Encerrados

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Cap. 10 Encerrados

Disclaimer: Inuyasha no es mío, los personajes aquí utilizados son de Rumiko Takahashi

Advertencia: Posibles faltas ortográficas que se me escapen.

- A quien le llamas infantil, infantil? – pregunto Sesshomaru mientras se acercaba a ella

- A ti te llamo infantil, infantil- dijo mientras se acercaba a el también

Para cuando se dieron cuenta ya estaban completamente solos y con una nota pegada a la puerta que decía "Esto lo hacemos por su bien, volveremos en dos días, deben arreglar sus diferencias. - Izayoi" y una posdata al final que decía "Sesshomaru deja de ser idiota" escrita por Inu no Taisho.

Era enserio? Ambos se preguntaron, no es que se odiaran ni nada por el estilo pero las últimas semanas no habían sido las mejores, ignoraban la presencia del otro y era claro que no quieran estar juntos en un mismo lugar o eso demostraban, revisaron toda la casa, ventanas y puertas y nada, todo estaba cerrado o si no, no había forma de salir. Era un plan muy bien elaborado, no había falla, tanto Kagome como Sesshomaru tenían cosas pendientes que como buen plan ya habían sido solucionadas por el señor Taisho y su esposa, solo faltaba que ellos dos arreglaran sus diferencias, pero cómo? Si uno era orgulloso el otro lo era mucho más.

Kagome al ver que no había salida suspiró resignada, no había más nada que hacer aparte de esperar que en dos días fuesen recogidos, se recordó que tenía un libro que quería leer en la cartera pero que por la falta de tiempo no había podido, así que tomó asiento en uno de los sofás y comenzó a leerlo. En el trascurso de su lectura se detenía para mirar de reojo al peliplateado, que siempre estaba mirando hacia un punto vacío o al menos eso pensaba ella.

Mientras que nuestro peliplateado tenía la mente hecha un caos, miraba de vez en cuando a la única persona que se había atrevido a retarlo, la misma persona que después penetró en su vida, la misma persona a le gustaba su compañía y la misma persona a la que sacó de su vida después de decirle que nunca se enamorara de él, pero esa persona era mismísima persona que se había colado en lo más profundo de su ser y recién ahora se daba cuenta, analizándola se dio cuenta de la hermosura de mujer que tenía a sus ojos, una hermosa mujer con un fuerte carácter y como si fuese llamado, apareció.

- En serio tengo que pasarme estos días encerrada con Don Cubito de hielo? – pensó en voz alta mientras cerraba el libro y se recostada

- Don Cubito de hielo te está escuchando – dijo mientras se levantaba del otro sillón

- Da igual – dijo mientras lo imitaba para dar una vuelta por la villa

- Por lo menos no soy un infantil – dijo en cuestión de burla sin saber que estaba firmando su propia sentencia de muerte. La pelinegra que estaba caminando con la intención de alejarse se detuvo en seco en silencio hasta que la bomba estalló.

- Enserio a mí me estas llamando infantil Señor Taisho? – mientras iba hablando se iba acercando al peliplateado – yo soy la infantil que me olvido de que tengo una madre que se preocupada por mí? De que existe alguien más a parte de mí? De que no le interesa en lo absoluto lo que otros piensen, sí, yo soy la infantil que en vez de alegrarme porque alguien me regala algo hago lo contrario, esa que va por ahí diciendo "Nunca te enamores de mi" – dijo tratando de imitar su voz, ya estaba a centímetros de el- quien te crees que eres? Si tienes muchas chicas que caen a tus pies déjame decirte que yo no soy igual a ellas y mucho menos estoy interesada en enamorarme en ningún Taisho – dijo mientras hundía un dedo en el pecho del peliplateado a la vez que hablaba. El peliplateado estaba sorprendido por la reacción de la pelinegra, sabía que tenía un carácter fuerte pero nunca lo imagino así.

El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora