Capítulo 2: "No sé que voy a hacer contigo"

75 11 14
                                    

-¿Y por qué no pareces feliz?

Traga saliva y pone el coche en marcha. Insisto más veces, pero no me hace caso. Decido abrir la puerta y no cerrarla hasta que hable.

Cuando su coche empieza a pitar por la puerta abierta, mira en mi dirección.

-¿Estás loca? ¡Cierra la puñetera puerta!

-¡No hasta que hables!

-¡Te llevo porque tu hermano te necesita a ti más que a nadie ahora mismo!

Ante su confesión, cierro la puerta y me callo para que continúe conduciendo y hablando a la vez.

-El parto en sí ha salido bien, la niña está perfectamente. Lo poco que sé es que Scarlett estaba desangrándose y el médico y las enfermeras creían que era placenta hasta que se ha desmayado. Ha perdido un montón de sangre y la han inducido en un coma hasta que se recupere.

Sin darme cuenta, mis mejillas están mojadas y mis labios emiten un sollozo. Yo quiero a Scarlett como mi hermana mayor, la quiero igual que a Liam ya que nos ha criado desde hace siete años y nunca nos ha hablado o tratado mal.

-Oh, Dios mío.-consigo decir.

-Límpiate las lágrimas y sé el apoyo que Liam necesita ahora mismo.- para nadie es un secreto que yo soy la hermana que prefiere Liam. No es que a Wendy no la quiera, lo hace igual que a mí, pero hay momentos en los que ella no es muy útil. Y éste, por ejemplo, es uno de ellos. Es mejor que hasta que no logre animarlo, ella no venga aquí.- No ha querido coger o ver a su hija desde que ha visto a Sky inconsciente.- esto es lo que hace que saque el paquete de pañuelos del bolsillo lateral de la mochila y me seque las lágrimas. También humedezco otro con el agua fría de la botella que llevo y lo paso por los párpados y las ojeras. Le sonrío al espejo del parasol, pero se ve demasiado falsa. Mejor no sonrío.

-¿Se nota mucho que estoy en la mierda?-le pregunto a David dándome la vaselina de frutos rojos.

-La boca, Cheryl.-pongo los ojos en blanco.-Ahora mejor que cuando te pusiste a llorar, si llegas a ir así; no sé quien tiene que consolar a quién.

-Gracias por el piropo.

-Para eso estamos.

Bajamos del coche después de que aparcara más bien mal. Cruzamos la sala de recepción y subimos en el ascensor hasta la planta de la UVI; donde, según David, se encuentra mi hermano.

En cuanto se abren las puertas del ascensor, deseo que sea otro el que se tiene que enfrentar a esto. Mi hermano está destrozado, sentado en uno de los sillones con la cabeza entre las manos y los codos apoyados en las rodillas.

Al oír que alguien se acerca, se levanta y yo no tardo ni un minuto en abrazarlo. Él responde rápidamente y baja un poco la cabeza para llorar en mi hombro. Sé que yo también estoy llorando, pero no voy a retirar mis lágrimas cuando mi hermano mayor me necesita. Cierro los ojos y le acaricio la espalda lentamente, para recordarle que estoy aquí.

Lo llevo a un sofá, al lado del sillón en el que estaba sentado antes y empieza a relajarse.

-Tranquilo, todo estará bien.- es lo primero que le digo cuando levanta la cabeza.

Desde el Liam que dejé en casa esta mañana y éste, van diez años de diferencia.

Intenta sonreír, pero no le sale. Irritado consigo mismo por no poder esbozar una sonrisa siquiera, bufa.

-No te escondas, dime como te sientes.

-Como una mierda, digo caca, de perro pisada por todo el mundo.- una pequeña sonrisa se instaura en nuestro rostro cuando nos damos cuenta de su corrección.

La Vida de Cheryl (#2 Serie Harrison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora