El collar

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Capítulo 7 El Collar

Disclaimer: Inuyasha no es mío, los personajes aquí utilizados son de Rumiko Takahashi

Advertencia: Posibles faltas ortográficas que se me escapan.

- Iremos a la oficina

Luego de haber terminado de desayunar nuestra pelinegra fue a la habitación, se colocó unos jeans, zapatos bajitos, una blusa y tomó su chaqueta para ir a la cocina donde estaría Sesshomaru esperándola.

- Ya estoy lista

- Hmmp- añadió para salir del apartamento

"Tan comunicativo que eres" dijo Kagome para luego seguirlo.

El camino transcurrió en silencio, él manejando mientras ella miraba el ambiente, definitivamente saldría a conocer esa gran ciudad. Cuando el auto se detuvo pudo ver un gran edificio con el apellido "Taisho", Sesshomaru entró seguido de Kagome, las que trabajan ahí al verla comenzaron a murmurar pero una mirada penetrante del peli plateado las hizo callar.

Subieron a un ascensor que los llevaría al piso más alto- la oficina de Sesshomaru- al salir del ascensor los recibió la secretaria del mayor.

- Señor Taisho, el joven Okami lo está esperando en su oficina también los empresarios de la sucursal número 3 le enviaron los documentos que necesitaba....

Y así continuó la secretaria dándole datos de documentos recibidos, llamadas reuniones etc., mientras se dirigían a la oficina, desde ahí arriba se podía ver todo a tus pies – típico de Sesshomaru- al entrar a la oficina ahí estaba el joven Koga dando vueltas en la silla del mayor que al darse cuenta de que había llegado se le acercó

- Sesshy

- No me digas así – dijo mientras lo fulminaba con la mirada

- Es que me gusta decirte así – dijo mientras sonreía, se detuvo al escuchar una pequeña risa – Kagome, no me había dado cuenta que estabas ahí, como has estado? Este te ha tratado bien?

- A quien le llamas este?

- Etto... He estado bien

- Que bueno, toma asiento- Sesshomaru lo fulmino con la mirada, se habían criado prácticamente juntos pero nunca logró intimidarlo, al contrario este siempre le hacía bromas o lo molestaba.

– Sesshomaru, que bueno que trajiste a Kagome - Los tres tomaron asiento y la pelinegra se sorprendió al ver el cambio en el joven Koga, parecía otra persona al hablar tan serio.

- A mí? – Dijo nerviosa la pelinegra

- Si, quería hablar contigo para ver cuando podías ya empezar las practicas

- Cuanto usted quiera, cuanto antes mejor.

- Ayy no me digas usted, no soy viejo como Sesshy – el Peliplateado solo le dedicó una mirada fría mientras a la pelinegra le caía una gota estilo anime, se podía ver lo irritado que estaba el mayor.

- Esta bien, cuando tú quieras- dijo mientras sonreía

- Bien, pues a partir de mañana empiezas tienes la bata y todo lo necesario?

- No, iba a comprar todo al llegar aquí

- Pues qué esperas? Vamos te acompañaré

- No- interrumpió el peli plateado que no había dicho palabra desde que llegaron- yo la acompañaré, es mi responsabilidad – dijo mientras se paraba de su asiento,

Koga se quedó pensativo por un momento mientras se acercaba al peli plateado por encima del escritorio – Enserio? Por quien lo haces? Por Izayoi o por ella? – dijo susurrando a lo que el mayor solo frunció el ceño después de haber dicho esto Koga aceptó, se despidió de Kagome diciéndole que la esperaría mañana temprano y se marchó.

Momentos después Kagome y Sesshomaru partieron al centro comercial, ahí se pasaron toda la tarde comprando las cosas que la pelinegra necesitaría, al terminar se sentaron en una heladería a comer.

- Déjame pagar por lo menos el helado.

- No dejaré que una mujer pague por lo que compro o como

- Espérame aquí- dijo mientras dejaba el helado sobre la mesa y salía corriendo

La pelinegra se dirigió a una pequeña tienda en la que había visto algo que le gustó mucho, lo compró y volvió a dónde estaba el peli plateado

- Aquí tienes- dijo mientras le pasaba una cajita color morado- no fuiste tú que lo compraste, así que acéptalo, por favor- el plateado abrió la pequeña caja y no pudo evitar esconder una reacción de sorpresa, había una pequeña cadena con una luna negra como dije (como la de su frente)

- Vámonos – dijo mientras se paraba de repente y comenzaba a recoger las bolsas con lo que habían comprado. La pelinegra solo asintió y lo siguió.

Todo el camino fue igual, en silencio, pero un silencio a diferencia de los demás, incomodo. Al llegar subieron al apartamento, Sesshomaru dejó las bolsas sobre el mueble y salió del apartamento sin decir nada. Bajó al parqueo, subió al vehículo mientras marcaba a Jaken y salió como alma lleva el diablo.

Mientras que Kagome aún estaba sorprendida por la reacción de Sesshomaru, acaso tan malo era querer ser buena con él? Después de pensar mucho tomó un baño, organizó todo lo que Sesshomaru había comprado para ella, preparó un sándwich y se sentó en el mueble a esperar a ver si llegaba el peli plateado.

La mañana siguiente sintió como alguien la llamaba, se había quedado dormida esperándolo.

- Joven Koga? Que hace aquí?

- Vine a buscarte, no logré comunicarme con Sesshomaru y ya es algo tarde

- Que hora es?

- Son las 10 de la mañana

- Ah – dijo sin ánimos

- Pasó algo con Sesshomaru?

- No lo sé, ayer me llevó a comprar todo pero cuando le regale algo se enojó conmigo, me trajo y salió, no lo he visto más

- Ahh, no le hagas caso, a veces se le cruzan los cables. Ahora ve a prepararte, recuerda que hoy empiezas – luego se quedó medio pensativo

- Sii – dijo mientras salía corriendo a prepararse.

Momentos después ya lista, preparó el almuerzo y luego de comer, ambos salieron en dirección a la Clínica Okami.

Al llegar quedó totalmente sorprendida era casi del tamaño del edificio Taisho, definitivamente que esos chicos pensaban en grande. Se pasaron todo el día recorriendo las diferentes áreas del lugar pero definitivamente la que más le gustó fue el área de perinatología donde estaban los recién nacidos. Conoció a una enfermera muy dulce llamada Rin que trabajaba en esa área y a muchos más del personal. Todos eran muy amigables.

Ya eran las 10 de la noche e iban de camino al apartamento. Al llegar Koga recibió una llamada y no pudo acompañarla hasta el pent-house así que se despidieron en el parqueo, él se marchó y ella subió hasta el que era ahora su casa. Al entrar vio que todo estaba vacío, Sesshomaru no había llegado, así que tomó un baño, preparo algo y salió al balcón a tomar un poco de aire fresco.

Desde ahí se podía ver la gran ciudad a tus pies y la luna estaba en cuarto menguante, tal como el collar, la luna siempre le recordaba a él desde que lo conoció, fría, solitaria pero hermosa a la vez. Salió de sus pensamientos para dirigirse hacia su habitación y cuando miró a su derecha ahí estaba el, a unos pasos de ella, mirándola como la primera vez.

El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora