Capítulo #7: Fiestas estilo Nueva York.

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Estábamos hacía unos diez minutos ya viajando. En el auto de Chris íbamos Sally, Sarah, él y yo. Los amigos de Chris se habían ido en su propio auto. La noche era calurosa y era agradable.

—Es aquí a dos cuadras, señoritas -dijo mi hermano, estacionando el auto-. Recuerden que yo las llevo a casa.

Yo me bajé del auto, seguida por Sarah y Sally. Todd y Kenneth llegaron unos minutos después. Caminamos las dos cuadras que faltaban para llegar a la casa del amigo de Aaron y observé la casa. Estaba nerviosa. Suspiré y miré a las chicas. La casa desbordaba gente. Había música y ya había borrachos. Se notaba que no sabían tomar. Entramos y vimos a un montón de chicos bailando, apretujados. Había humo y olor a cigarrillo.

—Vamos a buscar a Nate y a Zack -dijo Sarah, mientras pasábamos entre las personas-. Dijeron que nos esperarían en el patio.

Sally y yo asentimos y nos alejamos de mi hermano y sus amigos. Las tres pasamos por entre la gente, hasta lograr salir. En el patio, la gente seguía de fiesta. Buscamos a Zack y Nate, sin éxito. El lugar estaba lleno. Era muy complicado encontrarlos.

— ¡Allí están! –exclamó Sally, señalando a los chicos, quienes estaban sentados en un banco- ¡Vamos!

Sonreí, junto con Sarah, y nos dirigimos a ellos. Ambos tenían puesta una camisa y unos pantalones cortos. Se levantaron, en cuanto nos acercamos a ellos, con una sonrisa.

— ¡Kat, Sally! –nos saludó Nate al vernos, al ver a Sarah noté tragar saliva-. S... Sarah...

—Hola, Nate -saludamos Sally y yo a la vez.

—S... Sarah... Estás... -la observó y la miró a los ojos-. Wow...

Yo le guiñé un ojo a Sarah y los dos se pusieron a hablar. En realidad, Nate balbuceaba. Me giré para mirar a Zack, quien me estaba sonriendo.

—Kat -me saludó él-. Estás hermosa.

—Hola, Zack... -lo saludé y me sonrojé levemente-. Gr... Gracias...

— ¡Por todos los Dioses! –exclamó Sally y rodó los ojos- ¿Por qué están todos malditamente enamorados?

Aquella frase provocó que yo me ría. Sabía que Sally lo decía en chiste, pero sin embargo, miré de reojo a Zack, quien no me dejaba de sonreír.

— ¿Por qué no vamos a buscar algo de tomar? –les pregunté a ambos-. Me parece que Sarah y Nate están un poco ocupados.

Los tres los miramos unos segundos; estaban hablando, Sarah intentaba convencerlo de algo. Sally y Zack asintieron. Nos abrimos paso entre las parejas que se besaban y nos acercamos a la barra. Para nuestra suerte, no tardamos mucho para que nos atiendan.

— ¿Qué quieren? –nos preguntó el chico que estaba atendiendo la barra.

— ¿Están todos de acuerdo con el tequila? –preguntó Sally, a lo que Zack y yo asentimos-. Entonces, tres tequilas serán.

El chico se dio vuelta y fue a buscar las bebidas. Yo estaba a punto de decir algo, cuando sentí que alguien tomaba mi cintura.

—Pero mira quien llegó... -susurró alguien, quien reconocí como Aaron en mi oído-. Estás hermosa, Katerina.

—Mm... gracias, Aaron -dije dándome la vuelta para observarlo.

Aquella había sido una excelente idea. Aaron estaba observándome, con una sonrisa. Tenía puesta una camisa negra, que le hacía contraste con su piel y unos jeans. Su sonrisa, hermosa, como desde el primer día que lo conocí. Estaba un poco transpirado, por el calor que hacía allí dentro y una luz blanca lo iluminó, dándome la oportunidad de mirarlo un poco mejor.

Mi Primer AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora