Capítulo 7:

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Ni siquiera sabía cómo me había conseguido dormir, si se podía llamar dormir a lo poco que cerré los ojos antes de que las pesadillas viniesen a mi subconsciente despertándome de golpe llenando mi cuerpo de pánico. Mis despertares eran tan escandalosos que uno de ellos hizo que Stephen, quien había ido a dormir a otra habitación viniese apresurado a donde me encontraba, tranquilizándome. Quizá ese abrazo lo recibí mejor que ningún otro ya que su intención no era de las mejores.

Pasé mi mano derecha por el rostro desapareciendo así las ultimas gotas de sueño, miré con cansancio la habitación antes de que mi atención recayese en él cuerpo que dormía sobre el diván algo incómodo. Tomé las sabanas en las que yo había dormido quitándolas de la cama acercándome a él, le tapé con cuidado antes de abrir las puertas del armario viendo que una parte estaba llena de ropa masculina mientras que la otra estaba a rebosar de femenina; vestidos, blusas, mallas, camisetas y pantalones con estampados florados y colores pastel. Le miré de reojo antes de tomar una camiseta suya de color negro yendo al baño.

Me desvestí del camisón que llevaba colocándome la renda que había tomado, la dejé en el cesto de la ropa sucia antes de salir abriendo la puerta con cuidado. Caminé por el pasillo hacia las escaleras yendo a la cocina. Busqué con torpeza por toda esta algo de carne, necesitaba carne para poder vivir, tenía hambre.

- Lupus potum. - Leí al encontrar una botella negra, debía contener quizá litro y medio o litro de la sustancia que había dentro. La abrí tomando una copa que había encontrado antes, de seguro que es una especie de alcohol. Los lobos eran conocidos por sus fuertes licores en la amplia gama de la alimentación. Él licor era de color carmesí y su textura parecía muy suelta por lo que debía ser de buena calidad. Llevé la copa a mis labios rozándolos antes de que una mano me arrebatase la copa. Lo miré extrañada.

- No bebas jamás eso. - Su mandíbula estaba apretada viéndome con cuidado como si buscase alguna rareza en mi. - Al parecer no tomaste nada.

- Ella quizá no, pero tú tampoco volverás a beber nada. - Mi vista se fijó en la puerta viendo a Nix con un cuchillo y sangre sobre su ropa, la cual era una camiseta mucho más grande que ella. - ¿Sabes lo que realmente pasó hace unos días? Que mi hermana se cabreó de tal manera que sus poderes tomaron el control así que gracias a ti está a un paso más para que sus poderes terminen consumando su alma. Y al parecer yo debo encargarme de todos los estorbos que hacen que nuestras vidas estén en peligro. - Se abalanzó contra Stephen tratando de clavar él cuchillo en su pecho, aunque al parecer el trataba de hacer toda la fuerza posible para pararla y no hacerle daño a la vez.

- Nix para. - Tiré de su hombro para apartarla, pero no pude así que tomé la mano donde sujetaba él cuchillo rozando con mis dedos la piel de él.

Sentí un líquido recorrer mi garganta, pero pronto desapareció, volvió a aparecer mucho más fuerte y asqueroso llenando mi boca causando que me alejara tomando con una mano mi estómago y con la otra mi garganta. Lo que salió de mi boca fue agua, mucha agua hasta que caí de rodillas sin fuerza viendo como de mi cavidad bucal también caían varios pedazos de papel trayendo más agua hasta que unas manos grandes tomaron las mías sintiendo su aliento en mi cuello tirando mi cuerpo hacia atrás antes de tomar mi rostro.

- Sh. - Su aliento era caliente y su voz tranquilizadora mientras apretaba más mi cuerpo viendo como los espasmos volvían. - Haz algo maldita sea, tomó Trago de lobo*, debes hacer algo o morirá. - Gruñó hacia Nix la cual nos miraba con su entrecejo arrugado. Balbuceó varias palabras viéndome antes de irse de mi campo de visión. - Vuelve aquí maldita asquerosa bruja, tu hermana se está muriendo. - Su voz era temblorosa y desgarrante mientras me sujetaba más fuerte tirando de mi cuerpo. - Tranquila, estoy aquí mi bruja. - Acarició mi pelo tratando de que dejara de temblar.

- Mist. - Titubeé, antes de volver a sentir él agua recorriendo mi garganta originando que volviese a colocar mis manos sobre el cuello y que él sujetase más fuerte mi cadera derecha mientras la otra mano caía desde mi rostro a mis manos.

- Me gusta neblina. - Dejó su cabeza sobre la mía sintiendo como mi cuerpo comenzaba de nuevo a comportase de forma normal, él se tensó tirando de mi rostro para que pudiese verle o quizá él a mí. Sus ojos se veían distintos a antes, la cólera no existía ni él vacío. Era una mezcla extraña la que podía ver a través de sus oscuras pupilas.



Trago de lobo*: bebida alcohólica que solo la raza de los hombres lobos pueden ingerir sin ser un veneno. Sus síntomas pueden ser variados.

Atada al AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora