Capítulo #23; Una fiesta más a la lista.

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Dos semanas ya habían pasado desde que Zack me había besado. Dos semanas desde que Aaron había tocado el timbre de mi casa. Dos semanas desde que me había prometido a mí misma que no pensaría más en Aaron, que decidí que no lo quería más en mi vida. Dos semanas en las que sólo había comido lo suficiente y hablado poco y nada con mi familia.

Estaba en mi habitación con Sally y Sarah, escuchando música, mientras esperábamos a Nate y Zack que habían ido a comprar unas pizzas y helado. Yo estaba acostada en mi cama, con Sarah a mi lado. Sally, por su parte, estaba observando por la ventana a mi hermano, quien estaba haciendo ejercicio con sus amigos, mientras movía las caderas al ritmo de la música.

El celular de Sarah sonó, ella lo tomó. Yo arrugué la frente. Sally dejó de observar a Chris.

— ¡Oh! ¡Genial! -exclamó Sarah, sonriendo y sentándose-. Hoy hay una fiesta. Debemos ir.

— ¿Una fiesta? -pregunté, dirigiéndome a ella con la mirada-. ¿Dónde?

—No te va a gustar mucho la idea... -dijo, haciendo una mueca. A lo que Sally nos miró, curiosa-. Es en lo de Louis.

Nos miramos unos segundos y yo me encogí de hombros.

—Vamos, si es que ustedes quieren -dije, para luego sentarme-. ¿Puedes cambiar ésta canción, Sally?

—De acuerdo... -dijo ella, mientras cambiaba de canción-. Pero... ¿estás segura de querer ir? Digo, sabes que estará Aaron, ¿cierto?

—Si. Lo sé, chicas -contesté y suspiré-. Pero no dejaré de divertirme porque él esté allí. Además, si me lo encuentro, sólo me iré a donde no esté.

—Bien, de acuerdo -festejó Sarah, mientras aplaudía-. Ahora cuando vengan los chicos les diremos...

— ¿Qué nos dirán? -preguntó Nate, al momento que ambos entraban a mi habitación con la comida- ¿Qué han hecho ésta vez?

—Nada malo, Nate -dijo Sally, riendo-. Kat, cuéntales las buenas noticias.

—Bueno, chicos... -dije, mientras ellos se sentaban y acomodaban las cosas-. Hoy iremos a una fiesta, en la casa de Louis.

—Pero Kat... -empezó Zack, a lo que yo lo interrumpí.

—Lo sé, lo sé -lo corté, y me encogí de hombros-. Estará Aaron. Pero no importa. Ya lo he superado.

Aquello último lo dije rápido y todos me miraron. Sin disimulo. Sus rostros demostraban lo sorprendidos que estaban. Lo había estado pensando hace unos días. Yo tenía que superar a Aaron, dejar de pensar en él, empezar una vida nueva. Ser feliz con otra persona. O sola, me daba igual. Era una adolescente y tenía derecho a divertirme. No iba a estar sola en mi casa llorando por un chico.

Lo había superado.

O al menos eso es lo que esperaba.

***

La fiesta había empezado hace una hora, pero nosotros recién llegábamos a la puerta. La casa estaba abarrotada de adolescentes, alcohol y música. Nate, Sally, Sarah, Zack y yo, nos dirigimos al jardín de la casa. Había menos personas allí y se podía caminar tranquilamente. Comenzamos a bailar y a tomar un poco de cerveza. La música era buena y bailable, lo cual nos ponía eufóricos a todos. Nos estábamos divirtiendo.

Nate y Sarah se habían separado de nosotros luego de media hora, por lo cual los habíamos perdido de vista. Zack había encontrado a una chica, quién me parecía agradable, por lo tanto nos quedamos sólo Sally y yo bailando.

Mi hermano y ella estaban saliendo hacía ya unas semanas, así que ella evitaba a todos los chicos y chicas.

Luego de una hora de bailar, las dos nos cansamos, así que nos sentamos en unas sillas que había cerca de nosotras. Ella comenzó a contarme sobre cuánto le gustaba mi hermano y que le ponía contenta que yo hubiera aceptado la relación. Obviamente, ella no sabía todo lo que me había pasado a mí con mis relaciones amorosas y amistades, pero entendía que ella esté feliz. Yo siempre aceptaría que mi hermano salga con quien quiera, si él era feliz, ¿Quién era yo para decirle que no?

Cuando estaba por preguntarle algo sobre la última cita con él, alguien tocó mi hombro. Sally se quedó callada y yo me di vuelta. Aaron estaba allí parado, tan hermoso como siempre. Yo estaba por volverme para hablar con Sally, cuando él dijo:

—Por favor, Katerina -pidió y me miró a los ojos-. Tenemos que hablar. Necesitamos hablar.

—Yo... -empecé, pero Sally me interrumpió.

—Ve, Kat -me dijo y asintió-. Es lo mejor para ti, y lo sabes.

Suspiré y asentí. Yo me paré y seguí a Aaron. Si íbamos a hablar, íbamos a hablar en privado. Nos adentramos en la casa de Louis y entramos a lo que yo supuse que era la oficina de alguien. Él cerró la puerta, suspiró y se giró a mirarme. Sabía que ninguno estaba borracho, que los dos estábamos muy conscientes de lo que estaba pasando. No podía permitirme hablar con él alcoholizada, no sabía que es lo que podría llegar a decir. O lo que podría llegar a hacer.

—Entonces... –empecé a decir, nerviosa. Él se había quedado callado por un rato- ¿Qué es lo que querías decirme?

—Primero que nada, lo siento muchísimo -me dijo, al igual que hace días atrás-. En serio, necesito que me perdones, Katerina. Aunque... ni yo me perdonaría. No lo merezco. Pero no puedo dejar de pensar en ti. Te extraño y muchísimo. Más de lo que pensé que alguna vez podría extrañar a alguien.

—Muy bien -dije y me mordí el labio inferior-. Yo... creo que puedo perdonar lo que me has hecho, pero nunca podríamos volver a estar juntos y creo que eso lo sabes. ¿Cómo puedo volver a confiar en ti luego de todo esto? ¿Cómo sé que no me estás mintiendo en este momento?

—Porque es lo único en lo que alguna vez te he mentido -me respondió-. La verdad es que nunca quise mentirte, ¿tú crees que fue fácil para mí también enterarme que mis padres me habían comprometido con una completa extraña? No te conocía, Katerina. Por eso te quise conocer desde el día uno. Quería al menos casarme con una persona de la cual no hacía falta que ame, sino al menos quererla como una amiga. Pero me enamoré locamente de ti, con tu personalidad, acento, tu belleza, tu risa y tus palabras. No podía creer lo que pasaba, no me obligaron a amarte, Katerina, pero estoy aquí, amándote cada día más, extrañándote cada día más. Extrañando tus caricias, tus abrazos, tus besos, tu voz... ¿Me dirás que no me extrañas? ¿Qué no me amas más?

—Aaron yo... -observé como lágrimas caían por sus mejillas y como cada vez su voz se rompía cuando decía una palabra más-. Yo no te extraño, no te amo. No puedo hacerlo. Yo...

No dije nada más y salí corriendo de allí. Noté como Nate me observó salir de la casa y como me seguía. Me abrazó y yo comencé a llorar.

—Sh... tranquila, Katie Kat... -dijo y acarició mi espalda-. Vamos a mi casa, hablemos, ¿te parece?

Yo asentí y ambos nos subimos a su auto. Él envió algo por su celular y arrancó. Iba a ser una larga noche.

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Capítulo editado el 05/07/2020.

Mi Primer AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora