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Ciel recogido aquella pequeña foto. La imagen estaba perforada por la mitad justo separando ambas personas que salían "que cruel" pensaba mientras unía con sus dedos los bordes levantados descubriendo ambas personas. Salía él, parecía un poco enojado pero estaba sonrojado y el hombre que se alojó en la casa abrazado a él por detrás parecía feliz, vestido Ciel con una camisa aparentemente del otro, le estaba grande y el hombre vestido como mayordomo inmaculado.
Ciel se quedó helado, millones de sentimientos cruzaban el corazón del menor y los recuerdos bloqueados volvieron como si realmente los hubiera vivido él.
- Sebastián - Con voz quebrada y entrecortada caía al suelo retorciéndose sobre sí mismo y sujetándose la cabeza con fuerza mientras gritaba. Undertaker corrió hasta él intentando ayudarlo, pero repentinamente dejó de gritar y quedó alarmantemente quieto.

"Ambos estaban desnudos en la cama Sebastián acariciaba dulcemente las piernas del menor, lo miraba con delicia - Ciel estas adorable cuando súplicas sexo - Ciel acariciaba el miembro del mayor con lasciva
- Yo no suplico nada, eres muy engreído - Ciel beso el cuello del mayor con ternura y quedo unos segundos haciendo una marca en la nívea piel del otro
- No lo intentes más, todavía estás dolido de la última vez - Sebastián acariciaba las dolidas caderas del de Ciel y este se acurruco contra el mayor en sus brazos protectores.
- ¿Que somos Sebastián? - Ciel se hundía más en el mayor intentando ocultar su miedo
- A juzgar por el comportamiento d- el menor lo cortó enojado
- No me vengas con tecnicismos - dio un pequeño golpe en el pecho del mayor que hizo sonreír a este y abrazo al menor cálidamente
- Como nunca antes lo he sentido no sabría decirle si es amor, pero siento que tu eres lo mas importante y sin ti mi existencia no tendría sentido - Dejo un pequeño beso en la cabeza del menor - Creo que somos amantes o pareja, eso ya depende de ti - Ciel quedó mirando al mayor con sus enormes ojos azules sonreía y se había sonrojado, quizás fue por sentirse querido que dejó escapar aquella imagen tan sumisa e indefensa. Por primera vez como un libro abierto podía ver lo feliz que se sentía por aquella confesión. - Por favor, no vuelvas a mostrarte así de indefenso ante nadie. No quisiera tener que matar a nadie por mirarte más de lo debido - Sebastián alzó la cara del menor mirándolo a los ojos
- No seas tonto - Ciel apartó la cara y la aplastó contra un almohadón
- Aunque no comprendo la afinidad de los humanos por las fotografías, me preguntaba si podría tener una suya ... "

Undertaker comprobaba las constantes vitales del menor arrodillado a su vera, tan preocupado que no noto como se cernía sobre él un colérico demonio.
- ¿Qué has hecho? - una voz profunda y colérica impropia del demonio se cernía tras él y Undertaker ni se inmutó
- Absolutamente nada, para tu calma no lo he tocado, quizás está recordando - la socarrona voz del mayor se quebraba conforme hablaba el dolor se hacía visible en su rostro
- No necesito un niño que no me corresponde, no es el Ciel que era. Se aferró a ti sin preguntar nada, simplemente confío en ti - a pesar de las duras palabras del demonio su voz estaba cargada de dolor y rencor
- Se aferró a mi porque yo disfracé la verdad para que lo hiciera - una triste sonrisa se perfiló en su rostro - hehehe lo hizo con fuerza porque cuando no tienes nada si alguien te tiende una mano en la oscuridad te aferras a ella... Además yo tenía tantas ganas como el de aferrarme a algo, tenía tanto miedo de perderlo otra vez...
- Tsk estúpido sentimentalismo humano - Undertaker lanzó una mirada triste al menor y le acarició la mejilla con el dorso de la mano como si fuera una rosa marchita y no quisiera romper sus quebradizos pétalos
- Antes de desplomarse... Para mi dolor... Susurro tu nombre - hizo una pausa frotándose los ojos - parecía buscarte - se giró para ver como el demonio en todo el esplendor de su forma demoniaca quedaba petrificado, la espesa niebla negra que rodeaba su ser que apenas dejaba ver más que sus relucientes ojos rojos, confirmaba que él había sido el asesino serial, se había vuelto fuerte. Sus ojos carmesíes relucían en la niebla al principio amenazantes ahora entre atónito y maravillado - Al antiguo Ciel le hubiera desgarrado que lo abandones, y el nuevo Ciel no es tan fuerte como el anterior, este no tuvo un salvador. Seguramente se quebrara otra vez, dejando de comer y aislandose de nuevo... - Quedó mirando al otro, a pesar de ser un demonio realmente fuerte tener sentimientos era algo inédito en su raza y lo hacían débil a ese tipo de situaciones. Undertaker no podía verlo pero juraría que estaba intentando controlarse para no arrodillarse a socorrer al menor - Para ser un demonio, un ser supuestamente sin sentimientos y solo poder verte los ojos pareces haber quedado afligido.
- Tsk - Adoptó forma humana - Si no me recordó antes que lo iba a hacer recordar ahora - Era extraño como Undertaker intentaba animar al demonio para ir a por el niño, pero el solo pensaba en el primer encuentro con él. El primer dia que lo reencontró, como lloraba sentado en un rincón, desconsolado y como tuvo que mover los hilos para conseguir que viviese lo más lejos posible de la supuesta familia que decía haberlo protegido y que no lo hizo. Para que viviese en la casa de un pariente fallecido y el tiempo que le costó confiar en cualquier ser otra vez...no quería volver a verlo así de roto aun si eso significaba separarse él
- Porque se que yo no era lo que él buscaba, podía verlo en su mirada, podía notarlo en sus movimientos - Se levantó del suelo sujetando al menor en brazos y quitando la polvorientas colcha y almohadas tumbaba al menor - Me abrazaba anhelando quererme, deseando hacerlo... - Beso los labios del menor escuchando un chasquido de advertencia del otro - Quería besarlo aunque fuera solo una vez - reía un poco nervioso, Sebastián ahora estaba sobrado de fuerzas para matarlo
- Nnnnn... - Ciel despertaba lentamente alzando sus manos cogió las muñecas de ambos cada uno se hallaban a los lados y estiró de ellos suavemente.

Kuroshitsuji : EtéreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora