Capítulo 8

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Al día siguiente, llegué muy temprano a la oficina, ni siquiera había llegado Olivia y
eso que siempre es la primera. Encendí el ordenador y revisé mi correo había uno marcado como importante, en el que me recordaban que a las 4 debía entregar las fotos para el folleto de un nuevo perfume de Armani.

– ¡Genial! –exclamé en voz alta, yo con las hormonas hasta el cielo y encima tenía que pasar al menos dos horas eligiendo fotos sensuales y a la vez sutiles.

Tenía otros asuntos pendientes a los que les di prioridad. A la una salí a almorzar con Olivia que me estuvo platicando, emocionada, que estaba preparando la fiesta del cumpleaños número tres de su pequeña Marian, justo una conversacion como esa era la que necesitaba, algo completamete inocente que mitigara mis bajas pasiones que seguro aumentarían a la hora de estar escogiendo las fotos para el dichoso folleto.

Al regresar, me encerré en mi oficina y me dispuse a hacer el trabajo que había estado postergando toda la mañana, después de revisar miles de fotos para elegir las diez que aparecerían se me ocurrió una brillante idea. Como el lugar donde las llevaría estaba un poco alejado, le diría a mi jefe que ya no regresaría y llamaría a aquel extraño para volver a encontrarnos, no podía demorarlo un día más, me urgía volver a sentir sus manos recorriendo mi cuerpo, sus besos en mi boca y su olor embriagándome.

Eran las 5:15 cuando salí del edificio donde llevé las fotos, no entendí como es que me citaron a las 4 y me hicieron esperar 45 minutos para recibirlas. En cuanto estuve en la calle saqué el movil y a toda prisa busqué su número y lo marqué, escuché el primer repique ymi corazón se aceleró al 100%.

– Hola – escuché decir a esa voz aterciopelada que me alteraba.
– ¿Estás libre estanoche? – dije, pero, esta vez con un tono sensual, tentándolo.
–Sí, te veo en el mismo lugar a las ocho, ¿te parece?
– ¿No podría ser más temprano?, ¿a las 6:30? – estaba necesitada y se lo hice saber.
– Lo siento, me es imposible a esa hora.
–Vale, entonces a las ocho – no me quedo más remedio que aceptar.
–A las ocho, en el lobby, cerca de los elevadores.

Y volvió acolgar primero, sin darme tiempo a decir algo más, en ese minuto me arrepentí de haber mostrado mi urgencia, seguro él tenía una vida y un trabajo, al menos, yo tendría tiempo suficiente para ir mejor arreglada esta vez. Le hice la parada a un taxi y le indique el domicilio de mi departamento.


Ardiente Tentación (K.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora