Ryan se puso la camiseta de tirantas delante del espejo con una estúpida sonrisa estampada en la cara.
Escuchó unos pies descalzos arrastrándose por el suelo y sonrió aún más.
- Anda, déjame vestirte que tú estás muy dormida - le susurró en la oreja mientras le ponía la chaqueta del uniforme y le abrochaba los botones.
Ryan se estremeció ; aún no terminaba de acostumbrarse a su tacto.
- ¡ Me haces cosquillas ! - intentó apartar su cara de su cuello mientras reía.
Tex soltó una carcajada y dejó de darle mordisquitos.
5 minutos después, los dos observaban felices la imagen del espejo.
- Está impresionante con su uniforme, Capitán - Ryan se mordió el labio inferior provocativamente.
- Usted tampoco está nada mal, soldado - recorrió su cuerpo descaradamente con la mirada.
- Será mejor que nos vayamos o llegaremos tarde - suspiró apenada. Las vacaciones-express de una semana que le habían dado a la mayoría de los miembros de la marina que conocía habían acabado. Era hora de volver al trabajo.
Antes de que cada uno tomara un taxi por separado, se dieron un último beso, conscientes de que a partir de ahora tendrían que llevar mucho cuidado.
- Te quiero - susurró Ryan en sus labios.
- Y yo a ti más - respondió él, inspiró su perfume una vez más, y se despidieron.
- Hasta dentro de una hora, Cap.