three.

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                                "Harry."

Harry mira hacia arriba. "¿Sí?"

"Harry," Liam repite y suena realmente consternado. Alza sus cejas, su frente arrugándose por la preocupación y Harry parpadea lento en su dirección. "¿Cómo es posible que aún sigas vivo?" No entiende muy bien la pregunta en un principio, pero Liam hace todo lo que puede para explicarle. "Pudiste haber muerto por desnutrición y falta de agua. No es normal que estés tan bajo de peso, sobre todo para una persona de tu tamaño. ¿Ellos te alimentaban?"

Harry asiente.

Liam frunce el ceño. "¿Comías?"

Él niega con la cabeza un tanto avergonzado y perdido. Liam se apoya en el escritorio detrás de él, sus manos en los bordes y frunce más el ceño. Harry le explica, o al menos, lo intenta: "Ellos... Ellos ponían drogas experimentales en la comida." Dice, con cautela, tratando de no revelar demasiado. No puede decir nada acerca de su anomalía. "No—" Se aclara la garganta, mirando hacia sus pies descalzos. "Dejé de comer en cuanto me di cuenta de ello."

Después de haber seguido a los refugiados, Harry fue al único al que separaron del grupo por órdenes directas de los altos mandos, o sea, Niall, y había sido llevado a una habitación privada, junto con el médico de turno, Liam Payne. De mirada amable, manos gruesas y espalda ancha.

La habitación es blanca por completo, todo es pulcro y limpio y hay olor a alcohol, sólo hay una camilla en medio de la sala, un escritorio en la esquina izquierda, cerca de la puerta, y una foto. Eso es lo único que decora la habitación: la fotografía de Liam y un chico tomados de la mano, sonrientes. Harry trata de no mirar demasiado sus sonrisas y los colores y la felicidad

La felicidad es un concepto demasiado extraño en un mundo como este.

A Harry no le tomó por sorpresa que lo sacaran del grupo, en realidad, lo estaba esperando: es el más afectado dentro de los refugiados por su desnutrición —hay algunas otras cosas más, pero, no parecen ser la principal prioridad o eso le dijeron—. Por su rechazo a comer. Los demás, teóricamente hablando, están bien. Están dentro de lo estable. Aunque aún tienen secuelas por los electrochoques y por la tortura dentro de la base, entre otras cosas.

Liam inhala profundamente.

Sigue ahí, mirándolo y ahora hay un cuaderno en su mano. Tiene ojos de color miel y pelo castaño y Harry jura que nunca había visto tanta bondad en una mirada desde la muerte de su madre. De alguna manera, eso la hace sentir incómodo. Sin embargo, es como si fuera un niño otra vez, y su madre estuviera retándolo por no haber comido los vegetales a la hora de almuerzo. Se siente nostálgico. Todo el aura de la base lo hace sentir nostálgico.

"Bien," Liam dice y anota algo. Mira a Harry otra vez, y vuelve a escribir en el cuaderno. "Lo único que debes hacer ahora, es comer. La comida de acá no tiene drogas, así que no tienes que desconfiar. Empieza de a poco, tu estómago no está acostumbrado a recibir tanto de una sola vez, así que si lo fuerzas, terminarás vomitando. Si sientes algún malestar, o algo parecido, debes avisarme a mí. O alguno de los líderes." Parece reconsiderarlo por un momento, moviendo el cuaderno entre sus manos. Finalmente, lo deja sobre el escritorio y alza las cejas. "En realidad, le puedes avisar hasta a la cocinera. Pero avísale a alguien. No te quedes callado. ¿Bien?"

"Está bien," Harry respira, pasándose una mano por el cuello. Liam le da una última mirada, y se para, ya no apoyándose en el escritorio. Le da una sonrisa y asiente con la cabeza.

"Creo que eso es todo," dice, juntando sus manos. "Puedes retirarte, si lo deseas."

"En realidad," Harry suelta de repente, su mano aún en su cuello y casi puede sentir el pequeño chip-detector-de-mentiras incluso cuando está incrustado en el fondo de su piel. Quiere hablar, pero no puede decir nada y Liam lo mira con la paciencia grabada en las líneas de expresión de su rostro pálido.

Drop the game. [Larry Stylinson] [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora