y sobreponerme a momentos en el cuales veía a las drogas como solución.

Kristine me ha pedido incontables veces que no juegue con sus sentimientos, mi hermana sabe que en lo más profundo de mi corazón tengo escrito el nombre de una solo mujer y esa es Max, y aunque trate de ignorar la verdad negándolo una y otra vez, no le puedo mentir a mi mente y a mi alma que siguen pensando en ella con la misma fuerza con la que la pensaban la primera vez que la bese en mi habitación.

Desearía poder quitármela de la cabeza, olvidarme de ella para siempre. Pero es tan difícil. No voy a decir que no lo intentado, he tratado de olvidarme de su cuerpo, de su dulce aroma y de su calor buscándolos en el cuerpo de Alex, pero a cambio no obtengo nada, solo una satisfacción física que en cuestión de minutos desaparece. He llegado a sentir lástima de mi mismo, por mi búsqueda desesperada de un sentimiento que ya no está y que difícilmente vuelva a estar. Como en estos momentos que tengo a Alex apoyada sobre mi pecho, tomo su cabello castaño con mis manos y lo acerco a mi nariz para sentir su aroma, que aunque agradable no es el que con tanta desesperación necesito. Por lo que dejo escapar un suspiro que expresa decepción, sin darme cuenta que ella pudo escucharlo.

- En qué piensas?

Dijo de pronto Alex con su cabeza aun apoyada sobre mi pecho.

- Estas despierta?

Le cuestione tratando de cambiar de tema de conversación.

- Claro que lo estoy, incluso antes que tú!

Me respondió levantando su cuerpo quedando justo frente a mi rostro.

- Me encantaría quedarme todo el día así contigo, pero debo ir a trabajar.

Dijo nuevamente acariciando mi nariz con la suya.

- Lo sé, a mí también me encantaría.

Le respondí uniendo mis labios a los suyos, deslizando mi mano por su muslo, haciendo que su cuerpo se contrajera al sentir mi roce.

- Parece que tu cuerpo si se quiere quedar conmigo..

Le dije nuevamente dejando escapar una pequeña sonrisa.

- Créeme que no es el único, pero debo irme ya!

Dijo finalmente Alex levantándose de la cama dirigiéndose al armario donde estaba su ropa, tomo algunas prendas y comenzó a vestirse rápidamente. De pronto la mire de reojo y pude ver que traía puesta la polera de Max, la que era rosa y tenia escrito "jane" encima. - qué mierda hacia ella con la polera de Max? -pensé mientras la miraba incrédulo.

- Quítate esa polera ahora!

Dije con un tono alto levantándome de la cama.

- Que pasa, que tiene de malo?

- Es que acaso no me escuchaste, quítate ese maldita polera ahora!

Dije nuevamente acercándome a ella quitándole la polera de su cuerpo.

- Que pasa Nathan? Por qué actúas así? de quien es esta maldita polera?!

Me cuestiono Alex alejándose de mí por lo que permanecí en silencio.

- Oh ya veo.. es de tu maldita ex no es así?

Dijo nuevamente fijando su mirada en mí.

- No hables así de Max, tu ni siquiera estas a su altura!

Le respondí mirándola con una mirada despectiva mientras trataba de tomar la polera.

- Claro que es de ella! como fui tan estúpida creyendo que ya la habías olvidado.. Si con tanta desesperación quieres su polera aquí la tienes!

Dijo Alex tirándome la polera en la cara mientras salía furiosa de la habitación. La polera de Max cayó al suelo por lo que la recogí con mis manos y la acerque a mi nariz buscando desesperado su aroma tan especial. Mis sentidos enloquecieron al sentir su dulce esencia aun ella. Me preguntaba que era lo que me hacia adicto a su piel, a su aroma, pero no encontraba respuesta para esta obsesión que permanecía casi intacta dentro de mi.

P.d: que les parece chicas? Sigo?

Sigues Siendo Mi Obsesión (Caulscott fancic, 2da parte de Eres mi obsesión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora