Seis años antes.
"Me voy esta noche, juro que no aguanto más."
Vanessa hablaba entre dientes, un hábito que tenía cuando estaba nerviosa.
Tomó la maleta, al parecer necesitaba más cosas de las que creía, puesto que le fue difícil bajarla de la cama. El viento azotaba afuera, una rama golpeaba la ventana y negros nubarrones surcaban el cielo. Mientras las hojas secas eran arrastradas por el viento, la pequeña pelirroja se dedicó a sacar algunos productos de belleza de la maleta, después siguió con algunas prendas de ropa, intentando aligerar su equipaje.Pasaba ya de media noche, cuando se asomó al pasillo. Desierto.
Con mucho cuidado de no hacer ruido, caminó hasta la escalera, frente a ésta, estaba la oficina de su padre, la luz seguía encendida, pero conociéndolo, el hombre estaría dormido con la cabeza apoyada en el escritorio y una botella de licor abierta.
Vanessa comenzó a bajar uno por uno los escalones, pero de pronto la maleta se estrelló contra el barandal, haciendo que este sonará estrepitosamente, de inmediato la luz del pasillo se encendió.—¿Vanessa?— Rogelio estaba en la parte superior de la escalera. La chica con resignación contesto.
— Aquí.— el hombre fijo su vista en la chica, después en la maleta y acto seguido comenzó a gritar.
— ¡¿A DONDE DEMONIOS CREES QUE VAS?!
— ¡Lo más lejos posible!— ¡Regresa en este instante!
— ¡ NO QUIERO!— La chica soltó la maleta y comenzó a subir lentamente los escalones.— Estoy harta de ti, de tu alcoholismo y tu maldito trabajo.— ¿mi trabajo?
— Desde que mi madre murió no he sido más que un adorno para ti, estoy cansada de que no me prestes atención.
— Tienes todo lo que quieres...
— No, Licenciado Arce, está muy equivocado— la joven era apenas más alta que un árbol pequeño, frente a su padre aún parecía una niña, a pesar de tener 17 años.— En diez años lo único que he recibido de ti es una tarjeta de crédito por cada fecha importante, escúchame bien, hago esto por que no soporto estar aquí ¡me largo por que no soporto tu indiferencia!
— ¡MALAGRADECIDA!— el hombre le soltó una cachetada.
— ¡Vaya!— Vanessa puso una mano sobre su mejilla— la primera vez que me haces caso en años, la primera vez que me tocas y es para golpearme.— Rogelio abrió los ojos de par en par.
— Hija, pequeña... por favor, perdóname.
La chica comenzó a bajar las escaleras a toda prisa, dejando en su carrera la maleta. Al alcanzar la puerta grito: — ¡OLVIDA QUE TIENES UNA HIJA, QUE YO OLVIDÉ QUE TENGO PADRE!Acto seguido azotó la puerta, el cristal se cuarteo en la parte más baja; la pelirroja comenzó a caminar sin rumbo mientras la lluvia se desataba.
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Ruleta rusa.
Short Story"¿Has repetido una palabra hasta el punto de que esta pierde su significado? Yo sí... Muerte, sangre, bala, desparecer..." A lo largo de casi 6 años, la vida de Vanessa ha transcurrido entre cadáveres y armas; los mercenarios tienen un sin fin...