5. La Taberna de Concha Marina

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La taberna estaba débilmente iluminada por algunas lámparas de diferentes tonos de azul y morado. Un dulce sonido de piano amenizaba la estancia.

En la barra, sentados en taburetes frente a vasos vacíos de ron, estaban Pietro y Mike.

-Si sigues encogiéndote tanto vas a acabar implotando.- comentó el italiano.

-¿Cómo quieres que me tranquilice? Lara puede aparecer en cualquier momento y querrá venganza...

-Dale el dinero que le debes y ya está.- se encogió de hombros Pietro.

-¿Estás loco? ¿Sabes cuánto le debo? Una chica como ella no es nada barata.

-Es eso o seguir evitándola hasta que te castre...

-¡Pietro!- exclamó la voz de una muchacha.

Se lanzó a los brazos del italiano y comenzó a besuquearle la cara.

-¿Dónde has estado? ¿Qué tal el viaje? ¿Tienes nuevas aventuras que contarme?- preguntaba entre beso y beso.

-Oh, Jessica, que sorpresa...-dijo el moreno poco animado.

A su lado, Mike miró a su alrededor con nerviosismo.

-Jessica, por casualidad ¿no sabrás si Lara anda cerca, no?

-Se había tomado el día libre pero las chicas me han dicho que en cuanto se ha enterado de que estabas aquí no ha dudado en venir hoy también a trabajar. Debe de estar muy contenta de que hayas vuelto. ¡Seguro que mi hermana te recibe con los brazos abiertos!

-¡¿Que qué?!-se alarmó el escocés- Lo siento, Pietro, pero aquí te quedas. No pienso arriesgar mi vida sin sentido.-dijo a la vez que se levantaba y salía por la puerta.

No obstante, en cuanto puso un pie fuera de la taberna alguien posó una mano en su hombro.

-¡Ah!-gritó aterrorizado.

Se volvió de un salto y vio unos ojos que le miraban divertidos, acompañados de una sonrisa burlona.

Nic estalló en carcajadas.

-¡Joder, Nic! –gruñó Mike.

El rubio no podía parar de reír

-¡Deberías haberte visto la cara!- lágrimas de risa le corrían por las mejillas- Déjame adivinar; todavía no te has encontrado con Lara.

-Ni tengo la intención de hacerlo.-dijo mientras avanzaba.

-Ah, no, eso si que no.-Nic agarró a Mike por el cuello de la camisa y lo atrajo hacia si, colocando la cabeza del pelirrojo bajo su brazo.- Tú vas a entrar de nuevo y vas a beber hasta emborracharte junto conmigo.

Mike intentó zafarse de su agarre, en vano.

Mike era más bajito que Nic, por no decir que carecía de la musculatura del rubio, cuyos brazos tenían unos bíceps y triceps bien definidos.

El español dio una patada a la puerta de la taberna y entró con aire victorioso.

Pietro y Jessica, quien estaba excesivamente pegada a él, los miraron asombrados.

-¡Nic!- exclamó la chica alegremente.

-Hola, Jessica. Cuanto tiempo...

-Veo que has atrapado al asustadizo escocés.- le dijo Pietro riendo.

-Si supieras el susto que se ha dado ahí fuera pensando que Lara le había pillado...-miró de reojo al pelirrojo que arrugaba el morro.

Lo llevó hasta un taburete y lo sentó allí.

-Tranquilo, Mike. No pienso dejar que te pase nada, ni si quiera voy a dejar que te quedes a solas con ella, esta noche eres mi compañero de borrachera y nada me va a impedir protegerte. ¡Noche de tíos!

Mike le miró esperanzado. Después miró a Pietro y le dijo:

- Toma nota, atontado. Esto sí que es un amigo.

Pidieron dos nuevos vasos de ron y brindaron por la noche que les auguraba el destino.

Mike sonreía feliz por la seguridad que le iba a proporcionar Nic hasta que la puerta se abrió de golpe.

Una rubia de cabellera ondulada y potentes ojos azules acababa de entrar en la taberna y no parecía que estuviera contenta.

-¡¿Dónde está?! ¡Michael Jhonson Grey! ¡Sé que estás aquí!

-¡Lara!-exclamó Jessica, de nuevo alegremente.-Está aquí, está aquí. ¡Está más guapo que nunca! Tiene una barbita roja muy graciosa.

La rubia avanzó a grandes zancadas hasta la barra y se paró frente a Mike, quien estaba a empezando a encogerse otra vez.

Sus ojos azules disparaban chispas de odio y su expresión denotaba fiereza. Todo lo contrario que su hermana, que presentaba siempre una alegría inagotable y una dulzura que en ocasiones podía resultar empalagosa.

-Lo siento, Lara, pero hoy no va a poder ser.-le dijo Nic sonriente.- Mike y yo tenemos una noche de tíos que no pienso dejar que arruines. Olvídate del problema que tengas porque hoy no vais a arreglarlo.

La chica lo miró y un escalofrío recorrió su espalda pero no borró la sonrisa de su cara.

-¿De verdad, Nic? ¿No piensas dejarme hablar con tu amigo solo por una estúpida noche de tíos?- sonrió maliciosamente- ¿Seguirías opinando lo mismo si hiciera que tuvieras barra libre durante toda la noche?- elevó una de sus perfectas cejas rubias.

Nic le dio a su amigo una palmada en el hombro y dijo:

-Todo tuyo, Lara.

-¡Serás hijo de puta!- exclamó Mike, que ya se estaba levantando del taburete.

-Tú no te vas a ninguna parte, escocés.-dijo Lara apoyando una mano en su pecho.- ¡Sasha, dale a Nic todo lo que te pida! ¡Esta noche tiene barra libre!

-Tu si que sabes como convencer a un hombre, Lara.-dijo Nic elevando el vaso hacia ella.

Ella agarró a Mike por la camisa y tiró de él hasta el piso de arriba. Cerró la puerta de una de las habitaciones tras de si y se cruzó de brazos, interponiéndose entre el pelirrojo y su única vía de escape.

-¿Y bien?- preguntó ella- ¿Dónde está mi dinero?

Mike se mordió el labio.

-Yo...No lo tengo...

-Por qué será que no me sorprende...-puso los ojos en blanco.

-Te prometo que te lo traeré la próxima vez que vengamos, ahorraré todo lo que pueda y...

-¡Cállate, Mike! ¡No eres más que un mentiroso! ¿Quién te has creído que eres? ¿Un cliente especial o algo así? Me debes un dineral desde hace tiempo.

-Lo sé, y lo siento...

-¡Ni pero ni nada! Quiero mi dinero, Mike. Te he dado tiempo de sobra cuando, normalmente, al resto de clientes no les dejo ni un día de plazo para pagar.

-Entonces sí que soy un cliente especial.

-¡Lo que eres es un capullo!-le gritó dando un paso hacia él.

-Oh, venga, no me vengas con esas. Solamente necesito más tiempo.

-No quiero ni imaginarme cuantas deudas tendrás en cada puerto en que desembarquéis... ¡Das asco!

-No... Lara, no es eso. Escúchame...-la tomó de la mano pero ella le abofeteó.

-¡No me toques! ¡Estoy harta! ¡No pienso volver a acostarme contigo como siempre hago pensando en que al final me pagarás!

Sin darse cuenta los dos habían acabado discutiendo muy cerca el uno del otro. Tan cerca que la respiración de ella chocaba contra el pecho de él. Sus miradas se encontraron. Él deslizó su mano por la espalda de ella, ella lo agarró del cuello y lo besó. Él desabrochó el corsé que ella llevaba puesto y ella acabó haciendo lo que segundos antes había negado.

Más allá de los Siete Mares (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora