Jackpot

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Abriendo lentamente los ojos, U-Kwon se encontró con una luz blanca pegándole en la cara, sentía su cabeza pesada y su cuerpo muy débil, intentó levantarse pero no pudo.

-¿Acaso morí?

-Si fuera así no estuvieras viendo una luz blanca – decía Zico mientras se sentaba en una silla al lado de la camilla en donde estaba acostado U-Kwon.

-¿Qué hago aquí y qué haces tú aquí?

-Anoche te desmayaste y te traje. Ya te curaron la herida, estaba muy infectada. Si hubieras esperado más tendrían que haberte amputado el brazo – U-Kwon intento sentarse y Zico lo ayudó quedando recostado de la cabecera de la cama.

-¿Porqué me trajiste? Pensé que me odiabas.

-Si te odio, pero no te iba a dejar ahí para que te murieras. Además me salvaste la vida, tómalo como un gracias... Oye U-Kwon, ¿Cómo te hiciste esa herida?

-Ehmm, fue Jaehyo. Estaba practicando con una nueva pistola que adquirió y dijo que dispararía haciendo que la bala tan solo rozase mi brazo, pero no calculó bien y me dio. Yo mismo me saqué la bala y me curé la herida, siempre lo hago pero al parecer esta vez no lo hice bien.

-Ese Jaehyo, está loco.

-Oh, ya despertaste – dijo una linda enfermera que se acercaba hacia donde estaban los chicos -¿Cómo te sientes?

-Algo cansado.

-Son los medicamentos... Permíteme, debo tomarte la temperatura- la enfermera puso un termómetro en la boca de U-Kwon y éste no podía apartar la mirada de la chica. Zico se dio cuenta de ello y rió para sus adentros – A ver... 37 y medio, mucho mejor, cuando llegaste tenías casi 40. Debes tener más cuidado, la próxima vez que tengas una herida debes ir de inmediato a un hospital ¿entendido? – U-Kwon asintió y la chica se retiró.

-Pensé que eras gay – dijo Zico de brazos cruzados con una sonrisa.

-¿Por qué dices eso de repente?

-Vi como veías a la enfermera, creí que no te gustaban las mujeres.

-Claro que me gustan... mejor ya vete, quiero descansar – Zico hizo caso y se levantó para irse –Espera... gracias.

-Estamos a mano – Zico aún no creía lo que acababa de hacer, ayudar a U-Kwon. A pesar de ser enemigos, Zico no es un asesino y no iba a dejarlo morir por esa infección y esa alta fiebre que tenía.

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-¡Mira la hora que es! – decía Jaehyo a B-Bomb caminando de un lado a otro en la sala del apartamento de U-Kwon. En eso el propietario entró por la puerta - ¿¡Dónde estabas!?

-¿Cómo que dónde estaba? Haciendo lo que me ordenaste, vigilar a Zico.

-¿Te quedaste a dormir con él acaso? Son las 9 am, ¿qué estuviste haciendo?

-¡Estoy cansado que me estés controlando a cada rato, lo que yo haga con mi vida no es asunto tuyo!

-Claro que lo es, somos un equipo.

-Já ¿ahora soy parte del equipo? No me vengas con esas cosas – Jaehyo lo miró de brazos cruzados ladeando levemente la cabeza.

-¿Acaso quieres decirme algo? – U-Kwon tenía muchas cosas por dentro que decirle como que nunca aprecia lo que hace y que solo lo trata como un sirviente, pero prefirió quedarse callado.

-No, no tengo nada que decirte, es solo que aún no me siento del todo bien y estoy algo malhumorado... lo siento Hyung.

-Así está mejor, y no vuelvas a levantarme la voz de nuevo... y entonces ¿cómo está Zico?

Negocios SuciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora