3.- Una carta

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"Gyro:

             Es extraño enterarme por mis empleados que has vuelto a Italia, pensaron que me habías dicho algo tan importante pero están equivocados. ¿Qué ocurre? ¿Qué haces estando tan lejos de mí y sin decirme nada? Siento que huyes por alguna razón y creo saber qué es lo que ocurre en esa cabeza tuya, algo que no puedo escribir en esta carta.

Sé que estás enfadado por la dirección en la cual ha ido nuestra amistad, quizás sientas que te estoy arrastrando conmigo a algo que no puedo evitar. Jamás te he preguntado por lo que deseas, sólo actúo y dejo que lleves las consecuencias a tus espaldas. Quiero que sepas algo que no puedo decirte diréctamente a la cara y que me es más fácil poner por escrito: siento que estamos conectados por algo más que una simple amistad, que ahora somos más cercanos de lo que fuimos en la Steel Ball Run, creo que por esta razón te has alejado de mí. Quizás es por esto que te has ido a Italia sin decirme nada.

Tu presencia en mi hogar se extraña al igual que nuestras largas conversaciones en el jardín. Desearía poder sentir estas inútiles piernas, ponerme de pié y seguirte hasta donde estés para conocer ese paraíso del siempre hablas, de la libertad que he conocido a través de ti y por sobre todo verte en tu tierra natal. Quiero comer de aquellas frutas que tú conoces y de las cuales solo he escuchado hablar.

Gyro necesito que vuelvas o, en último caso, me expliques sobre tu misteriosa desaparición.

Con afecto,

Johnny Joestar"

Johnny leyó una y otra vez la carta, era la única que le había parecido razonable, nada muy comprometedor ni muy poco cariñoso. Era perfecta para enviarla sin sentir vergüenza al  pensar en la expresión de Gyro.

El mayordomo entró con una charola en la mano, caminó sin pisar las bolas de papel arrugado que había en el suelo del estudio de su amo. Estaba pálido, más de lo normal pues hacían días que no dormía bien, no comía a las horas que correspondía y apenas salía de aquel cuarto que mantenía a oscuras. 

La noticia de la partida de Gyro le había afectado más de lo que se hubiese imaginado.

Johnny miró al mayordomo sonriente.

-Listo, he terminado.

-Al parecer es una carta muy importante, señorito.

El muchacho lo miró sorprendido y luego volvió la vista a la carta.

-No es nada importante. ¿Qué te hace pensar eso?

El mayordomo miró los papeles en el suelo, las manchas de tinta que tenía su amo en las manos y luego lo miró a los ojos. Johnny se sonrojó.

-Solo me lo imagino.

-No, es solo una tonta carta para el idiota de Gyro.

-Oh, entonces es algo importante.

-No, sólo es una carta para que me explique por qué se fue de esa forma, espero que no vuelva nunca a este lugar.

-Tiene razón mi señorito, las cosas poco importantes deben demorar en escribirse y, por sobre todo, debe ir en una carta escrita meticulosamente a mano. - Dijo sarcástico.


En Italia, el cartero llegó hasta la puerta de la humilde casa de la familia Zeppeli y dejó el correo en el buzón.

Gyro fue el primero en salir por las cartas que habían traído para la familia, entre ellas había una dirigida explícitamente a él de parte de su amigo.

"Gyro, trae tu trasero de vuelta a Norteamérica. Johnny Joestar"


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