Dedicado a Perfelafa y forevercraisy
—Ha- ha- ce mu-mu- cho frío
— ¡Claro que hace frío estas empapada! Te dije que nos metiéramos al auto
—Va-vas a empezar de cas-cascarrabias, abuelito
— Deniss que voy hacer contigo. Mira, ni siquiera puedes hablar, estas temblando. Pásate al asiento de atrás, quítate la ropa y...
— ¡¿Qué?!
— ¡¿Que rayos está pasando por tu cabeza para que adoptes esa postura?! —tenía los brazos cruzados frente a mi pecho, algo me dice que me veo ridícula así — Oh... eres una pervertida Chipi — sonrió de lado y puso ojos pícaros —no era para eso pero ya que quieres...
— ¡Calla!...
—Podemos hacerlo rápido y...
— ¡Hudson!
Empezó a reírse a carcajadas, mientras yo me moría de vergüenza y seguía temblando como pollo recién nacido.
— ¡Hudson para!
—Lo siento nena, pero no hay momento que no me hagas reír, deberías ver tu cara es demasiado graciosa, me toca reírme de ti.
Tenía razón, mi actitud fue muy boba, fui muy mal pensada, que vergüenza ahora Hudson va a pensar que soy una mocosa pervertida y hormonal.
— Bueno ya... ya... pa...para con eso... Llévame a casa me estoy congelando
—No te llevará a tu casa, te llevare a mi departamento, está más cerca.
— ¡¿Qué?!
—No pienses nada malo pervertida...
—Hudson ya...
Seguía riéndose
—Lo siento por millonésima vez nena... pero te molestaré con esto por todas las veces que te has reído de mí.
—Tonto.
La saque la lengua y cruce los brazos mirando al frente.
— Venga bebé ogro, no vas a negar que tu mente sucia es muy graciosa
— ¡Hudson!
—Lo siento ahora has lo que te dije, pásate a la parte de atrás y quítate la ropa mojada y ponte mi suéter así no sentirás tanto frío y tampoco te enfermeras.
—Pero si me pongo tu suéter se me verá todo.
— ¿Mejor no crees? —levantó sus cejas y me miro de medio lado.
— ¿Vas a seguir con eso?
—Era sólo una broma gruñoncita y no sólo te pondrás mi suéter, sino también el pantalón... no... no... quiero que te enfermes.
El sentimiento que me albergó al ver su cara y escuchar su tono de voz preocupado, hizo que mi corazón se estremeciera y entendí por primera vez el significado de esa frase que tantas veces había leído en los libros, me sentía llena y plena, feliz y abrumada, como si mil emociones me golpearan.
— ¿Pero y tú?
— Yo estoy bien, mi ropa no se mojó tanto como la tuya y no me preguntes por que, ahora ve.
—Está bien, lo haré, pero no veas nada ¿okay?
— Lo prometo no veré nada.
—Pon tu rostro en el volante y no lo levantes.
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Sólo él ©
RomansaDeniss Miller esta por terminar su ultimo semestre en la universidad; sin dramas, sin problemas, solo terminar su carrera en Marketing y continuar con su crecimiento profesional. Hudson Hartley un hombre serio que siempre se conducía en estricto or...