Sólo él ©

Capítulo 31

Dedicado a Aniithaa

—Dios Hudson esto es completamente hermoso... no... No sé qué decir es casi mágico, sacado de algún libro o película... es... ¿Tú preparaste todo esto? —no podía dejar de sonreír, esto es lo más hermoso que he visto.

— Sí... bueno la vegetación de este lugar es natural, encontré este edificio hace algún tiempo, desde entonces pago a un hombre para que cuide de ella. No dude en que tu fueras la primera y única persona que traería aquí, nadie, además del hombre que la cuida ha estado aquí, sólo tu y yo. Eso si, yo fui quien acondiciono la pérgola para que podamos disfrutar de una deliciosa cena preparada por mí.

—Hudson esto es demasiado... yo nunca me imaginé que un lugar así podría existir, además preparaste la cena para los dos... yo... —seguía admirando todo a mi alrededor, cada detalle era preciso y hermoso, todo era único y elegante, Hudson se había lucido un diez mil por ciento.

— No hay nada que decir nena, con que estés aquí para mi es suficiente, todo lo hice para ti, mi dulce Chipi.

—Gracias —Me puse de puntillas y le di un dulce beso en los labios.

— Bueno, vamos a sentarnos, no quiero que se enfríe.

Sí, lo se fue un simple beso, pero de que otra manera podría mostrarle lo alagada que me sentía por todo lo que había preparado para mí, no le diría: — Hey Hudson te amo, cuchurrumin, pececito osito mi amor —No, no y no, no soy cursi, ni melosa y no estaba preparada para reconocer frente a él que lo amaba. No sé si soy yo quien complica todo o de plano soy muy boba... no responderé eso, ni tu subconsciente.

Hudson me saco de mi pequeño drama interno cuando se acercó a la mesa y como todo un caballero me extendió la silla.

Empezó a servir la cena, eran cerca de las 7 de la noche, temprano para llamarlo cena, pero él sabía que no podía quedarme hasta tarde, mañana tenía clases además de que mis padres me matarían si llego demasiado tarde, si lose, soy una bebé, tal como lo dice Hudson, pero no me importa. Todo olía riquísimo y se veía apetecible que se me hizo agua la boca.

—Hudson esto huele muy bien.

—Espero que al probarlo te guste aún más, son chuletas de cordero a la menta acompañado de salsa yorkshire.

—Suena aún mejor, me encanta el cordero.

—Por eso lo preparare para ti nena, pruébalo y dime si soy o no un buen cocinero.

— Sin probarlo puedo asegurar que lo eres, pero está bien daré mi veredicto, aunque soy muy exigente, más que los jueces de Máster Chef.

Lo probé y en el momento en que el bocado tocó mi lengua, fue lo más glorioso que he probado en mucho tiempo, agridulce y un poco picoso, la textura de la carne es suave, estaba bien cocida, tal como me gusta, esto es delicioso.

Encontré al hombre perfecto. Inteligente, apuesto, fuerte, detallista, a parte un excelente chef ¿Qué más puedo pedir?

Gemí cerrando los ojos.

—Esto está delicioso Hudson —deje mis cubiertos y levante los pulgares —eres el mejor.

— ¿He cumplido sus expectativas señorita Miller?

—Absolutamente, maestro Hartley.

—Me alegra y alivia, bebé ogro, es difícil sorprenderte.

—Claro que no, siempre me sorprendes, eres el hombre del que no sé qué esperar, eres impredecible. A veces estas de buenas y otras veces me ignoras, así que muchas veces no sé qué esperar de ti, como ahora, que preparaste esta cena increíble sólo para mí, sin duda Hudson siempre me sorprenderás.