Rondaba un gélido día de diciembre en el que el joven Conde de la mansión Phantomhive lucia especialmente decaido. El nunca había destacado por ser un niño especialmente jovial, pero a las puertas de su décimo cuarto cumpleaños parecía haber tocado fondo. En todo el día no abrió las puertas de la mansión, apenas comió y únicamente se sentaba cerca de la ventana observando nevar con aire melancólico.
- Bocchan, ¿desea algo más? - Sebastián el perfecto mayordomo ofrecía una bandeja con Té y pastas varias que Ciel coloco en una mesita cercana sin mucho entusiasmo
- No, puedes retirarte Sebastián - su mirada azulina se perdía entre el gélido mar de esponjosos copos del exterior apenas iluminados por la luna llena
- ¿Ocurrió algo bocchan? Le recuerdo que puedo ofrecerle apoyo emocional - Sebastián se reverencio
- Es una estupidez Sebastián algo que un ser privado de inteligencia emocional como tu no entendería y consideraría banal - Ciel derivó su mirada asta el mayor. En la expresión de Ciel no aparentaba decaído, sin embargo cada sílaba parecía costosa de pronunciar como si algo se lo impidiese.
El mayordomo ignoró la fluctuación en la voz del niño en ese momento y salió del cuarto.Sebastián caminaba por el pasillo malhumorado, por primera vez en su existencia sentía cosas que no podía explicar. "Un demonio no puede sentir estas cosas" se repetía pero ver asi al menor desencadenaba un extraño sentimiento desagradable e incluso un inesperado impulso de seguir insistiendo asta averiguar el motivo de pesadumbre del menor. En poco tiempo se encontraba en la puerta de la cocina y justo antes de entrar quedó parado escuchando la conversión del interior entre Mey-Rin y Bardroy
- ¿Has visto a bocchan hoy ? Parece estar triste - Mey-Rin hablaba preocupada mientras limpiaba los platos
- Lo he visto a través de la ventana, es normal que lo esté es un niño y este es un día especial para los niños, debería ser un día feliz... - Bardroy ayudaba a secar la vajilla
- Es su cumpleaños, es muy triste que un niño este sólo este día y además el aniversario de la muerte de sus padres, debe sentirse muy solo sólo...Además su carácter es malo como para intentar hacer algo por él.
- ¿Eso crees Mey-Rin? Parecía tan decaído...
Sebastián sentía un extraño malestar ante aquellas palabras que lo dejaron impactando. ¿Qué eran todos esos extraños sentires que comenzaban a interferir con su día a día? Cogió un trozo de pastel y subió al cuarto disfrazado sus sentires de deberes de mayordomo pues su orgullo no le permitia admitir lo inquieto que se sentía. Se detuvo un momento frente a la puerta y después llamó.
- Adelante - Claramente su voz parecía rota y al entrar pudo divisar su inespresividad inpropia a pesar de ser normalmente altanero parecía extrañamente dócil
- Bocchan ¿esta seguro que no le sucede nada? - Sebastián comenzaba a tener que reprimir algunos sentimientos e impulsos para poder hablar con el menor y eso le molestaba.
Todo aquello empezó el día que acudió a su llamado del niño, el día que un niño tuvo la fuerza, la voluntad y la frialdad para invocar un demonio. Lo primero que Sebastián sintió fue curiosidad ¿Que empujó un niño tan pequeño hasta ese nivel de desesperación? Con el tiempo esa curiosidad en fascinación ese niño tratando desesperadamente de ser un adulto ... Un niño roto, débil, enfermizo, indefenso... Tan tierno tratando de ser lo que no era. Fingiendo ser adulto, fingiendo ser fuerte cuándo en realidad solo era un niño al que la realidad le había arrebatado la felicidad. El momento en el que la fascinación se convirtió en una necesidad irrefrenable de estar a su lado, confortarlo y protegerlo no lo sabría definir, aunque el sentir más difícil de controlar era el deseo que cada vez que veía ese delicado cuerpo y difícil carácter lo consumía, cada vez que estaba lo suficientemente cerca como para oler su dulce fragancia. Recientemente había comenzado a reír las sarcasticas bomas del mayordomo, su sonrisa era dulce delicada y efímera, descontrolvaba los instintos del mayor.
- No seas tedioso Sebastián, estoy bien ¿no lo ves?
- No me refiero físicamente bocchan, lo veo decaído
- Eso no te concierne - Ciel centro si mirada en Sebastián y por un segundo pareció afligida.
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Kuroshitsuji : Etéreo
FanfictionQuien le diría en que entonces que su final feliz no existe y que en medio del ritual de conversión de humano a demonio el menor murió de una manera cruel, desangrado. La vida de Ciel escapó inevitablemente de su cuerpo dejando a Sebastián sentado...