2. De sexo, sólo se trata de sexo

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Gyro estaba harto de los telegramas de medianoche que Johnny le enviaba, lleno de urgencia para que fuese a la mansión Joestar sólo para ser el blanco de sus burlas, de sus sarcasmos y ser ignorado por horas. ¿Qué era lo que ocurría en esa estúpida cabeza? Quizás se había caído del caballo cuando pequeño o quizás la bala que le dispararon hacía que de alguna manera no llegará oxígeno a su cerebro. ¿Sería que además de parapléjico se había quedado con algún problema cerebral? De seguro, todo aquello no era normal.

Había decidido pasar días alejado de la mansión pues, aunque pasaba veladas agradables, las ganas de tocarlo, de besarlo hacía que él se fuera de vuelta a su hogar frustrado. De vez en cuando recibía uno que otro beso de vuelta, un beso largo que le hacia anidar esperanzas de tener en algún momento la oportunidad de tocarlo más allá del rostro o de sus manos. Sólo un beso le hacía fantasear con la idea de ver a Johnny lamiendo y besándolo.

Al italiano ya no le bastaba con las mujeres, no importaba lo extrovertida que fueran dentro o fuera de la cama, lo bella, lo dulces... ya nada le satisfacía, ni siquiera la muchachita virgen que había conocido en un tienda de ropa. Todo le aburría. Johnny le había destruido su vida sexual con solo aparecer en sus fantasías.

-¿No crees que haz bebido demasiado?

-Nyo hoo.- Sonrió borracho, mostrando sus dientes con incrustaciones de oro para crear la frase "GO! Go! Zeppeli"

-¿Celebrando? -Le preguntó el cantinero limpiando un vaso con un trapo descolorido.

-¡Celebrando! -Sonrió lleno de frustración.- ¿Celebrar qué? Jódete, cantinero. -Le expetó arrastrando las palabras.

Se levantó para alejarse del hombre que lo miraba sorprendido. La taberna le daba vueltas pero quería seguir bebiendo. Una muchacha guapa le hacía gestos, le coqueteaba descaradamente... quizás estaba tan borracha como él.

Aquella noche de nuevo tuvo sexo con una citadina, de nuevo se sentía aburrido, frustrado.

Volvió a casa acompañado de la resaca y con más ganas de tomar a Johnny en sus brazos, llevarlo hasta el cuarto más cercano... No, no podía echar a volar su imaginación de nuevo pues su pantalón volvía a sentirse apretado en el lugar de la entrepierna.

-Señor Zeppeli.- Lo saludó el mayordomo de la casa Joestar.

El hombre parecía haberlo esperado toda la noche de pié ante la puerta de su hogar. Tenía los ojos enrojecidos por el sueño.

Se arregló un poco el sombrero y se acercó al mayordomo.

-Dime que traes mi Pizza mozzarella para el desayuno.

-El señorito desea verlo. Me envío anoche y me pidió que no me moviera de aquí hasta llevarlo a la mansión.

Gyro sonrió.

-Yare Yare. ¿Puedo al menos ducharme? Tuve una larga noche.

-El señorito pide su presencia con urgencia. Señor Zeppeli, por favor, en la mansión puedo prepararle la tina, puedo llevarle ropa límpia pero por favor, no me haga esperarlo más. Estuve toda la noche aquí y sólo deseo descansar.

-Repróchaselo a tu "señorito" -Abrió la puerta.

-Entonces lo espero. - Suspiró el mayordomo. - Espero que mis pobres huesos no se resientan más de lo que ya están.

"Muy bien jugado, viejo."

Gyro se limitó a sonreír y a seguir al viejo sirviente.

Sabía que él le había agarrado confianza luego de que ambos bebieran en la taberna y también sabía lo mucho que le gustaría que Gyro se casara con su hija mayor. Pobre hombre.

No quería volver a la mansión, no quería seguir sintiendo tal frustración sexual.

Sexo, sexo, sexo. ¿A eso se reducía todo?

Al llegar a la mansión, el mayordomo lo hizo pasar directamente al comedor, en donde se encontraba Johnny desayunando. Este, luego de mirarlo de pié a cabeza le sonrió.

"Lo sabe, sabe que no pasé la noche en casa"

El dueño de casa lo hizo sentar a su lado, hizo traer un desayuno estilo italiano solo para Gyro.

Le agradeció el desayuno y comenzó a comer.

De vez en cuando sus miradas se encontraban pero la agradable conversación sobre caballos bajó la tensión que sentía el italiano.

Miró al rededor, no había ningún sirviente cerca.

Gyro seguía hablando sobre la nueva versión de la Steel Ball Run cuando Johnny le tomó de la mano y lo besó.

¿Cuánto más podría soportar esa situación?

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