Capítulo 1: La invitación

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Todo esta oscuro, estoy en mi casa pero hay algo que está mal. Todo se ve igual pero puedo sentir una presencia extraña. Escucho un ruido y volteo.

Frente a mí me encuentro con un hombre que nunca había visto antes en mi vida. Mide como dos metros y sostiene un hacha en la mano. Dice algo que no logró escuchar por el miedo y luego, un segundo antes de que el hacha me parta la cabeza, me despierto gritando.

Mi mamá entra a mi cuarto más asustada que yo y pregunta:

—¿Otra pesadilla?

—Sí—le respondo.

No es la primera vez que me pasa esto, usualmente tengo pesadillas, pero desde que cumplí 16 han empeorado.

—Ya levántate, debes ir al colegio— dice mi mamá.

Me siento en la cama y ella sale de mi cuarto, cerrando la puerta detrás de ella.

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Mi colegio está dividido en distintos grupos:

Los deportistas.

Los populares.

Los nerds.

Los extranjeros.

Los músicos.

Los emo.

Y los dramáticos.

Yo no pertenezco a ninguno. Me gusta leer. Los libros son una puerta a un nuevo mundo para mí. Apuesto mi colección de Harry Potter que si hubiera un grupo de lectores yo estaría en ese.

También me gusta la música. Me recuerda a mi padre; él murió cuando yo tenía 8 años. Y no, no estoy en el grupo de los músicos porque ellos hacen música como si fuera una obligación, una necesidad. La mayoría de ellos son obligados por sus padres a tocar un instrumento. Yo lo hago porque me gusta, como un pasatiempo.

Mi mejor amigo se llama Lucas. Es la única persona que no se aterra con mi presencia. Yo sé que esto suena raro pero no se que ve el resto en mí que hace que me eviten. No soy un monstruo, que yo sepa, ni tampoco fea, o al menos yo no me considero fea.

—¡Rachel!

Me doy la vuelta y veo a Lucas parado a un par de centímetros frente a mí, recordándome al sueño que tuve.

—¿Qué pasó Lucas?—dije poniendo un poco de distancia entre ambos.

—¿Acaso no puedo hablar contigo sin que algo haya pasado?—dijo fingiendo indignación.

—En ese caso—puse mis manos en mi cintura—. ¿Qué quieres decirme?

—Te quería preguntar si es que te gustaría ir al baile del sábado conmigo...—hago una mueca, no me gusta la idea de ir en una cita con Lucas, es mi amigo, nada más—. ¡Cómo amigos!

Me quedo mirándolo a los ojos, no estoy segura de que lo dice en serio. Lucas es lindo y todo, muchas chicas aquí consideran que es guapo, pero yo no siento eso por el, es solo mi amigo.

—¡Sí, claro! Iré contigo, como amigos—dije remarcando las palabras "como amigos".

—Gracias, porque la verdad, no hay nadie más con quien quisiera ir.

—Lucas...—le digo en tono de reproche.

—¡¿Qué?!

—No te pongas de ese modo, sabes que nunca funciona conmigo. No soy como las otras chicas, yo soy a prueba de tus encantos—no pude evitar sonreír al decir lo último.

—Creo que estás enloqueciendo, yo no estoy poniéndome de ningún modo contigo—dijo serio—. Además, nadie se resiste a mis encantos, linda.

No pude evitar rodar los ojos.

—Ya vamos que llegamos tarde.

Saco mis libros y vamos a la clase de biología.

El admirador secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora