Naruto: Los hermanos Uzumaki

Mentira.

Este viaje está tomando mucho tiempo, me sentía cansada y los lugares que recorríamos realmente eran aburridos. Quería decirlo a Sensei pero temía que dijera algo como "¡Niña malcriada! ¡Te llevaré de vuelta!" O algo por el estilo.
Estábamos atravesando justo ahora un lugar que era más un desierto que una aldea, todo parecía muerto y la gente no tenía buena cara, nos miraban como si fuéramos rufianes y realmente no me agradaba. Logramos entrar aunque con la capucha me miraban un poco extraño, después perdieron el interés en nosotros, note a pequeños ninjas (Parecían de mi edad y realmente parecían solo idiotas sosteniendo kunais) había otros que sus caras se veían intimidantes y después a lo lejos pude notar a un niño, un niño con cabello más obscuro que el mío, ojos como si jamás hubiese dormido mesiéndose en un columpio, realmente algo de él me llamaba la atención, se veía solo, alguien que realmente parecía no agradarle a los demás porque los adultos pasaban y solo lo miraban de reojo con una cierta repugnancia. De repente quise acercarme a él, pero eso sería mala idea, Sensei me dijo que no hablara con nadie.
Continuamos el camino y paramos para comer algo, esto realmente era muy bueno y ni siquiera sabía el nombre de la comida, era algo único y realmente lo agradecía porque comer tantos onigiris que Sensei me traía se estaba volviendo asqueroso, llegue a pensar que el no sabía que más podía darme.
"Y ¿Cuál es el lugar en donde estudiare". Pregunté al terminar una buena comida
Lo pensó demasiado, realmente estaba sudando como no sabiéndolo decir, miraba a todos lados pero no a mi.
"Te llevaré a Konoha, pero no precisamente a estudiar". Dijo tratando de guardar la calma.
No comprendía nada de ello, él prometió a los sapos que me llevaría a estudiar, me lo prometió a mí y ahora... ¿Fui engañada?.
"No quiero sonar de mala forma, pero como vayamos llegando a Konoha te lo iré contando, espero que después de esto no me odies".
Comenzamos a avanzar, pasaron dos días y ya estábamos en un inmenso bosque nada igual a la otra aldea, en este se veían hojas de árboles realmente verdes, pasto y sobre todo tranquilidad, algo me decía que Konoha ya estaba muy cerca y entonces Sensei paró en seco. Supuse que era el momento en el que me diría todo, y realmente sentía que lo que diría no sería de lo más agradable.
"Dígalo ahora". Dije cortando el amargo silencio.
"Bien, esto no lo tenía previsto de esta forma y menos que todo fuera justamente cuando por primera vez estás conociendo el mundo  exterior, pero hasta aquí puedo guiarte en tu camino". Dijo con un tono frío. "No hace mucho hable con el Hokage y este me dijo que realmente mi tiempo contigo había acabado y era momento de poner a prueba tus habilidades para saber si eras una niña prodigio o no, se me dio a la tarea de entrenarte para saberte desarrollar y así poder controlar al demonio que tienes dentro, el cual no es aceptado en la aldea y bueno como sabes existe otra mitad que es inestable".
"Esto significa, ¿Va a contarme de donde vengo?".Dije sin más.
"Calla y escucha que es larga la historia y solo lo contaré resumidamente ya que no tenemos mucho tiempo para hablar, que quede claro que te he querido como a una nieta y estoy en contra de esto pero realmente ahora tengo que irme por algunos años, desapareceré y nadie sabrá mi ubicación, iré por información de algo que me ha tenido dando vueltas en la cabeza".
Realmente a mí me estaba dando vuelta la cabeza, no sabía qué hacer, estaba asustada. ¿Qué sería de mí ahora, después de saber todo esto y lo que seguía a continuación?. Continuó hablando.
"Naciste en Konoha y el cuarto encerró a la bestia de nueve colas dentro de ti, pero como te dije solo la mitad de su poder, la otra fue encerrada en un niño... Tu hermano para ser más precisos"
"¿Tengo un hermano?". Dije casi desmayándome, realmente sentía que ya no podía captar más información.
"Del varón no sé nada, solo sé que está vivo y está en Konoha, pero antes de que empieces a hacer una estupidez de buscarlo te diré que no puedes estar muy cerca de él, si llegas a inestabilizarte podrías desatar su poder y destruir todo a su paso, realmente no sé si él sabe controlar al demonio por lo cual sería peligroso que ustedes estén juntos y si te lo oculte fue porque simplemente seguía órdenes, fuiste entregada a mí para separarte de él, después de eso puedo decir que te quise demasiado tanto para hacerte tan fuerte y capaz de hacer cualquier cosa, pero siempre con un corazón bueno, luchando por tus principios que es luchar por quien lo vale, sé que viviste alejada del mundo y lo lamento pero fue lo que se me dijo, que serias alguien insuperable y eso fue lo que me demostraste con tus dotes a tan corta edad, también sé que no deberías saberlo tan pronto pero nuestro tiempo es limitado y quiero que al menos sepas algo, algo que no fue del todo una mentira".
Realmente estaba llorando, no lo odiaba, pero me sentía tan confundida sobre mi vida y mi pasado que sentía un dolor tan grande, tal vez uno que jamás había sentido. Este era el fin, él se iría y me la jugaría a mi suerte o eso fue lo primero que pensé.
"Te diré las indicaciones de lo que pasará justo ahora porque no puedo acompañarte más, lo primero será llegar a Konoha, te presentaras con los guardias y ellos ya sabrán de tu llegada, te dirigirán con el tercer Hokage quien te explicará todo lo que pasará a partir de ahora. Espero que tengas suerte, confio en ti, siempre lo he hecho, algún día volveremos a vernos y entonces compensaré esto".
Me dio esas últimas indicaciones, me mostró el camino, me dio una sonrisa, un 'buena suerte' y avance, confundida, con lágrimas en los ojos y con un pensamiento de que todo esto había pasado muy rápido por lo cual sentía aún más confusión, ¿estaba en un sueño? No lo era, ahora me dirigía a Konoha, mi antiguo hogar en donde vivía mi hermano, el cual no conocía. No podía hablar con nadie más hasta llegar con el Tercero, ahora me sentía más sola que nunca, sin nadie de apoyo, en un camino que no conocía, un camino que se me fue negado, un camino que me daría respuestas o tal vez no. Me estaba sintiendo como aquel niño en ese columpio, que lamentable era mi situación.