Capítulo 4

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Su cuerpo parecía más débil a la luz de la luna, daba la sensación que con un solo movimiento demasiado brusco podía dañarse.

-Zo-Zoro...- Dijo frotándose los ojos.

-Dime.- Respondió tendiéndole una mano para que se levantara, Nami no se negó y una pequeña sonrisa se dibujó en la comisura de sus labios, sonrisa que duró poco tiempo.

Unas voces empezaron a escucharse a lo lejos.

-¡Idiota!¡Por tú culpa nos han echado de todos los baños públicos!- Le protestaba Sanji a Brook.

-No es mi culpa.- Se defendió Brook.

-¡¿Cómo qué no?! ¡Te pusiste a acosar a todas las señoritas que encontrabas!- Se quejaba Sanji.

Eran ellos, no cabía duda, pero tenían que buscar una manera de salir de allí cuanto antes.

-Por fin llegan.- Dijo Zoro desenvainando una de sus catanas.

-Creo que mejor me encargo yo de ellos.- Dijo Nami haciendo que Zoro volviera a guardar su catana.

Hizo aparecer uno de sus espejismos enfrente de Sanji y Brook, los cuales quedaron boquiabiertos al ver a su navegante, cuando más asombrados estaban de verla ahí, fue cuando ella decidió atacarles.

-¡Cold Ball Tempo!- Gritó desde su escondite haciendo que un rayo cayera sobre ellos, cuando la luz del rayo desapareció se pudieron ver sus cuerpos heridos en el suelo.

-Bien echo.- Dijo Zoro antes de ser empujado por Nami.

-¿Quieres correr?-Dijo su compañera frustrada por no poder mover a su compañero.

-Vale, vale, como digas.- Dijo agarrando la mano de Nami y echando a correr.

Al cabo de un rato.

-¿Cómo hemos llegado aquí?- Preguntó sorprendido el peliverde.

-A lo mejor es porque tú ibas delante.- Dijo la navegante asomándose por el acantilado.

El espadachín ignoró su comentario y empezó a caminar por la playa.

-¿Se puede saber a dónde vas?- Preguntó la pelirroja andando detrás de él.

-De momento...- Dijo pensando un buen sitio.- Pues no sé, sin rumbo fijo.

-Menos mal que un perdido nunca se pierde, porque entonces no te encontrábamos nunca.- Dijo Nami poniéndose al lado de su compañero.

-Perdona.-Dijo parándose en seco.- Aquí los únicos que se pierden sois vosotros.- Dijo cruzándose de brazos.

-¿Nosotros?- Preguntó la pelirroja.- Si a ti no se te puede perder de vista o desapareces.

Y así empezó otra de sus peleas.Caminaban uno al lado del otro sin dirigirse la más mínima mirada.

-Estúpido.- Dijo Nami mirando al lado contrario del que se encontraba Zoro.

-Bruja.- Respondió el espadachín.

-No tengo ganas de pelear.- Dijo Nami aligerando el paso.

En el momento en el que Nami se despistó Zoro desapareció. ¿Por qué no se le hizo extraño?

Se acercó a la pequeña taberna de una aldea, dentro había bastante gente, muchos tipos pero ninguno con el pelo.

Cuando se disponía a salir de la taberna una mano le agarró el brazo impidiéndole avanzar.

-¿No te quedas nena?- Le preguntó un tipo bastante alto pero que tenía bastante mala pinta, podría decirse que era uno de aquellos piratas que había fracaso en el Nuevo Mundo y ahora ahogaba sus penas en el alcohol y los juegos.

-No, tengo prisa.- Dijo Nami cortante.

-A mí me parece que no.- Contestó el tipo de antes.

Una reluciente catana se posó en el cuello del tipo que mantenía sujeta a Nami.

-Te ha dicho que tiene prisa.- Dijo una voz a espaldas de Nami.

Los pensamientos de Nami volaron a otra parte, notarlo tan cerca le ponía nerviosa.

-¿Qué crees que hacer mocoso?- Respondió aquel tipo soltando a Nami, la cual se escondió detrás de su defensor.- Nena no creo que este niñato pueda defenderte.

-Parece que no tenemos la misma opinión.-Respondió Nami apoyándose en el marco de la puerta de la taberna.

-Eso ya lo veremos.- Dijo desenvainando su espada a la vez que un montón de bucaneros se levantaban de las mesas para atacarlos.

-Pase lo que pase no te muevas de ahí.

-¡No hacía falta ni que lo dijeras!- Dijo Nami asomando la cabeza por el agujero de la puerta.

-No podrás esconderte preciosa.- Dijo uno de los bucaneros.

En ese mismo instante un montón de piratas se abalanzó sobre ellos, pero no sirvió de mucho, no lograron hacerle ni el más mínimo rasguño a Nami.

-¿Q-Quién eres?- Preguntó uno de los piratas al ver que la persona que se interponía entre ellos y la chica había parado todos los ataques e incluso había sido capaz de devolvérselos con el doble de potencia.

-¿Estas bien Nami?- Preguntó girándose para ver a Nami, ella simplemente asintió con la cabeza.

-E-Él es ¡Zoro Roronoa!- Gritó uno de los bucaneros del fondo.

-Imposible.- Dijo el capitán.- Ni el mismo Zoro Roronoa hubiera sido capaz de esquivar tal ataque conjunto, además el utiliza tres espadas, y este mocoso solo ha utilizado una.

-¿Estás herido?-Preguntó Nami acercándose a Zoro.

-Si.- Dijo volviendo a guardar su espada.- ¿Cómo se te ocurre alejarte con el mal sentido de la orientación que tienes?- Eso fue la gota que colmó el vaso, el puño de Nami golpeó fuertemente la cabeza de Zoro, haciendo que este callera al suelo.-Eres muy bruta. ¿Te lo había dicho?- Preguntó Zoro con una mano en el lugar donde había recibido el golpe.

-¿¡Qué no se te ocurra volver a perderte en toda la semana!?- Dijo Nami en un tono brusco, esto hizo que todos los presentes quedaran atemorizados.

-¡Violenta!- Dijo uno de los presentes.

-¿¡Quieres ser el siguiente!?- Preguntó Nami acercándose a él lentamente.

-Creo que nos vamos aunque no nos vendrían mal estas botellas de sake.- Dijo Zoro recogiendo las botellas de sake que estaban sin empezar en las mesas.

-¡Se esta llevando nuestro sake!- Protestó uno.

-Algún problema.- Dijo Zoro tirando de la mochila de Nami para guardar las botellas ahí.- Venga vámonos Nami.- Dijo sacándola casi a rastras de la taberna.

-¡Suéltame!¡Me la van a pagar todos y cada uno de ellos!- Gritó Nami oponiéndose a salir.

-Muy bien, pero guarda esa energía para la pelea importante.- Dijo Zoro tirando con más fuerza de ella.


Pelea a bordo (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora