Capítulo 9 : Callejón sin salida

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- ¡¿Dónde está?! - Gritó la bruja de Ámber, a sus viles secuaces.

- No lo sabemos señorita. - Dijo uno de los dos hombres que habían en el callejón.

- ¡Pues encontrarla! Esa niñata se merece una buena lección. Yo me voy a mi casa. ¡Como me entere de que la habéis dejado escapar, os juro...! - Amenazó Ámber.

- Tranquila señorita. No la dejaremos escapar sin darle una buena lección. - Dijo el otro hombre.

Sentí como los pasos de alguien se iban alejando y supuse que serían los de Ámber. Me tapé la boca  para ahogar un sollozo, mientras miraba la pared que me bloqueaba el paso. Estaba detrás de un contenedor, a una manzana de mi casa. 

Había quedado por la tarde con Rosa, para ir al centro comercial y se había hecho tarde. De camino hacía aquí sentí que alguien me seguía y mis pensamientos si hicieron realidad cuando vi a esos hombres correr detrás mía por calles totalmente desiertas.

Solo quería irme de allí. Era de noche, hacía frío. Estaba asustada y solo pensaba en escapar de allí sin sufrir ningún daño, cosa que pienso ahora y lo veo totalmente imposible. 

Sentía las voces de esos desgraciados, llamándome, para que saliera. Yo solo reprimía mis llantos y buscaba desesperadamente un objeto con el que defenderme. Y allí lo vi: Un bate de baisball viejo, pero útil, justo al otro lado del callejón, a unos largos metros de distancia. 

En ese momento, pensé en que de todas formas me iban a encontrar y que era muchísimo mejor que al menos tuviera algo con lo que defenderme. Me levanté un poco, aun que todavía estaba en cuclillas y corrí hacía el bate, haciendo el menor ruido posible, aun que fue inútil, ya que me vieron.

Puse el bate en guardia, mientras miraba fijamente a esos hombres. Eran enormes, como edificios en miniatura. Iban vestidos con trajes negros y gafas de sol. No se les diferenciaba. Eran calvos y su piel era del mismo color. Me daban mucho miedo. Estaban en posición de atacarme y encima bloqueaban la salida del callejón.

- Suelta el bate. - Dijo el de la derecha.

- Lo soltaré cuando me dejéis salir de aquí. - Contesté prácticamente gritando.

- Eso no va a pasar. Tenemos ordenes muy estrictas sobre lo que hay que hacer con usted. - Rebatió el de la izquierda, avanzando un poco hacía mi.

- No te acerques más. - Le ordené, pero él sonrió y dio un paso más.- ¡He dicho que no te acerques! - Esto lo grité, dándole con el bate en la cabeza. Este se rompió, ya que seguramente debía estar muy astillado. El hombre ni se inmuto, y sonrío aún más, de forma aún más cínica.

- Ya se a acabado tu juego, preciosa. - Susurró el hombre de la izquierda, avanzando aún más.

Entonces vi una oportunidad de oro para escapar. Esos hombres habían dejado un buen hueco inconscientemente, por el cual yo podría pasar. Aproveché la oportunidad y corrí como una posesa hacía ese hueco, rezando por pasar por este y escapar. 

Pero el hombre de la derecha me agarró de mi pelo castaño, suelto y tiró de mi. En ese momento, sentí como mi cuero cabelludo se resentía y como las lágrimas de dolor brotaban de mis ojos. El hombre que estaba a mi izquierda se acercó a mi con aspecto amenazante y en su cinturón pude ver una navaja suiza, la cual podía alcanzar.

Y así lo hice. Cogí la condenada navaja y la abrí. El hombre de la izquierda retrocedió al instante, sorprendido seguramente por mi osadía. El hombre que me sujetaba el pelo me agarró más fuerte, casi haciendo que soltara la navaja por el dolor. En vez de soltarla, moví la mano derecha, en la que tenía la navaja, y la moví hacía atrás , teniendo la intención de coartarle la mano, pero en vez de eso, me corté el pelo justo unos dedos más arriba de dónde el hombre lo sostenía. Me liberé y no dudé en salir corriendo.

Uno de esos hombres de negro, me agarró de la muñeca derecha, dónde aún tenía la navaja y me la apretó tanto que me obligó a soltarla y seguidamente me dio un puñetazo fuerte en el estómago, que por poco me hizo vomitar.

Las lágrimas fluían por mi rostro por el dolor indescriptible que sentía en esos momentos. Uno de los hombres, rasgó mi blusa azul, haciendo que me quedara en sujetador. Grité pero me taparon la boca. ¿Que más podía hacer?

Intenté morder la mano con la que me tapaban la boca, pero me fue imposible, después del golpe que me dio uno de los hombres. Segundos después, no tenía pantalones ni zapatos, ni calcetines... Estaba en ropa interior, sobre el frío asfalto de aquél callejón oscuro.

- Kentin... - Murmuré, mirando la salida del callejón. Su nombre salió débilmente por mi estado y además fue prácticamente apagado por la asquerosa y repugnante mano que me cubría la boca. 

La imagen sonriendo de mi novio me recorrió la mente como un relámpago mientras esos patanes me sobaban, muchas veces causándome dolor. De pronto, sentí como mi nombre era dicho de una voz muy conocida, que precisamente venía de fuera del callejón. Vi una sombra masculina alzarse allí, delante de mis narices.

No, no era Kentin. Tampoco era Lysandro, ni Castiel, ni Nathaniel, ni Armin, ni Alexy, ni ningún chico del instituto. Era... 

- ¡Lynn! - Gritó mi nombre aproximándose a mi. - ¡Fuera! - Le gritó a esos hombres. - ¡Ya! - Esos hombres corrieron, apartándose de mi, y salieron del callejón. Seguramente le reconocieron.

Quise taparme, pero no tenía fuerzas para hacerlo. Él, se sacó su chaqueta azul, me levantó un poco y me colocó por encima la chaqueta.

- Vi... - Intenté decir su nombre, pero él me acalló enseguida.

- ¿Que te ha pasado? ¿Estás bien? - Preguntó tristemente. Yo solo asentí y forcé una sonrisa. - Te estábamos buscando por todas partes. Todos. Hasta tus amigos.

- ¿A... Amigos? - Pregunté yo, roncamente.

- Sí. Y ese chico. Kentin. Está muy preocupado por ti.

- Lo... Siento. - Me disculpé, rompiendo a llorar. 

- Lynn... Eh... - Dijo cogiéndome en brazos. - Estoy aquí. Vas a estar bien. Esos monstruos no vovlerán a hacerte daño.

- Viktor. Llévame a casa. - Le pedí, acurrucándome en su pecho.

A partir de ahí todo se volvió negro.

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Hola chicas. Quería deciros que tengo fiebre y que el "Maratón" va a tardar un poquito más. Solo era eso. Espero que os esté encantando este fanfic.

Os quiero ( U u U )



Gafas (Kentin y Sucrette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora