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Undertaker estaba tan nervioso como el menor, si conseguía convencerlo y el menor dejaba de buscar respuestas jamás recordaría el incendio y por siguiente al demonio. Estaba nervioso por si Ciel solo se estaba perdiendo en los brazos de quien lo había encontrado, por si solo quería que lo sacaran de ese enorme agujero emocional en el que se hallaba, si aun así no lo amaba y solo buscaba salvación Undertaker lo aceptaría así pues el si lo amaba y mientras tuviera su la certeza de su vida estaría tranquilo.
- y... ¿Me querías de verdad? - Undertaker salía de sus pensamientos para ver un Ciel que luchaba por no llorar, el menor se entregaría a él porque la carga que ha llevado es demasiada para tan pocos años y necesitaba alguien que lo apoyara y Undertaker solo abrazo al menor, intentando tranquilizarlo acariciaba su espalda totalmente esquelética
- Claro que te quiero, si no ¿te habría esperado?


¿Pudiera ser que ese era el final feliz tan esperado por el peliblanco?


Sebastián estaba sufriendo la falta de alimento durante tanto tiempo y no había sido capaz de hacer frente a Undertaker. Por eso a modo de tortura estaba intentando zafarse de las sotobas mientras Undertaker enredaba en los recuerdos y sentimientos de Ciel. En un gran esfuerzo consiguió liberar una mano con la que pudo quitar las otras tres sotobas, con dificultad llegaba hasta la ventana solo para ver como Undertaker abrazaba al menor aparentemente feliz. ¿Cómo había podido pasar esto? Sebastián primero sintió una enorme tristeza y después una sed de sangre que hacía tiempo había perdido, partió rumbo a Londres decidido a, por lo menos, aplacar su hambre ya que Ciel parece ya no sería suyo.

"Más de 25 prostitutas y 50 gigolos en apenas un mes, esta cifra desorbitada de muertes parece ser provocada por una sola persona. El asesino ya nombrado serial busca prostitutas y gigolos con cuerpos andróginos de ojos azules. Parecen crímenes pasionales pues aparecen con el corazón, los labios y los genitales arrancados después de ser violados s-" Undertaker apago la radio mientras hacía huevos con beicon para el desayuno, su pijama era largo , ancho y gris, cubriendo cada centímetro de piel, además su pelo recogido en coleta baja le daban un aspecto de andar por casa que el menor parecía aceptar muy bien lo suficientemente normal para que Ciel lo dejase pasar las noches en la misma habitación que él. El peliblanco sabia perfectamente de quien hablaban las noticias, Sebastián llevaba un mes, desde aquel día sin aparecer por la casa y Undertaker había dicho al menor que su "invitado" se había marchado y este lo creyó, igual que vino se fue.
Ciel bajo somnoliento las escaleras, había comenzado a aceptar comer parte de la comida que le preparaba a si que su esquelético cuerpo comenzaba a ganar peso y recuperar la salud que el propio menor le había negado. Ciel se abrazó al otro por detrás hundido su cara en la espalda
- Buenos días - Ciel se recostaba sobre el mayor en un gesto cariñoso
- Buenos días Ciel - Undertaker estaba tranquilo y relajado por primera vez en muchos años había conseguido la atención del menor. Colocó el desayuno sobre la mesa de la pequeña cocina campera y sentó al menor en su regazo. - Hoy estás muy mimoso - Ciel se sonrojo y aparto la mirada tímidamente, se estaba mostrando bastante indefenso, faceta que con el Conde no habría podido ver.
- Cállate estúpido - Ciel miró el plato un tanto desanimado - Siempre haces mucho...
- No es mucho es que tu comes muy poco - río un poco perfilando con su dedo la marcada clavícula del menor
- No hagas eso - Ciel comenzaba a comer un jugando un poco con la comida y Undertaker hizo lo propio - Dijiste... - Parecía un poco inseguro - Dijiste que eras "algo así como inmortal" ¿que significa eso? - el otro quedó un momento pensativo
- Supongo que puedo contártelo, antes ya lo sabias - Undertaker beso la mejilla del menor - Soy un shinigami
- ¿Qué es eso? - Ciel continuó comiendo su desayuno , pero la curiosidad lo venció y giró un poco a mirar al otro
- Es un dios de la muerte, los shinigamis recogen el alma y los recuerdos de los muertos - Ciel escuchaba atento, tenía un millón de preguntas y se reflejaban en su mirada
- Dijiste que fui asesinado ¿como?
- Por un demonio, un demonio te asesino - intentó que su voz no sonase muy dolida pero Ciel se dio cuenta
- Pe... Perdón... Suena todo tan irreal... - Medio terminó su plato y se levantó - perdón - Ciel subió las escaleras corriendo, al poco bajó cambiado dispuesto a salir con los caballos.
Undertaker hizo lo mismo y para cuando salió el menor había sacado el carro y ya había enganchado los caballos dispuesto a marcharse
- ¿Donde vas? - Undertaker se subió al carro de un salto y Ciel comenzó a mover los caballos
- A la mansión, voy a traer algunas cosas - ciel parecía emocionado con la idea de explorar la mansión
- ¿vas a saquear tu propia mansión? - la voz de Undertaker sonaba burlona
- No realmente, solo voy a curiosear y traer algunas cosas que me llamaron la atención... - Señaló un baúl que traía en la parte de atrás del carro
- Nunca habría pensado que aprenderías a hacer tantas cosas, en el pasado eras bastante dependiente - Undertaker rió burlón
- ¿dependiente?
- Tu mayordomo-kun ...- Quedó blanco recordando el demonio, había sufrido para evitarlo - ...Tanaka-san incluso te vestía y bañaba hehehe - río un poco nervioso
- Qué poco práctico - Ciel realmente parecía no recordar nada y si seguía confiando en las palabras de Undertaker tampoco lo haría.
Llegaron a la mansión tranquilos, entre charlas mundanas que Undertaker acababa dando toques escabrosos para entretener al menor.
Aparentemente por fuera estaba igual que siempre pero algo parecía haber cambiado. Ciel entró como siempre por las caballerizas, Undertaker lo seguía de cerca. Subieron hasta la habitación principal, ambos ignoraron el extraño ambiente y recogían algunas cosas. Mientras rebuscaba un cajón de la mesita una extraña corriente de aire arrastro algo hasta sus pies. Una fotografía diminuta destrozada que hizo dar un vuelco al corazón del menor.

Kuroshitsuji : EtéreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora