eleven.

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                                             "Se supone que no tienes que estar aquí, Louis."

Niall ni siquiera ha levantado la vista de sus papeles y ya lo está echando. Louis trata con todas sus fuerzas de mantener sus comentarios ácidos para sí mismo, porque él es un hombre de una misión y no quiere tener más problemas de los que ya tiene.

Después de que Harry le contara en lujo de detalles y le mostrara cada uno de sus dibujos acerca de lo que iba a pasar, estuvieron discutiendo un poco más de media hora qué debían decirle a Niall, y lo más importante: si debían decírselo. Louis sabía con certeza que Niall tenía un punto ciego en cuanto a su hermano respectaba y, a pesar de que no lo culpaba porque él haría lo mismo si estuviera en su lugar, habían decisiones que se necesitaban tomar con cierta neutralidad; sobre todo si vienen del líder.

No puedes poner el corazón antes que la lógica. Alguien le había dicho una vez por ahí.

Pero ahora, viendo a Niall tan ocupado con sus hojas desordenadas sobre la mesa de la sala de conferencias, una arruga entre sus cejas gracias a la concentración y sus hombros tensos, encorvados por las horas que, probablemente, había estado tratando de unir puntos y solucionar problemas, Louis empieza a pensar que no sería una buena idea decirle algo a Niall, cualquier cosa.

No obstante, él está aquí por Harry.

Harry, quien no ha dicho una palabra desde que entró y casi está escondido detrás del cuerpo de Louis doblando los dibujos entre sus manos sudorosas. Louis sabe que no hace un gran trabajo ocultándose de Niall, menos cuando está detrás de él. Pero no dice nada, sólo mira un poco hacia arriba, Harry devolviéndole la mirada y Louis asiente y le sonríe lo mejor que puede, sin mostrar los dientes; como tratando de decir que todo saldrá bien, que se las arreglarán, que este es sólo un inconveniente pero que tiene solución.

Louis no sabe si también está tratando de convencerse a sí mismo.

"Tenemos algo que decirte, Niall," en cuanto Louis pronuncia la palabra en plural, Niall levanta la cabeza, casi como si hubiese escuchado un disparo y los mira, su cara impasible.

"Siento romper las reglas al traer a Louis aquí, cuando dijiste que no podía," Harry se disculpa, balbuceando y Louis casi quiere darle un golpe en el brazo por disculparse por algo así. Sobre todo, si se trata de él. Harry nunca debería disculparse por lo que Louis hace o no. Louis frunce el ceño, pero Harry continúa, tan solemne como él es: "No sabía a quién más decirle."

La expresión en la cara de Niall cambia a una de completo terror, sólo por una fracción de segundo antes de que se esté recomponiendo. Si Louis no lo conociera tan bien, no se habría dado cuenta. Pero los años pesan entre ellos, y ese pequeño gesto no pasó desapercibido. Toma asiento en la cabecera de la mesa, como siempre, y les indica a ambos que se sienten delante de él. Si Niall se va a desmayar por lo que sea que Harry le vaya a decir, es mejor que todos estén sentados, Louis piensa.

Toman asiento en un silencio que Louis no soporta y mira a Harry de soslayo, quien tiene una arruga en la frente, preocupación escrita en toda su cara. No sabe si nota todo eso porque él sabe leer bien a las personas, o porque simplemente Harry es un libro abierto en cuanto se refiere a mostrar las emociones por gestos faciales, para cualquier otra cosa, Harry es un baúl cerrado bajo siete llaves y resguardado por el mismo Hades. Un sitio al que Louis no puede entrar, y espera tener la oportunidad de hacerlo en algún momento.

"No soy una persona que dice esto a menudo, pero..." Niall comienza, quitándose las gafas, mirándolos con ojos azules intensos. "Me pone nervioso tanto misterio ¿Qué pasa?"

Drop the game. [Larry Stylinson] [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora