Capítulo 22.

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La mañana estaba tranquila, el rizado bostezaba mientras se estiraba, sacando la pereza de su cuerpo. Lo hacía con cuidado, pues no quería despertar al chico a su lado.
Habían tenido una noche muy agitada y el alcohol que habían consumido, no los ayudaba para nada.

Louis había caído agotado luego de haber hecho el amor con Harry por quinta vez.

-¿Harry...? - se oyó débilmente por la habitación. - Mierda... Mi cabeza.

-Hey.- dijo el aludido en un tono de voz tan suave y bajo que podía confundirse con un susurro. - Quédate acostado, Boo, iré a buscarte unas pastillas.

El ojiazul no pudo hacer más que asentir con la cabeza, cosa que le produjo otro dolor fuerte en ésta.
El rizado se vistió rápidamente, ignorando las náuseas y el dolor que sentía- en la cabeza y en el trasero- para conseguirle a su novio lo que necesitaba. Harry odiaba verlo mal y haría lo que sea para evitarlo.

En el camino a la farmacia del hotel, pasó por enfrente de la habitación de Camila y Lauren. Pudo haber sido un día como cualquier otro, donde si se acercaba la puerta, podría escuchar los gemidos de ambas chicas en su momento de sexo matutino o los insoportables ronquidos de su hermana menor.

Pero este no era un día común.

Lauren se encontraba sentada en el suelo, recostada de la puerta de su habitación. Las enormes bolsas bajo sus ojos indicaban que no había dormido en toda la noche y las lágrimas secas en sus mejillas decían que algo iba realmente mal.

La noche anterior, Camila había arrastrado a su novia hasta llegar a su habitación del hotel. Ella simplemente no podía creer que Lauren le hubiera hecho todo aquello que Shawn había dicho, se sentía traicionada.
Ya dentro de la habitación, el caos se había desatado.

-Lauren, necesito que seas totalmente sincera ahora, ¿de acuerdo? - la ojiverde asintió luego de unos minutos, le costaba entender un poco pero aún se encontraba en capacidad de responder. - Bien, la primera es muy sencilla: ¿Tú me secuestraste?

-Sssí... Jefe me había dado misión de secuestrar y matar a... Camila Cabello. - dijo lentamente. - No pude hacerlo.

Para Camila, que Shawn le haya dicho todo eso sobre Lauren le había caído como balde de agua fría. Que Lauren se lo confirmara se sentía como si le clavaran mil agujas en el pecho.

-Dijiste que no pudiste hacerlo. - Lauren volvió a asentir. - ¿Por qué?

-Te amo. - soltó sin más, pensando que era las respuesta correcta, pues estaba diciendo la verdad. - Yoooo... Yo me enamoré... De ti. - continuó, arrastrando las palabras.

Luego de eso, la ojiverde decidió que se quedaría fuera de la habitación. Ella sabía, aún en su estado de ebriedad, que Camila querría estar un momento a solas. No le importaba pasar frío, no le importaba estar incómoda en el suelo del pasillo, sólo le importaba la morena.

-¿Pero qué...? ¿Lauren? - la chica sólo levantó una mano e hizo una seña para que el rizado bajara el volumen de su voz.

-Camila duerme, haz silencio.

Una vez más, Lauren sólo demostraba interés de cuidar a Camila.
Harry no entendía, ¿sólo a él le preocupaba el hecho de que ella había pasado la noche en vela fuera de su habitación?

Ignorando lo que Lauren le había pedido antes, comenzó a golpear la puerta.

-¡Karla Camila Cabello, más te vale que abras la maldita puerta ahora mismo! - gritó, recibiendo como respuesta un sollozo.

-Vete. - se escuchó. Harry suspiró, frustrado.

-Lauren, ¿tienes tu llave de la habitación? - inconscientemente, ella llevó su mano a su bolsillo, indicándole al chico que ahí se encontraba.

En el instante en que Harry abrió la puerta, una pequeña chica salió disparada directo hacia los brazo de la chica que estaba en el suelo.
Camila abrazaba con fuerza a Lauren, y Lauren no podía hacer nada más que llorar de alivio.

Sea lo que sea que hubiera pasado en la noche, Camila la había perdonado y nada le traía más felicidad en ese momento.

-Te perdono. - dijo la morena, tomando con delicadeza el rostro de la ojiverde entre sus manos. - Yo también te amo y te perdono.


Horas después, Camila le había contado a Lauren lo que ocurrió la noche anterior.
Lauren había entrado en pánico, se había hecho daño golpeando con fuerza su piernas y clavándose las uñas en el abdomen y en los brazos. Para Camila fue muy difícil calmarla pero, cuando lo logró, pudo por fin dejarle en claro que no le importaba lo que había hecho en el pasado -aunque eso hubiera pasado varios días atrás - pues le importaba más lo que habían hecho esos pocos días en España.

No le importaba estar enamorada de su secuestradora.

Es una lástima que, quizás, había alguien de cabello rizado escuchando al otro lado de la puerta.




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¡Muy buenas, criaturitas del señoooor! ¿Todo bien? ¿Todo correcto? Y yo que me alegro.

Aquí tienen su súper capítulo, espero que les haya gustado.

Como siempre, muchísimas gracias por leer y por sus sensuales votos.
No se olviden de votar y, si tienen alguna crítica o comentario, pueden dejarlo aquí o pueden buscarme en Twitter como @LittleB_Angel.

¡Nos leemos en el próximo capítulo!

All the fucking love♥

Stockholm Syndrome. Camren & Larry.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora