Estoy corriendo escaleras abajo. Escucho como me llama y sus pasos detrás mío. No me paro. Quiero salir de aquí.
- Lynn. - Alexy se ha puesto delante de mi, bloqueandome la puerta. Me doy la vuelta, con la esperanza de salir por la puerta de atrás, pero... Él me bloquea el paso. Mis ojos verdes lo recorren con la mirada, ordenándose a si mismos no llorar. ¿Por qué...?
Vuelvo a girarme hacía Alexy. No quiero seguir mirándolo. A él no.
- Déjame pasar. - Ordeno con brusquedad -. ¡Ya!
- Lynn, yo...
- ¡No! - Cierro mis ojos, impidiendo que él siga hablando -. No. - Vuelvo a abrir los ojos y los fijo en los de Alexy, cabreada -. Creí que eras mi amigo.
- Lo soy. - Contesta, intentando parecer tranquilo.
- ¡Un amigo ni se atrevería a traer a... ESTO aquí!
Escucho un sollozo. Mi corazón, vuelve a recomponerse unicamente para volver a hacerse trizas.
Me giro hacía Él, rota de dolor.
- 《Estás siendo muy dura 》 No te atrevas 《Por favor...》a volver 《Basta》a dirigirme 《¡Por favor!》la palabra, Kentin. Jamás.
Sus lágrimas se deslizan por su rostro. Está descompuesto. Se lleva el dorso de sus manos hacia sus ojos. Me hace recordar a cuando eramos niños y lo encontraba en el patio, molido a palos por unos abusones.
Ahoga un sollozo, mientras me mira desde arriba. Sigue siendo mucho más alto que yo. En eso no ha cambiado.
Mis ojos empiezan a humedecerse. Me giro para que no pueda verme llorar.
- ¿Puedo irme, Alexy? - Pregunto, con la voz más temblorosa de lo que me gustaría.
Alexy asiente, conmocionado. Nunca me había visto así. Nunca me había puesto así. Se aparta. Escucho otro sollozo.
- ¿Y-Ya no me quieres, Lynn? - Escucho la voz de Kentin. Está algo más grave, pero sigue siendo su voz.
Trago saliva, mirando a la blanca puerta de casa de Alexy, intentando contener mis emociones; mis ganas de saltar a los brazos de Kentin...
- Por desgracia sí. - Afirmo, con una voz fría. Eso me duele -. Pero intento no pensar en ello desde la llamada telefónica.
- No lo entiendes. - Dice Kentin, algo más recompuesto -.
- Prefiero seguir sin entenderlo. - Abro la puerta, salgo de casa y cierro.
Nadie me persigue. Estoy sola.