Ryan volvió cabizbaja a su camarote. No podía creerse que todo fuera a acabar. Ni siquiera había tenido tiempo suficiente como para disfrutarlo, y ya iban a separarlos.
Sin más, se tiró sobre la cama y , delante de Matt, se echó a llorar. Por una vez, su amigo no hizo preguntas. Ocupó un hueco en su cama y le acarició el pelo hasta que se durmió.
(...)
A la mañana siguiente, Ryan tenía ojeras. No había podido dormir bien, ni siquiera con las caricias de su compañero de cuarto.
Había pensado en dejar a Tex, pero era demasiado egoísta como para hacerlo, aunque sus carreras peligraran.
Se sentó resignada en la mesa del comedor y engulló el desayuno casi sin fijarse en él.
Así que se sorprendió bastante al ver al Capitán tan energético y contento.
Lo miró con una ceja levantada, y él respondió articulando las palabras con los labios :
- Darren nos guardará el secreto.
Y Ryan suspiró aliviada ocultando una sonrisilla.