Capítulo 8: "El Renacer"

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Lo primero que me devuelve al mundo de la consciencia es la vibración de mi móvil debajo de mi almohada. Cuando consigo abrir los ojos, veo que todavía es de noche y que quien llama es mi hermano; sé que ha pasado algo con Scarlett, lo presiento.

— Liam, dime que está bien.— digo nada más descolgar.

Me encantaría decir eso, te lo juro.— Oigo su voz amormada y ronca, seguramente de haber llorado.— Tenías razón, Cheryl, Scarlett ha reaccionado, pero no de buena manera. Ha empeorado, su pulso ha empezado a subir y le han tenido que poner sedantes. Soy una mierda de marido, es mi culpa esto.

— Escúchame, Liam, por favor.— le suplico.— Voy a conseguir que Noah o Steve me lleven ahí, en unos minutos te veo. Te quiero y tranquilízate.

Me pongo en pie y me enfundo en mi bata, casi corriendo a la habitación de Noah y zarandeo su hombro, tapado por las mantas.

— Noah.— lo llamo, notando mis ojos escocer por el llanto que se avecina.— Noah, despierta, por favor.

Parece que mi súplica es oída, porque se mueve y queda frente a mí, con los ojos entornados.

— ¿Qué pasa?— me dice con voz ronca y tranquila.

— Han tenido que sedar a Scarlett, su pulso estaba por las nubes. Me acaba de llamar Liam, está destrozado.

Cuando asimila lo que le he dicho, quita mis lágrimas con sus pulgares y me dice que me vaya a vestir, que él hará lo mismo y avisará a su padre para que nos lleve, ya que no se ve capaz de conducir en plena madrugada. Me siento a los pies de su cama para pensar un momento y cuando se levanta y veo que duerme únicamente con un pantalón de franela, me permito darle un vistazo. No es un chico que tiene los pectorales, bíceps y abdominales definidos; pero se nota que se cuida, su cuerpo está fuerte... y me gusta. Retiro la vista, avergonzada por lo que estoy pensando cuando tendría que estar vistiéndome. Sin decirle nada, me pongo de pie y camino hacia mi habitación para arreglarme.

Media hora más tarde, estamos a mitad de camino del hospital. En cuanto Steve se enteró, se vistió y nos obligó a subir rápido a su coche. Noah montó atrás conmigo y no ha dejado de mandarle apretones a la mano que tengo en medio de los dos. Al principio me puse un poco nerviosa, pero luego lo vi como un gesto amistoso y de apoyo. En mi regazo llevo el diario que mi cuñada nos regaló la primera vez que nos vimos en su apartamento y donde he ido apuntando las cosas especiales que me han ido pasando: conocerla, mi primer beso, cuando nos mudamos con ellos, mi primer día de instituto, en su boda, cuando me enteré de que iba a tener una sobrinita,...

— ¿Es importante?— Noah interrumpe mis pensamientos con esta pregunta.

— Eh, sí. Fue el primer regalo que nos dio, la segunda vez que nos vimos. Es un diario en el que debemos apuntar las cosas importantes de nuestra vida para cuando las leamos al pasar el tiempo, lo recordemos con detalles.

— Una buena idea y un buen regalo.

Respondo asientiendo con la cabeza y un bostezo abre mi boca. Llevo mi mano a ella por educación y Noah se acerca a mí, poniendo nuestras manos unidas en su regazo e invitándome a apoyar mi cabeza en su hombro. Acepto su apoyo y me acomodo, cerrando los ojos. Entre sueños, noto unos labios tibios en mi frente; pero no sabría decir si ha sucedido en realidad o ha sido cosa de mi imaginación.

Cuando llegamos, Noah me despierta savemente y dejo que me conduzca con un brazo por mis hombros hasta la sala de espera mientras me espabilo. Allí están Lisa, Mark, Shirley, Nathan y Valerie, que acaba de llegar. Los saludo y me informan de la situación, que no ha cambiado mucho desde que Liam llamó. Pregunto por mi hermano, y dicen que está con su pequeña. Además, Wendy me manda un mensaje avisando de que viene de camino, ya que Dave ha ido a por ella.

La Vida de Cheryl (#2 Serie Harrison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora