Capítulo #2: Primer día de clases.

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La alarma sonó y yo gruñí. La apagué, o bueno, eso intenté, porque me caí de la cama. Era muy temprano. Solté un quejido y abrí los ojos. Al principio tarde en recordar que ya no estaba más en mi vieja habitación, pero luego me acordé que estaba en Nueva York. ¡Y ESE ERA MI PRIMER DÍA DE INSTITUTO!

Apagué la alarma y me metí en el baño. Me bañé, peiné y me colqué la ropa interior. Abrí el armario y me vestí con unos shorts de jean azules. Así solía ir a mi antiguo colegio en Inglaterra. Era cómodo, y más para los días como hoy, que hacía tanto calor. Me puse una blusa azul y unas converse. Tomé mi mochila negra, un cuaderno y una cartuchera con unas lapiceras. Suspiré y bajé. Estaba lista para mi primer día de escuela.

—Buenos días –saludé a mamá, dejando la mochila en una silla a mi lado- ¿Cómo estás?

—Buenos días, Kate, estoy bien, gracias –saludó ella, dejando una taza de café en frente mío y unas tostadas, a lo que yo empecé a comer-. Tu padre se fue hace un rato. Y Chris también, no quería llegar tarde a su primer día de universidad.

Con mamá desayunamos, ella terminando antes que yo.

—Bien, ahora me iré a trabajar, ¿sí? –dijo, besando mi cabeza-. No quiero llegar tarde, ten un buen día.

—Gracias, mamá –agradecí, sonriendo-. Tú igual.

Ella se fue y yo me quedé diez minutos, terminando de desayunar. Tomé mi mochila, algo de dinero y salí de la casa. Recordaba que tenía que caminar sólo cinco cuadras hasta el colegio, no era lejos por suerte. La caminata fue agradable, el clima ayudaba bastante. El barrio era lujoso, muchas casas de diferentes tamaños y colores. Aquello me gustaba, era diferente a Londres, donde la mayoría de las casas eran iguales. Iba escuchando música en el camino, Red Hot Chilli Peppers.

Una vez que llegué me quede boquiabierta al ver al colegio al que iba asistir. El instituto Thompson era enorme. Más grande que al que iba en Londres. Tenía 3 pisos, un campo de deportes estaba a la vista, al igual que un estacionamiento y un parque enorme. Creía recordar que papá me había dicho que también había un teatro y una piscina. De afuera parecía aquellos institutos hermosos que se ven en las películas, bien llamativo.

Me pareció extraño que no haya muchos alumnos. ¿Habría llegado tarde?

Decidí preocuparme por eso más tarde y entré en el colegio. Por suerte fue muy fácil encontrar la secretaría, donde tenía que buscar mis horarios y casillero. Cuando entré, la señora que estaba detrás del escritorio, levantó la mirada.

—Tú debes ser la chica nueva dijo con un sonrisa, la cual devolví.

— ¿He llegado tarde? –pregunté e hice una mueca. No me agradaba mucho ese pensamiento.

—No, de hecho, has llegado media hora antes -me dijo, sin dejar de sonreír-. Bien, aquí están tus horarios y el número de tu casillero. Ten un muy buen día. Para llegar tendrás que seguir los carteles, es fácil.

—Muchas gracias -le dije, dándome media vuelta y saliendo de allí.

Comencé a buscar mi casillero a medida que miraba el colegio. Era muy hermoso. Cuando lo encontré, lo abrí con la clave que me dieron. No tenía nada que dejar, excepto una remera y un pantalón de repuesto, ya que uno nunca sabía que podía pasar. Lo cerré y el chico del casillero de al lado me sonrió. Él era alto, cabello castaño claro y ojos café.

—Soy Nathaniel -se presentó, estirando su mano para que yo la estreche.

—Katerina -me presenté yo, estrechando su mano.

—Bienvenida a la secundaria Thompson, Katerina dijo, sonriéndome y cerrando su casillero-. Me gusta tu acento, ¿de dónde eres?

—Inglaterra... -respondí, sonrojada-. Y gracias...

Mi Primer AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora