Me bajé en una estación que quedaba cerca de mi casa y estuve contemplando mi edificio por mucho tiempo, no porque quisiera volver si no porque tenía que sacar algo de ropa y no quería que nadie me viera, después de mucho meditarlo decidí entrar lo más probable era que no hubiera nadie en casa a menos que mi padre siguiera trabajando en ella pero esperemos que no.
Subí por el ascensor delicadamente metí la llave en el cerrojo y la giré despacio por si había alguien en la casa, la primera planta estaba vacía subí con cautela cada escalón, me sentía como un película y ese pensamiento me dió un poco de risa pero me tapé la boca rápido, me metí en mi cuarto y suspiré 'primera prueba superada', en mi habitación traté de ser lo más rápida posible, metí lo primero que ví en una maleta no muy grande. Antes de salir se me vino a la mente Andy mi chico de los carteles digo el chico de los carteles, la curiosidad me ganó y abrí la ventana, había allí un cartel con grandes signos de exclamación
“¡Donde estas metida!” —me dió risa pero a la vez ternura, agarré rápido un papel y un marcador y escribí
“Estoy bien, te escribiré cuando pueda” —lo pegué a la ventana y entonces escuché un ruido fuera de mi habitación
Me giré aterrorizada, alguien estaba a punto de entrar me metí a la velocidad de la luz bajo la cama antes de ver unos pies entrar en mi habitación, era mi madre ¿Qué hacía en casa?.
Mi madre recorrió toda la habitación, como si de verdad me extrañara se me hizo un nudo en la garganta, por más loco que pareciera la extrañaba y mucho, extrañaba a la madre que había sido hace 5 años cuando aún era solo una niña, era tierna, cariñosa, me hacia reír, me animaba pero en cambio se había vuelto fría, no confiaba en mí y a veces creía que mamá había dejado de quererme tal vez después de todo se dió cuenta que tenerme fue un error.
Mi madre recogió algunas cosas que se me habían caído de la maleta hace un rato por no tener precaución y gimió, para luego salir corriendo de mi habitación gritando como una loca
— ¡Tomas! ¡Tomas! Tu hermana estuvo aquí —alcance a escuchar, me salí de debajo de la cama, la adrenalina corría por mi cuerpo no podía dejar que mamá me encontrara, jamás me dejaría irme de nuevo pero qué diablos así como salía de la casa, me asomé a la ventana, era un locura ¡eran 14 pisos!
Salí no importaba quien me viera, tenía que irme así tuviera que pasar por encima de todo el mundo baje las escaleras no habían muros en la costa entonces justo cuando pise el último escalón, mi madre salió de la cocina, me miró con los ojos como platos y tras de ella Tomas no se encontraba para nada sorprendido más bien me veía como si supiera que ya estaba allí, mi madre soltó la taza que llevaba en su manos, el ruido de la porcelana rompiéndose sobre el suelo fue lo que necesité para reaccionar y salir corriendo de la casa escuchando como mi madre gritaba mi nombre.
Porque hacia tanto drama pensé bajando corriendo las escaleras, si yo fuera madre y mi hija estuviera en la misma situación y yo quisiera que ella regresara a casa no me quedaría sentada esperando a que ella lo haga por sí sola, saldría en busca de ella, al primer sitio que iría seria a su escuela, la sacaría de allí y la llevaría de vuelta así que mi madre no tiene porque jugar a que es la víctima, me empecé a enfadar cuando salí de aquí.
Mi teléfono empezó a sonar como loco, revisé la pantalla era Justin, rechacé la llamada y lo apagué, regresé a la estación y tomé otro bus, no sabía a dónde iría pero a alguna parte tenía que llegar entonces luego de algunos minutos pasamos justo frente a algunas residencias, tuve que esperar a la siguiente parada del bus para poderme bajar, no quedaba muy lejos solo algunas cuadras. Caminé con mi maleta en la espalda, la gente que se veía por allí no daba muy buena espina así que trate de ser cuidadosa, cuando llegué a la residencia dudé en entrar pero terminé haciéndolo, por dentro era aun más horrible que por fuera pero necesitaba algún sitio donde poder pasar la noche