Mi nombre es Miliana pero todos me llaman Mili. Soy la hija de Afrodita, diosa del amor. Mi padre es un humano normal que vive en la tierra junto a mi hermano. Mi hermano vive en la tierra porque el, al contrario que yo, no a heredado los poderes de mi madre. En el Olimpo no existen institutos sólo "colegios" donde te explican por encima lo básico.
Mis amigas son semi diosas ya que por estos tiempos los humanos odian a los dioses (desconozco la razón). Melo es la hija de Vulcano, dios del fuego y los volcanes. Melo es atrevida y muy rebelde pero una vez la conoces es un amor. Mis otras dos amigas son Selene y Iris. Selene y Iris son diosas al completo. Sus padres son Área y Atenea, dioses de la guerra. Selene es más burra y actúa sin pensar mientras que Iris es más callada y muy lista además de que juntas son insuperables.Mi madre me informó de que había sido aceptada en un instituto de la tierra. Al día siguiente me vestí con un vestido rojo de obertura corazón en la espalda combinado con un gorro negro, botines negros y medias de corazones. Una vez estaba lista salí de mi casa directa a la parada de bus donde me recogería un autobús para ir directa al instituto. A lo lejos, en la parada, vi la silueta de lo que era un chica alto de pelo moreno y ojos verdes hermosos. Llevaba una sudadera azul marino y unos vaqueros negros. Parecía tener mi edad. Era el primer chico de mi edad dios que había conocido. Normalmente nos separaban de los chicos, de ahí que mis amigas sean todas chicas.
Me acerque lentamente a el y le pregunte tímidamente
-Hola, tu también vas al instituto de la tierra?-
-Si, mi nombre es Diego. Soy hijo de Adonis- dijo mientras me dirigía una tierna sonrisa.
Lo único que sabía de Adonis es que era un dios hermoso y joven. Si bien el chico no era muy hermoso físicamente su comportamiento era enternecedor, casi me podría haber enamorado ahí mismo.
-Yo soy Miliana, llámame Mili. Soy hija de Afrodita- me presente yo.
El chico me miró algo atónito y luego seguimos hablando tranquilamente.
Unos minutos más tarde llegó el autobús. Al fondo vi a Melo, Selene y Iris pero no me pude acercar a ellas de forma que me senté junto a Diego.
Antes de llegar al instituto el autobús paró para recoger a un chico de pelo blanco y piel brillante. Sus ojos eran de un azul cristalino, parecido al azul del agua que se podía ver tras el. El chico se sentó frente nosotros y comenzó a hablar como si nada con Diego. Tras hablar unos segundos con su amigo se dio cuenta de mi presencia.
-Hey hola! Soy Christian hijo de Poseidón- dijo tendiendo su mano.
-Miliana, hija de Afrodita- respondí estrechando su mano. Christian nos miró a mi y a Diego hasta que finalmente dijo
-Es tu novia?- preguntó con cara de que esperaba que su amigo negara su pregunta.
-No, sólo es una chica que acabó de conocer- dijo nervioso Diego.
Christian parecía aliviado, acaso no le gustaba la idea de que su amigo tuviera novia? Seguimos hablando los tres. Christian parecía algo bromista con Diego y Diego parecía estar siempre en problemas asi que de vez en cuando saltaba a defender a Diego.
Cuando llegamos al instituto nos presentamos a nuestra clase. No parecían muy majos es más. Un grupo de chicas se acercó a mi y me dijo
-Tu, aquí las que mandamos somos nosotras así que no te acerques a Manuel, portate bien y tendrás un curso tranquilo si no...- dijo la rubia.
Sonó el timbre para ir al merendar. Unpoderes
de pelo marrón y fría mirada no paraba de mirarme entre clase y clase, temía que fuese por culpa de alguno de los poderes heredados de mi madre. Lo que más ganas tengo es de encontrar a mi amor verdadero que por mucho que sea semi diosa no le afecten lo más mínimo mis poderes.
Cuando salí de clase mirando a ese chico, las chicas de antes me tiraron su refresco en la cara y dijeron
-Te advierto tontita, no mires a Manuel o te prometo que te haré la vida imposible- dijo en tono amenazante la pelirroja. En ese grupo había una rubia, una pelirroja y una peliazul. Ya sabía quien era ese que me miraba, Manuel el chico popular entre todas las chicas.
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Hijos De Dioses
Romance- Porque luchas, es inútil.- gruñía ella. - Porque no puedo permitir que mates a quienes amo. Ellos son mi familia y los salvaré aunque eso signifique morir en el intento.