No, no, no, no... No puede ser. Avanzo rápidamente entre los árboles del bosque, arrastrando mi pierna izquierda, la cual está herida.
"Por favor..." Pienso. " Ayudadme, por favor".
Me despierto dando un grito, asustada. Me noto como si el corazón se me fuera a salir del pecho, a parte de notar como la garganta me quema. Doy un fuerte suspiro de alivio, al comprobar que sí, por fin estoy despierta.
Miro a mi alrededor, observando con poca claridad los muebles de mi cuarto, alumbrados por la luz del amanecer. No recuerdo de que iba la pesadilla, pero... Sí que sé que estaba huyendo de algo y no sé de que, precisamente. "Ken..." Susurro su nombre, asustada. Agarro mi teléfono móvil, temblando y rápidamente, tecleo su número telefónico. Me coloco la mano sobre la frente, al escuchar como daba tono.
- ¿Dígame? - Al escuchar la voz de Ken, esbozo una gran sonrisa.
- Ken... - Lo llamo con un fino hilo de voz, sin reprimir mis sollozos.
- ¿Lynn? ¿Que te pasa? ¿Estás bien? ¿A pasado algo? - Pregunta él, asustado.
- No, no... Tranquilo. Solamente... He tenido una pesadilla. - Me abrazo las piernas, aún tumbada en mi cama, aliviada al escuchar su voz.
- Que susto... No es propio de ti llamarme a las seis de la mañana. - Dice él de forma burlona.
- ¿Que? ¿Las seis? - Miro mi despertador y en efecto. Son las seis. ¿Como puedo ser tan estúpida? - Lo siento. Espero no haberte despertado...
- No, no, tranquila. Ahora iba a salir a correr. - Contesta ahora, con un tono más calmado. - ¿Quieres que me pase por tu casa y así hablamos?
- No querría que ser una molestia...
- No lo es, tranquila. En diez minutos estoy allí. - Cuelga.
Miro el móvil, vacilante. Dejo caer mi mano derecha - que es la que sujeta el artefacto - sobre el colchón, aún sujetando mi teléfono, pensando en el grito que hace apenas unos minutos que he dado.
"Suerte de que mis padres no han escuchado eso..." Pienso. " Es más, suerte que ya están trabajando, porqué sino..." Ahogo un suspiro antes de decidirme a salir de la cama.
Me dirijo perezosa a mi armario, el cual está situado a unos escasos metros de la cama. Lo abro con vagancia y de éste, saco lo primero que veo. "No me voy a presentar ante Ken en pijama..."
Esbozo una sonrisa, inconscientemente mientras empiezo a desvestirme. Al quedarme completamente desnuda, me dirijo hacía la mesita de noche y de esta saco unas braguitas verdes - bastante infantiles, he de decir - y un sujetador color azul celeste.
Tras haberme puesto mi ropa interior, me visto con el conjunto que había elegido. El conjunto, es un jersey negro, con una cara de gato dibujada en el centro, color blanca. Para la parte de abajo, he decidido ponerme una falda blanca, la cual coloco por encima del jersey.
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