Clark se hallaba en las cocinas, ocupado en la preparación de la comida.
Aunque llevaba pocos días en su puesto, le gustaba y se sentía a gusto. Los hombres enseguida le habían acogido como a uno más y se había sentido integrado en el grupo desde el primer momento. Siempre había sido uno de sus talentos, tenía un don para adaptarse a cualquier ambiente y para caer bien a la gente. Ojalá Jacques tuviera algo de aquel poder, le ayudaría a conectar mejor con sus hombres.
Aunque, intentaba mantener alejado a su primo de sus pensamientos. Pensar en él solo le producía dolor e ira. Todavía no habían solucionado las cosas y Clark tenía muy claro que esta vez no sería él el que se disculparía. Estaba harto de tener que arrastrarse siempre hacia su primo mayor.
Le había tratado como a un perro sarnoso, pronunciando aquellas palabras que tan bien sabía que le dolerían. Y, aun así, no había tenido el más mínimo remordimiento y ni un ápice de conciencia para disculparse. Jacques, tan orgulloso como siempre... Pero esta vez Clark también tendría orgullo. No iba a ceder.
Siguió tarareando felizmente mientras picaba cebolla.
Su estado de alegría le impidió oír lo que se avecinaba.
El tacón de unas botas resonaba al bajar las escaleras, rumbo a las cocinas.
Jacques Brown estaba furioso, muy furioso. Tanto que "La Vena" había aparecido. Parecía apunto de estallar.
No comprendía nada. No entendía a su primo y ni aquella necesidad de sacarle de quicio. Sabía que tenía cosas de vital importancia de las que ocuparse y Clark se dedicaba a jugar a las cocinitas en vez de permanecer en su camarote y ayudarle cuando él lo requiriese. Pero, no, aquel hombre siempre había tenido la necesidad de comportarse como un estúpido para que Jacques tuviese que ir a sacarle las castañas del fuego y hacer que volviera al carril correcto. Parecía que le divertía todo aquello.
Esta vez le había parecido gracioso ocupar el cargo de cocinero en sus cocinas. SUS cocinas. ¿Qué pretendía con eso? ¿De verdad creía que Jacques dejaría que alguien como él, su primo e invitado, trabajase en las cocinas de su barco como un tripulante cualquiera? ¿Qué clase de capitán dejaría que eso ocurriera? Por el amor de Dios, era su primo. Dejar que algo así ocurriese sería una deshonra.
Y lo peor era que ya había sucedido. Había aprovechado su encerramiento para actuar a sus espaldas. El muy idiota...
Abrió la puerta de una patada y bramó:
-¡Clark! ¡Ven aquí ahora mismo, cabrón!
Miró a su alrededor y no pudo evitar sorprenderse ante lo que vio.
Las cocinas, que normalmente acostumbraban a estar sucias y ser el sitio más repugnante de todo el barco, brillaban ahora. El lugar había sido limpiado y no había ni rastro de la mugre que antes había en las cazuelas, todo lo contrario, habían sido limpiadas a fondo y ahora uno podía ver su propio reflejo en ellas. Las capas de polvo y grasa que se habían alojado sobre las encimeras, se habían desvanecido y ahora relucían. No había ni rastro de las moscas y las ratas que habitaban anteriormente el lugar y, lo peor, lo que más irritó a Jacques Brown, fue el olor a jabón que se respiraba en aquel sitio.
Aquello le exasperó aún más. Clark no solo le había deshonrado si no que, además, se había tomado verdaderamente en serio su trabajo.
Nadie, desde hacia años, había limpiado las cocinas de La Dama de las Dagas. Ninguno de los cocineros que habían pasado por allí habían sido lo suficientemente higiénicos como para limpiar todo aquello. Y los hombres, que no eran escrupulosos, nunca se habían quejado de ello, pues mientras tuvieran un plato sobre la mesa que saciase su apetito eran felices.
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Más allá de los Siete Mares (CANCELADA)
Adventure¿Sinopsis? ¡Quién necesita eso! Estoy demasiado ocupado surcando los Siete Mares, como para ponerme a escribir una sinopsis... Como el capitán tiene ahora un mapa del tesoro pues nos toca irnos a tomar por culo a por él. Y no te creas que es tan div...