...LLAMADA Y ENFADO...

95 10 1
                                    


Adam salió junto a Claus, ambos estaban animados pues habían encontrado a un gran amigo en el otro. De pronto Claus se detiene justo antes de cruzas la gran calle principal, y se queda aferrado detrás de Adam, quien pensó que la escena se debía ver humorística pues Claus era quien se vía él más valiente sin contar que era más alto. Luego giro el rostro, pues no podía darse la vuelta por completo con Claus aferrado asi.

_Que pasa Claus ¿te impresiona aquella calle?

_sí.

Adam no podía creer cuan abiertos estaban los ojos de Claus, permitían ver un brillo que no había visto en él.

_Pero si me sujetas así no podremos cruzar ¿y si te tomo la mano, te sentirías más confiado para cruzar?

_ ¡Sí! – Claus suelta a Adam y este de algún modo se siente extrañado, pero prosigue y le extiende la mano.

Ambos cruzan rápido, pues quedaba poco para que el semáforo cambiase de luz. Luego de caminar un tanto y repetir el proceso en alguno semáforos. Llegaron a una tienda frente a la parada de autobús.

Claus empieza a mirar todas las perchas del local, mientras que la dueña mira extrañada. Adam entre una risa apenada intenta explicarle el estado de Claus, temía que si el Claus adolescente fuese con él a esa tienda alguna vez la mujer riese de él, ya que realmente se comportaba como un niño y la mujer ya estaba tentada en ese momento.

_ Adam ¿Te gusta esta? – Claus llevaba una remera manga corta azul humo con números y un pantalón de color entre beige y oliva.

_ De verdad que no parece el estilo que llevabas, pero si te gusta, adelante.

_ ¡Gracias! – Dijo Claus dando un salto.

Luego de comprar un par de prendas para Claus quedaba un poco de dinero, asique Adam decidió que fueran a una heladería. Antes de eso volvieron a dejar las bolsas, y al llegar al departamento se dio cuenta que el celular de Claus sonaba, el número estaba en la agenda como "Mi padre"

Adam atendió por miedo a que el señor Jefferson se enojase con ellos luego.

_Ho-hola señor Jefferson.

_ ¿Tú eres Adam cierto? ¿Dónde está mi hijo que no puede contestar su teléfono?

_Pues... él...

_ Estoy esperando.

_Él ha tenido un inconveniente, Pero ya me explico que es así como una segunda personalidad suya. Ahora estoy con él ¿debo pasarle el teléfono?

_ No, ese inútil en aquel estado no me sirve de nada.

_ ¡Oiga!

_ ¿Qué pasa?

_ ¡Puede que no sea la persona más sensata ahora, pero eso es porque en su mente es un niño! ¡Tampoco tiene porque llamarlo inútil!

_Cálmate chiquillo, él es mi hijo y puedo pensar de él lo que yo quiera, y si para mí es un inútil a ti no te incumbe.

_ ¡Pues, su pensamiento esta errado! ¡Además, si me incumbe! ¡Yo quiero a su hijo y no permitiré que hable mal de él!

_ Esta llamada es una pérdida de tiempo, Adiós. – se escucha el tono de marcado.

_ ¡Vaya! ¡Qué rabia! – Adam se sacudía las manos en la cabeza, intentando sacarse el mal genio que le había dejado la llamada. Luego Claus dio un paso adelante haciéndose notar.

_ ¿Discutiste con mi padre? ¿He hecho algo malo?

_ ¡No Claus! – Adam pego un grito, para luego darse cuenta de que estaba más enojado de lo que creía, asique intento calmarse pronto – Disculpa, no debí gritarte, pero no has hecho nada malo, solo que el tono de tu padre y lo que dijo, me hizo enfurecer. Perdona si te asuste.

_ Adam ¿es cierto lo que dijiste?

_Sí, yo no pensaría que tu fueses inútil o inservible nunca.

_Me refiero a que dijiste que me querías, seré un niño pero me doy cuenta de que no somos solo compañeros, tampoco creo que seamos algo muy lejano a eso. Dime ¿De qué forma quieres a Claus?

El tono de seriedad sonaba más al Claus que Adam estaba acostumbrado, sin embargo la expresión de sus ojos era diferente. El se quedo en blanco, nunca pensó en tomarse en serio lo del matrimonio y sin notarlo muchas cosas las empezó a visualizar con él como acompañante. Apreciaba su amistad y aunque el bromease no se sentía incomodo como con Emi.

_No lo sé, solo sé que lo quiero mucho. Quiero que se sienta libre de expresarse como es, porque me molesta que se guarde por temor a sus padres, también porque quisiera conocer aquella parte que siento me está ocultando. Pero me deja muy triste que no pueda ayudarlo en esa etapa, siento que el Claus que quiero pueda terminar desapareciendo, ni siquiera sé si quiero al que se muestra o al que se oculta. Lo considero mi amigo, pero no sé si él me vea así. – una lágrima empieza a asomarse por la mejilla de Adam dejando en silencio a Claus, que solo le da una palmada en la espalda.

_Disculpa, es que una vez que me enfado quedo algo sensible.

_No hay problema Adam. Se ve que me quieres mucho... Por cierto, yo creo que mi padre puede venir cualquier día de estos. Siempre que lo hacen enojar llama a sus guardias y dice que irán a visitar a esa persona. Pero quizás con tantos años ya cambio su forma de responder a eso.

Adam seco sus lagrimas y quedo pensativo un minuto.

_ ¡¿Qué?! – Luego se deja caer al suelo – Ahora que lo pienso he dejado una pésima primer impresión.

_No te sientas mal... ¡mejor vamos a comer ese helado!

Claus permaneció en ese estado dos días más, Adam preocupado por cuánto duraría así y por el empleo de ambos debió explicarse ante la empresa de cable donde trabajaba Claus, y también frente a Andrew, el pregunto él porque debía cuidarlo, asique le conto lo del matrimonio arreglado y sobre lo delicado que debía ser con el tema si llegaba a encontrarse con el señor Jefferson, Andrew que conocía al padre de Claus prometió no causar problemas con el asunto, y luego pidió que le dijese a Claus cuando regrese en sí que lo viniese a ver. Durante esos días Adam se encargo de que Claus estuviera lo más animado posible, mientras este compartía las pocas anécdotas que tenia de su infancia.

Prometidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora