thirteen.

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Harry no puede levantarse, incluso aunque lo intente.

Está tirado en el suelo del gimnasio, y podría no sentir las piernas o alguna otra parte de su cuerpo. No puede precisarlo, sin embargo, se siente entumecido, agotado, y si se marea de vez en cuando, no tiene por qué decírselo a nadie. No obstante, también quiere comer un gran trozo de pastel y beber un litro de agua. Lo que hará más tarde, eso es seguro.

Sin embargo, fue ahí, en el momento exacto en el que Louis lo tacleó, donde Harry está seguro de que haberle devuelto su lugar en el gimnasio, fue una mala idea. Con Perrie era sencillo, ella sólo le ayudaba a sacar músculos y le enseñaba estrategias de autodefensa, además de enseñarle a evitar que su oponente se metiera en su mente y lo desconcentrara mientras estaban en plena pelea.

Pero, Louis...

"Hey. ¿Estás bien?" Louis se ve preocupado, puede deducirlo por la manera en la que aparece en el campo visual de Harry, su rostro ensombrecido tenuemente por la bombilla sobre su cabeza. Podría ser un ángel y Harry realmente está muerto y todo lo que conoce no son, nada más, que recuerdos del pasado. Aunque... "Harry, en serio, ¿estás bien?"

Harry asiente cuando logra decirle a su cerebro que emita algún movimiento, no quiere preocupar a nadie y tampoco quiere parecer un débil —incluso aunque lo sea, hay cosas que uno prefiere guardarse para sí mismo y Harry, ciertamente, tiene un poco de dignidad.

Louis le da una mirada no muy convencida, pero se echa hacia atrás después de escanear su rostro. Harry lo siente sentarse frente a él, sus movimientos fluidos y calculados, casi elegantes; todavía en el suelo, mirando el techo lleno de bombillas fluorescentes, Harry se pregunta si todas las personas tuvieron que pasar por este entrenamiento, y si es así, wow. Tendría que preguntarle a alguien, más tarde, cómo lograron sobrevivir.

"Sí, Louis. Estoy bien." Harry dice, finalmente, cuando encuentra su voz; un notable desfase de minutos pasando entre ellos, si Louis se da cuenta, no dice nada. Está agradecido al notar que, al menos, sus cuerdas vocales siguen intactas al dolor. Harry cree que es la única cosa que no ha sufrido gracias a Louis.

Louis suelta una risita ante su respuesta tardía. "No lo parece."

Harry rueda los ojos y con un suspiro, intenta sentarse con un millar de muecas reinando en su rostro. En cuanto lo logra, deja sus manos vendadas sobre sus rodillas, sus piernas estiradas para elongar y evitar los futuros calambres, aprovechando ahora que su cuerpo sigue caliente por el trabajo. Louis está frente a él, sus piernas juntas, tratando de tocar con la punta de sus dedos, la punta de sus zapatillas. Su cabeza está entre sus brazos, su espalda tensa. Es increíblemente elástico y Harry está levemente asombrado. Él a penas puede tocar sus tobillos.

El sudor corre por la espalda de Harry, por su frente y otros lugares que no creía posible. Le duele un poco la costilla y la espalda baja, sin contar el hecho de que sus músculos tiran y queman gracias a todo el esfuerzo de su trabajo físico y realmente ansía una ducha. Quizá, dos. Puede que tres, sólo para estar seguros de que el sudor se ha ido por completo junto con el dolor. Sin embargo, fuera de todas sus quejas de novato, realmente se siente bien, o al menos, mucho mejor que cuando empezó. Se siente útil, a pesar de que no ha ido al campo de batalla aún; se siente ocupado. Y no se siente tanto como alguien que sólo ve el futuro y que no tiene nada más que aportar.

Cuando Louis volvió al cargo de entrenador del gimnasio, las cosas cambiaron rotundamente, en comparación cuando Perrie estaba al mando.

Uno de los más notorios cambios es que los entrenamientos son mucho más bruscos y duros que con Perrie —y no es que Perrie sea una mala instructora o sea una persona débil; para ser alguien tan menudita (a ojos de Harry) tiene una fuerza increíble— sino que Perrie, es más estratega, según su opinión —según Louis, Perrie se mueve más por sentimientos que por la razón, pero cada uno tiene sus propias impresiones de las personas —: dejando la fuerza bruta de lado por un momento hasta que la estrategia esté en cada rincón de tu mente. Louis, en cambio, se preocupa de la fuerza, de los reflejos, de los golpes, y después que hayan dominado cada uno de sus requisitos en esas disciplinas, vienen los juegos mentales y las estrategias.

Drop the game. [Larry Stylinson] [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora