Es el desierto. O algo parecido a ello.
No hay gente por ningún lado, sólo hay cerros con diferentes tonalidades de café, el sol se está ocultando al este y tiñe el cielo de colores naranjas, morados, celestes y, finalmente, azul. Los cerros adquieren una tonalidad anaranjada y, a medida que el sol baja, el desierto empieza a oscurecer.
No hay gente, pero Harry puede ver un helicóptero que levanta tierra con sus astas que aún están en movimiento, el sonido de éstas casi haciendo eco por todo el lugar. Harry entrecierra los ojos para ver más allá de la tierra que se eleva del suelo, y observa avanzar a chicos vestidos de negros, armas en sus hombros, pasos decididos y descubre que son de La Alianza.
No es tan difícil reconocerlos ahora, sobre todo cuando vivió con ellos más tiempo de lo que puede recordar. Sus uniformes son tan familiares para él en este punto, al igual que sus armas y su manera de actuar bajo cualquier circunstancia. Espaldas rectas: engreídos y orgullosos.
Harry está a una distancia prudente de ellos, viendo difícilmente a través de la tierra, y sabe con certeza que ellos no lo pueden ver, pero, de todas maneras, se siente más que expuesto al no tener ningún lugar donde refugiarse.
A pesar del pequeño terror que se instala en la boca de su estómago de forma permanente, trata de descubrir lo que está pasando justo frente a él. Porque, al final, para eso está ahí.
Puede divisar que los de La Alianza llevan alrededor de siete personas, presionando sus armas contra sus espaldas, el frío metal del arma chocando con la tela suave de la ropa de las personas, sus brazos están amarrados a la altura de sus espaldas bajas y sus cabezas están cubiertas por bolsas de tela negra, caminando a ciegas; bajo gritos e insultos.
Uno de los soldados está gritando algo en un idioma que Harry no logra comprender, pero suena como español, pero el soldado pronuncia demasiado las 'r' y las 's' suenan demasiado forzadas y Harry entiende que ese no es su idioma natal.
Están en el desierto de atacama, lo sabe con certeza. Es árido, seco e incluso es mucho más caluroso que antes de que la guerra empezara; no se parece en nada al desierto del Sahara o, incluso, a alguno de los desiertos de Texas. Y, a pesar de que oscurecerá pronto y que el frío empezará a hacerse presente, Harry casi puede sentir el calor irradiar del suelo.
El soldado da más órdenes. Harry capta palabras cortas, concisas, un poco pesadas del poco español que pudo aprender de sus visiones y por estar con soldados hispanos. 'Infiltrados', 'traición' y 'matarlos'.
Los soldados asienten, gritando más insultos —porque los soldados de La Alianza nunca han aprendido a ser callados o a decir cosas que valgan la pena (y sentirse superiores los anima a continuar a hacerlo)—. Colocan a los prisioneros de guerra de rodillas con movimientos bruscos, pesados, inhumanos, dándole la espalda al helicóptero. A lo lejos, el sol está dando sus últimos destellos de luz antes de que la noche caiga sobre los cerros.
Harry mira todo con cautela y curiosidad mientras el tiempo parece estar suspendido por unos segundos, no sabe quién dará el siguiente paso, no sabe si alguno de los prisioneros intentará salir corriendo o si uno de los soldados lo golpeará un poco antes de proceder.
En cuanto a sus visiones, siempre son cosas diferentes, pero tienen un patrón. Por lo general, ve a los líderes haciendo planes, ve a los visionarios en un solo escenario, pero haciendo y entrando a un rescate de diferentes maneras —justo como había sido su rescate— y veía el ataque a las personas. Sin embargo, sólo veía el caos y los cadáveres, nunca el proceso de matanza.
Siempre llegaba al final o al principio, pero nunca a la mitad de la historia.
Ahora, algo es diferente y Harry no está seguro de lo que es o si le va a gustar.
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Drop the game. [Larry Stylinson] [AU]
Fanfiction"Cuando el mundo está sometido en el caos, gracias a que tres súper potencias, llamados La Alianza, se juntaron para destruirlo y cuando el grupo de visionarios capaz de detenerlo cuenta con menos recursos de los que creían posibles, sólo hay una pe...