Capítulo VI : La carta

39 8 0
                                    

"El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad." Victor Hugo.

Ari abrió la enorme caja. Dentro encontró un vestido pequeño, probablemente para una niña de seis años. No era un vestido normal, parecía de época, de esos que salen en las películas. No era un disfraz, puesto que la tela era muy suave y demasiado buena. Lo dejó con cuidado encima de su cama y volvió a la caja.

Se sorprendió al encontrar su caja de música. Creía que la había perdido. A su lado, había otra cajita dorada muy bonita, con las iniciales de su madre gravadas. La abrió y, entre las joyas que había encontró una carta.

La cogió con cuidado, como si en cualquier momento pudiera romperse. Tenía miedo de leer, pues eran las últimas palabras de su madre, sus últimos deseos. Leyó su nombre en letras doradas, "Para Lucinda Áriel, de mamá".«Qué extraño» pensó « No sabia que tenía dos nombres» . La abrió con cuidado y la leyó

«Queridísima Ari,

Si estás leyendo esta carta quiere decir que, por algún motivo, no estoy a tu lado, que no he podido celebrar contigo tu dieciocho cumpleaños y lo más importante, que, por tu seguridad, te han borrado la memoria.

Por favor, no te asustes, se fuerte y sigue leyendo esta carta, es muy importante.

Te han aplicado un hechizo para borrar parte de tu memoria y para reemplazar algunos recuerdos y eso significa que tu vida corre un gran peligro. Todo esto te estará pareciendo extraño, pero debes confiar en mí y en tí misma. Sé que lograrás volver a ser quien eras. Voy a explicártelo todo desde el principio.

Nosotras no somos de aquí, no pertenecemos a la Tierra. Venimos de un planeta llamado Onirit que está bastante lejos. Nuestro planeta está unido a otro, llamado Oronum. Aunque no pueden existir el uno sin el otro, son completamente diferentes, incluso se podría decir que son opuestos.

Por increíble que parezca, en Onirit y Oronum habitaban los personajes de los cuentos que se leen a los niños, "La bella durmiente", "Pinocho", "Peter Pan"... Todos los cuentos que hayas podido leer existen, son muy reales.

Nosotras somos descendientes de algunos de estos personajes y vivimos en Onirit, como todos los descendientes de personajes bondadosos.Los familiares de los villanos, viven en Oronum, un planeta muy sombrío.

Vivimos en un castillo, en una ciudad llamada Morphus que es la capital de nuestro planeta. Venimos de grandes familias de príncipes y reyes. Una de nuestras antepasadas es Blancanieves, que fue elegida entre todos los habitantes para que ella y sus descendientes reinaran en Onirit.

Ahora yo soy la reina y tú eres la princesa. No te llamas Ariel Swanlay, eres Lucinda Ariel Snowhite. Cuando sea seguro, volverás a Onirit y serás coronada reina.

La causa de que tú vivas en la Tierra y probablemente de que yo haya muerto es una guerra que han iniciado los villanos para invadir nuestro planeta.

Afortunadamente, los guardianes del sueño, los soldados que nos protegen, han conseguido mantenerte viva, pero han utilizado, como última opción y para mantener tu seguridad, una pócima que te ha hecho olvidarlo todo.

En la caja que te he dejado tienes varias cartas y objetos que te pertenecieron y que pueden ayudarte. También te he dejado el Libro, guárdalo bien y que nadie lo descubra, es muy importante.

Busca a John Pan, era un gran amigo tuyo de Onirit, si él no te puede ayudar a recordar, te será muy difícil recuperar tu memoria.

Me hubiese gustado explicarte todo esto en persona y créeme, si no estoy aquí ahora es por una muy buena razón. Pase lo que pase, quiero que sepas que todo le que he hecho y lo que haré es por Onirit, pero sobretodo por ti. Espero que algún día podamos volver a estar juntas, pero hasta entonces, cuida de nuestro planeta y sobretodo, cuídate a ti misma.

Te quiere, mamá.»

No podía creerlo. Sus últimas palabras eran una completa locura. Aquello no existía, «Mi madre estaba loca y por eso ha escrito esto» se intentó convencer. Onirit, esta extraña palabra ya la había oído antes, en uno de sus sueños. Ari creyó que ella se estaba volviendo loca, igual que su madre. devolvió la carta al joyero y cuando iba a guardarlo en la caja, vio un viejo y extraño libro. Tenía una inscripción en letras doradas, donde se leía: "Solo una Seshat podrá descubrir lo que este libro encierra". Lo abrió y se sorprendió al encontrar las páginas vacías. 

Encontró también algunas cartas bastante arrugadas. Cogió una con un papel bastante sucio donde había escrito con una letra muy desordenada y grande: " Ya he terminado. Te espero en nuestra roca. Te quiere, tu pajarito."

Luego observó una extraña carta que parecía haber sido recompuesta después de que alguien la rompiera en pequeños pedacitos. Reconoció su letra en ese papel << Es imposible>> pensó <<No recuerdo haber escrito una carta como esta>> Confundida, empezó a leer la carta:

" Mi padre quiere casarme con un príncipe de Oronum para evitar la guerra entre los dos mundos. Se con absoluta certeza que eso no arreglará las cosas y me aterra pensar que él también y que aun así está dispuesto a sacrificar a su única hija por nada. Sólo de pensar en las torturas que debe tener preparadas ese monstruo se me ponen los pelos de punta. No sé porqué te estoy contando esto justamente ahora, con mi padre aporreando la puerta de mi habitación. Lo que quiero decirte con esta carta es que estoy dispuesta a huir contigo, irnos a un lugar dónde no nos encontrarán jamás y poder vivir felices, como hablamos el otro día en el bosque. Por favor, dime que sí y pronto, no voy a poder aguantar mucho más. Te quiere, tu princesita."

_____________________

—Ya son las nueve, pronto apagarán las luces. —me informa el doctor mirando su reloj. —Será mejor que lo dejemos para mañana.

— De acuerdo. — le digo mientras me levanto de la silla. — Que tenga felices sueños, Arthur. — salgo sin esperar la respuesta. 

La enfermera que me vigila me acompaña hasta mi celda y cierra la puerta con llave. Unos minutos después las luces se apagan. Busco con las manos en la mesilla de noche la linterna que conseguí coger de la conserjería cuando la recepcionista no estaba.

La enciendo y saco el papel que siempre llevo en el bolsillo. En él reconozco la letra de mi madre, nunca podré agradecérselo lo suficiente. Lo miro durante un rato. Hasta ahora no me he atrevido a usarlo, temo que hayan crecido tanto que no les reconozca. Pero necesito verlos. Por fin me decido y leo en voz alta:"  Y  la reina desterrada pudo ver,a través de este papel, a sus hijos crecer."

Las letras empiezan a brillar. Poco a poco se va formando una imagen. Puedo reconocer mi lujosa habitación, con mi cama hecha y todo como la había dejado aquel día. La imagen cambia, mostrándome la cuna de Dafne. Está dormida, con su chupete favorito y con Lulu, su perrito de peluche. Tal y como me imaginaba, se parece mucho a su padre. Su pelo negro, su nariz, su boca. Lo único que se asemeja a mí son sus ojos, uno ámbar y uno azul. Daría lo que fuera por verlos de nuevo.

Después de unos minutos, la imagen vuelve a cambiar y esta vez me muestra a John. Mi pequeño siempre ha sido muy travieso. Por eso no me extraña verlo todavía despierto, jugando con su coche de juguete, dentro de la cuna. Él no se parece en absolutamente nada a mí. Es idéntico a su padre. Incluso sus hermosos ojos azules. La rabia me inunda. ¿Porqué tiene que parecerse tanto? ¿Por qué tuvieron que secuestrarle? Si él hubiese estado allí, podría ver a mi niño con otros ojos, no lo hubiera apartado de mí. Las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas. «Lo siento» pienso «Ahora ya no puedo remediar todo lo que no hice. Pero te prometo que cuando vuelva va a ser distinto.»

El papel vuelve a brillar y las letras aparecen de nuevo. Apago la linterna y me tumbo en la cama, aferrándome a él. 


OniritDonde viven las historias. Descúbrelo ahora