Aquél día no estaba siendo demasiado diferente a los demás. Tampoco esperaba que lo fuese, realmente. Mis sonrisas cada vez salían de forma más natural, menos "fingidas".
Armin y yo acabábamos de salir de la clase de arte, mientras hablábamos de la nueva película de terror que había salido en el cine, noté una mirada recaer en mi. Me giré con delicadeza, tratando de que no se notara que le devolvía la mirada. Sus ojos ámbar me observaban con preocupación.
Desde aquél día, Nath y yo no habíamos vuelto a hablar. Nos limitábamos a mirarnos. No esperé que ese hecho cambiase. Mis ojos no tardaron en desviarse del delegado en cuanto vi a Kentin aparecer detrás suyo, hablando animadamente con Priya. Ella, era una chica India, bastante atractiva, de unos ojos azules bastante bonitos. Era guapísima, simpática y amigable, pero... Hasta el momento, no había tenido oportunidad de hablar con ella.
Pese a la rapidez con la que desvié la mirada, los ojos verdes de Kentin y los míos se conectaron por una milésima de segundo. Aquello prácticamente me hizo morir en aquél instante. Paré de andar y de hablar de golpe y me sujeté a Armin como si me fuese la vida en ello. Él me miró con su típica sonrisa burlona hasta que vio mi rostro, que, supongo, expresaba dolor.
- Lynn. ¿Te ocurre algo? - Preguntó preocupado.
Pero... - Supongo que porqué son gemelos - algo me recordó a Alexy. Esa expresión... Lo aparté. Él colocó su mano en mi hombro y yo lo aparté, deseando que no me tocase. Me había traicionado... Fruncí el ceño. Pero no. Él no era Alexy. Él era Armin. Otra persona muy distinta a la que guardaba rencor.
- Yo... Lo... Lo siento. - Me disculpé y lo esquivé, queriendo desaparecer.
Escuché como me llamaba, pero... No me detuve. No lo hice, al menos, hasta llegar a los baños de chicas, dónde me aseguré de que no hubiese nadie antes de ponerme a llorar. Temblé. ¿Por qué su mirada hacía que me pusiera de esa manera? Quizá, porqué sus ojos me traían recuerdos... Porqué todavía anhelaba el tacto de sus labios. Porqué sabía que yo sin él... Era poco más que nada.
Escuché como la puerta del baño se abrió. Yo, me sorbí la nariz y fingí que me lavaba la cara, tratando que no se me notase.
Observé através del espejo como una chica de ojos azules y pelo castaño surgía de detrás de la puerta. Era... Melody.
Ella era la delegada de su clase y estaba muy apegada a Nath. Estaba coladita por él, concretamente y yo lo sabía. Sinceramente no me importaba.
Escuché como cerraba la puerta tras de sí. La miré por el rabillo del ojo, esperando a que hiciese lo que tuviese que hacer para yo seguir llorando tranquila.
- Sé lo de Nathaniel. - Gruñó Melody, calmada.
La miré ahora directamente. ¿Qué pretendía?
- Medio colegio lo sabe. - Aclaró ella -. Sabe que eres una maldita buscona roba novios.
Sequé mi cara y acto seguido mis manos, pensando en cuan divertido podría llegar a ser lo que estaba a punto de suceder. La miré a los ojos, deseando romperla por dentro.
- ¿Qué? ¿Te quedas calla...?
- He estado en la misma cama que él. - La interrumpí, seria -. Cosa que TÚ, niña de mamá nunca harás, porqué Nathaniel está enamorado de mi, así que...
- He empezado a salir con Kentin. - Dijo ella, victoriosa.
Me quedé de piedra. Sentí como el corazón se me rompía cada vez en trozos más pequeños y como mis ojos se humedecían... ¿Ella? ¿Con Ken?
- ¿Qué? Ya no es tan...
No le dí tiempo a acabar. Observé los lavabos y en estos pude distinguir el cubo de la señora de la limpieza, el que usaba para aclarar la fregona. No me lo pensé dos veces y se lo tiré. Pero... Justamente, alguien más entró en el cuarto de baño, y ella logró esquivar la sucia agua.
Bañé a Kentin.