16. Sentido de la justicia

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Aamil avanzaba con paso decidido por entre los pasillos de La Dama de las Dagas. Caminaba con convicción, seguro de que por fin encontraría justicia.

Había informado al capitán sobre la falsa acusación de Chino y sabía que él sabría impartir justicia. Las cosas no pintarían bien para Chino.

Una sonrisa triunfante se dibujó en su rostro. Ansiaba que llegase el momento.

Se plantó ante la puerta del camarote del capitán y llamó con decisión. Esperó hasta escuchar la palabra que le permitiera irrumpir en la habitación.

-Adelante.- dijo una voz.

Aamil se recolocó su chaleco de cuero y abrió la puerta.

El camarote del capitán estaba desordenado. Tenía diferentes mapas sobre el macizo escritorio y pilas de libros por los suelos. La enorme alfombra persa de colores granates y dorados que adornaba el suelo estaba manchada de restos de vino y desprendía un fuerte olor a alcohol. La elegante cama estaba deshecha, con las sábanas arrebujadas sobre el colchón. Las cortinas rojas estabas corridas y, a pesar de que era de día, el capitán había decidido iluminar la estancia mediante velas.

Encontró a Jacques Brown igual que la última vez que le visitó, sentado en su silla frente al escritorio.

No obstante, parecía mucho más demacrado.

Llevaba la cabeza rapada al aire y estaba sin afeitar, una barba negra le crecía alrededor de las mejillas. La camisa estaba a medio abotonar y por fuera de sus negros pantalones. Ni tan siquiera llevaba puestas sus relucientes botas de tacón.

Pero el capitán Brown no estaba solo. De pies junto a él se alzaban dos figuras de no gran estatura: Gerard y Chino. Al parecer el capitán había decidido reunirlos a todos.

-Buenos días, mi capitán.-saludó el recién llegado.

-Hola, Aamil.-dijo Jacques perezosamente.

-Veo que ha decidido reunirnos a todos aquí.

-¿A caso tenía otra opción? Eres muy pesado cuando te lo propones y no quiero que haya conflictos entre mis hombres.

-No tiene por qué haberlos.-dijo el hombre negro.- Si Gerard libera a Tugdual y Chino reconoce sus falsas acusaciones, todo quedará en un simple malentendido.

Chino y Gerard permanecieron callados.

Jacques suspiró ante la poca participación por su parte.

-Veamos...Gerard, explícame qué ocurrió el otro día.

-Pero, capitán, ya le conté...-interrumpió Aamil.

-Silencio.-exigió Jacques.- Por favor, Gerard, procede.

Gerard asentó las gafas sobre su nariz e inició su relato.

-Verá, capitán, el pasado día yo bajé a las bodegas a revisar los víveres que teníamos y las mercancías que transportamos para comprobar que todo siguiera en orden. Cuando fui a revisar los barriles de cacao que compré con la intención de negociar con ellos en nuestras próximas paradas, me di cuenta de que uno de ellos estaba vacío.-su voz era suave y tranquila- Subí a cubierta enfadado por el hurto que se había cometido y exigí saber quién había sido el ladrón. Pronto llegaron acusaciones hacía los hermanos Ferrars pero Chino apareció y expuso argumentos más que convincentes que apuntaban hacia Tugdual.

Jacques hundió la cabeza entre sus manos y se frotó la cara.

-Chino.-dijo, y alzó la mirada hacia él.

Más allá de los Siete Mares (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora