III: Braar

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Llevabamos treinta minutos en auto y aún no se veía nada más que desierto. Aquella arena anaranjada me estaba aburriendo, por lo que pregunté el nombre de aquel terreno seco y caluroso.
-Snaatren, es uno de los desiertos más peligrosos de Ankoron y de los cinco planetas. -me respondió el conductor, sin voltear la vista.
-¿Porqué?
A kilometros de nosotros, un gran animal extraño surgio de la arena con un estruendo. Era algo así como una serpiente enorme, y se le divisaban sus colmillos que giraban a gran velocidad para triturar los árboles de Lofus y otras cosas.
-Por eso. Son Folltrens, los antiguos dioses que nosotros venerabamos.
Escuchamos una pequeña risada que se le escapó al piloto, como si fuera lo más normal ver aquella bestia.
Esta se sumergió nuevamente en las arenas sin dejar ningún rastro, haciendo que el conductor acelerara para no encontrarse con uno de esos "Folltrens".
Anduvimos diez minutos más antes de encontrarnos con una gran duna, la cual subimos y luego decendimos. Y fue entonces cuando el motor se apagó.
-¡Maldición! -escuché al piloto, al tiempo que los tres nos bajábamos para ver lo que había pasado-. Recargué el tanque completamente, es imposíble que nos hayamos quedado sin gasolina.
Se agachó, gateó debajo del auto y después apareció, con gotas negruzcas escurriendo por su rostro.
-El estanque tiene un agujero.
Miré a Penny, que se encontraba nerviosa y con los brazos cruzados.
-¿Quien habrá sido?
-No lo sé.
Miró al horizonte cuando un nuevo sonido de motor inundó el ambiente, me di vuelta y vi que dos camionetas más habían llegado a nuestro encuentro.
En una de ellas iba Alice y dos Ankorinos, en la otra Erick, Nick y el piloto también humano.
-¿Que ha sucedido? -escuché a la Ankorina mujer de antes hablar.
-Se ha perforado el estanque.
Alice levantó sus cejas mostrando una expresión de sorpresa, al tiempo que Erick se acercaba a nosotros lentamente. Sus tatuajes estaban inmóviles.
-Pueden irse en nuestra camioneta si es que quieren. -ofreció el otro conductor humano.
Los tres le agradecimos cuando Alice y los dos Ankorinos alzaron sus manos para indicar hacia el horizonte, por lo que todos nos volteamos para ver que estaba sucediendo.
Una gran nube amarilla, parecida a una tormenta de arena, se acercaba a gran velocidad. Primero se escuchó un leve zumbido que erizó mi piel, pues se parecía al sonido que hacía una abeja al volar. Luego, el zumbido se intensificó, y la nube parecía moverse y revolotearse cada vez más.
El Ankorino macho se adelantó unos pasos, perplejo ante aquel espectáculo. Antes de poder preguntar lo que era, este susurró una palabra que no se pudo traducir.
-Braar... -podía escuchar el miedo en su voz, mientras la Ankorina gritaba algo y entraba nuevamente a la camioneta.
Me viré y vi que Erick también se subía, al tiempo que el extraterrestre hacía lo mismo. Prendieron la camioneta y se marcharon enseguida, al lado opuesto de nuestro objetivo.
-¿Qué? -pregunté, mientras el zumbido se hacía cada vez más fuerte y se multiplicaba.
Penny se acercó a mí, sentí su mano rozarme y con voz temblorosa dijo.
-Tormenta de Abejas.

Sven se encontraba en el salón de reuniones nuevamente, junto a Shaäktet y otros cómplices más.
-Bien, todas las camionetas han partido a Polpumios. -informó el Ankorino líder, mientras perdía su mirada en el horizonte.
-Escuché que podría haber una Braar más adelante...
La voz de Sven estaba temblando y se notaba el miedo.
-No lo creo, a veces los vientos del Este hacen que las abejas cambien de dirección o hasta desaparezcan.
Shaäktet se sentó en una de las sillas viejas, apoyó sus antebrazos en la mesa y miró a Sven con una leve sonrisa.
-Bueno, dime. ¿Que pasará con la Tierra ahora que no hay Arca? Escuché que la Unión ya está en camino para retomar el planeta.
Este agitó su cabeza y se frotó la frente, el aire caluroso hacía que tuviera varias veces dolores de cabeza y deshidratación. Estaba harto de aquel clima.
-Si, bueno, Potts ha agrupado a los Fugitivos del planeta Tierra completo y juntos están liderando Artres y las demás ciudades.
Los otros, cinco Ankorinos, no decían palabra alguna y escuchaban con atención lo que Sven decía.
-Pero cuando llegue la Unión -Shaäktet tomó un pequeño y delgado lápiz y comenzó a jugar con él entre sus dedos-, estarán acabados.
-Si, lo sé. Es por eso que yo mismo iré a la Tierra lo antes posible.
-¿Y en que cambiará eso? -esta vez fue uno de los extraterrestres quien habló, de ojos verde claro y unos colmillos amarillentos.
-Potts no sabe dirigir. Ella es solo una entrenadora, pero conmigo podremos repartir los Figitivos, adiestrar soldados humanos y defendernos completamente de la Unión.
Un silencio incómodo invadió la sala de reuniones, Shaäktet se encontraba meditando sobre aquello mientras que Sven solo esperaba la aprobación para despegar lo antes posible con el Epsylon.
-Esta bien. -el líder Ankorino dejó el lápiz a un lado y dibujo una sonrisa casi imperceptible, levantándose del asiento-. Pero te irás hoy.

UNION (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora