La mañana era brillante, su abrigo negro contrastaba con los rayos dorados del sol a las 9 de la mañana. Se condujo lentamente hasta la casa de Castañeda.
Al llegar, fue recibida por el guardia:
— ¿Nombre?
— Vanessa Cervantes— mostró una identificación, perfectamente falsificada.
— Adelante.
La chica entró con paso seguro, a la entrada le esperaba el ama de llaves, una mujer de mediana edad, con el cabello perfectamente recogido y un uniforme rosa.
— Señorita Cervantes, sigame por favor.
La chica asintió, con paso lento subieron la escalera imperial, al doblar a la derecha, se escuchó una voz:
— Margarita ¿a donde vas?— al darse la vuelta, la joven y la mujer, se encontraron en el lado opuesto de la escalera, con un joven de cabello negro azabache despeinado, un pijama azul marino, se veía extrañamente confundido, pero de inmediato sonrió coqueto — Hola ¿y tú quién eres?
— Usted debe ser alguno de los hijos del señor Castañeda— se adelantó a decir la chica— yo soy Vanessa, la nueva secretaria de su padre.— ¿Que edad tienes?— el chico se cruzo de brazos y la observó de pies a cabeza.
— Veintitrés ¿por qué lo pregunta?
— Somos casi de la misma edad— el chico comenzó a avanzar hacía ella, Vanessa lo imitó— Por lo cual me veo en la necesidad de pedirte que me llames por mi nombre, si no te molesta, eso de que me llames de "usted" me hace sentir viejo.
— Solo veo un pequeño detalle.— Ambos llegaron al descanso— Que aún no sé su nombre— sonrió ampliamente.
— Ángel— le tendió una mano.
— Un placer— ella estrechó su mano.
— ¡Veo que no pierdes el tiempo!— la voz de una mujer hizo que Vanesa se diera la vuelta de inmediato: Una mujer de unos 40 años bajaba por la escalera.— ¿Esta es?— vio despectivamente a Vanessa.
— Sí, señora— Margarita se estrujaba las manos.
— Vete a la cocina, y tú sigueme.
— Sí, señora— Margarita se fue, Vanessa con paso decidido alcanzó a la mujer.
— Ángel, por favor, date un baño y acompaña a tu hermano.— Marcos se fue hace horas, no sé donde esté.— replicó el muchacho.
— ¡Pues llámalo!
— ¡No soy un niño, no puedes darme ordenes!
— Pues no te comportes como si lo fueras— Nicole le dio la espalda y comenzó a andar, seguida de cerca por Vanessa.Llegaron a una puerta, pero antes de tocar la mujer dijo:
— No se te ocurra acercarte a mi marido o mis hijos.— la mirada que le dedico era de odio puro.
— No tiene nada de que preocuparse— sonrió Vanessa— su marido es demasiado viejo y sus hijos no son de mi interés.— la chica entró en la habitación sin anunciarse.Un hombre gordito, con una calva imposible de ocultar, estaba leyendo el periódico; levantó la vista al escuchar la puerta abrirse.
— Buenos días.— saludó Vanessa.
— ¿Nunca te enseñaron a tocar?
— Lo lamento, señor Castañeda, supongo que en mi nerviosismo me olvidé de hacerlo. Prometo que no se repetirá.
— Cierra la puerta— dijo regresando a su lectura. La chica obedeció.— No sé si lo sepa, soy Vanessa...
— Mi nueva secretaria— el hombre bajó el periódico entrelazando sus manos sobre éste.— Hay muchas cosas curiosas sobre ti, comenzando por ¿como te enteraste tan pronto de la vacante?
— Llevo un tiempo buscando trabajo, tal vez no lo sepa, pero hace unos meses fui a su oficina en el centro a pedir informes, me dijeron que me llamarían en cuanto tuvieran una vacante, por eso estoy aquí.— la chica hablaba con naturalidad, Dimitri siempre elogió su talento para mentir, siempre fue su favorita por eso.
— Otra cosa curiosa— se puso de pie— Tu nombre... ¿Arce?— por primera vez en años, la piel de la chica se erizo, sólo fue un segundo, ella sonrió
— Tengo entendido que es o era la hija del abogado Arce.— dijo entrelazando los dedos.— Cierto, un viejo amigo mío... Sería curioso, que después de seis años, su pequeña apareciera precisamente en mi casa.
— Pero, es una pena— sonrió mostrándole su identificación— sólo me parezco, pero no soy... además ¿como puede saber como luce una persona después de seis años?
— Buen punto, además hace como diez que yo no la he visto, podría confundirla con cualquiera. Como sea, hay trabajo que hacer.
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Ruleta rusa.
Short Story"¿Has repetido una palabra hasta el punto de que esta pierde su significado? Yo sí... Muerte, sangre, bala, desparecer..." A lo largo de casi 6 años, la vida de Vanessa ha transcurrido entre cadáveres y armas; los mercenarios tienen un sin fin...