— ¡Papa! —me levanté como un resorte
Aclaremos algo, en esta casa existía una única y exclusiva regla y la única que debía cumplirla era yo…nada de hombres en la casa, así que imaginen el momento incomodo en el que me encontraba.
— ¡¿Qué hace este joven aquí?! —dijo enfadado
—Papa déjame explicarte —supliqué
— ¡Sin excusas señorita! —me gritó mi padre
—Señor ella estaba enferma yo solo vine…—empezó a decir Justin
— ¡No me diga usted vino hacer de enfermero ¿no?! ¡No me interesa si estabas a punto de morirte! —gritó y fue como una daga clavada justo en el pecho
—Justin vete por favor —mire suplicante a Justin
— ¡Ándate y no quiero volver a verte en mi casa! —le dijo odioso mi padre
—Tampoco tienes que hablarle así —le abrí la puerta a Justin
Vi a Justin con ánimos de decir algo antes de salir y por la cara que llevaba no debía ser algo muy agradable.
—No lo hagas —le susurre, Justin suspiró y se fue
—Te sabes perfectamente las reglas —mi padre descargo su maletín con furia en el comedor
—Pero porque solo se aplican para mí, porque Tomas si puede traer a quien quiere —dije irritada
—Porque él es el hombre —mi padre ni siquiera me miró solo me ignoró
—Ese es tu mejor argumento, no lo puedo creer —corrí escaleras arriba a mi habitación y me encerré en ella
— ¡Estas castigada sin salidas esta semana! —me gritó desde abajo
— ¡Igual nunca salgo! —grité y cerré de un portazo
Porque mi padre tenía que ser tan machista, a Tomas nunca le decían nada, ni siquiera mi madre que se supone que debería estar de mi lado pareciera que cada miembro de esta “familia” quisiera encontrarme problemas en donde no los hay, me llamo la atención que había un nuevo cartel pegado frente a mi ventana, lo único que me hacia sonreír cuando estaba en mi casa era el juego de los carteles.
“Bueno tenemos toda la vida para conocernos” —había escrito Andy
“¿Qué pasa si me mudo o tu lo haces?” —escribí de vuelta
Al siguiente día me sentía mucho mejor y al parecer mi padre estaba en casa, aun no lo sé porque pero ni por mas enferma que estuviera planeaba quedarme en casa, aliste mis cosas pero antes de salir revisé mi ventana, allí estaba un nuevo cartel
“Bueno para eso existe el correo ¿verdad? Podrías darmelo” —escribió Andy en varios cartelitos
“¿Quién me asegura que no eres un loco psicópata?” —escribí
Tome mi bolso, no sabía si Sam vendría por mi así que de nuevo tuve que tomar el autobús escolar, al bajarme me aseguré de que todos bajaran primero que yo, no quería volver a “tropezar accidentalmente”. Caminé directo al salón de historia, no me había levantado de buen humor gracias a mi padre ni siquiera quería ver a Justin de la vergüenza que tenía.
Me senté en la primera fila del salón y me puse los auriculares y empezó a sonar “Lucky” de Jason Mraz, amaba esa canción era hermosa cerré los ojos puse los codos sobre las mesa y me cabeza entre mis manos hasta que sentí como me tocaban el hombro, me quité los auriculares y subí la mirada Justin estaba parado frente a mí.