Al salir de la cocina Robin esperó a Zoro en la puerta.
-¿Podemos hablar?- Preguntó la arqueóloga.
-Si, ¿Qué pasa?- Dijo dirigiéndose a la biblioteca.
-Es sobre Nami.- Dijo Robin bastante seria.
-No le ha pasado nada, no nos hemos cruzado con nadie ni nos hemos peleado con nadie.- Dijo sentándose en el largo sofá.- Bueno si, con unos piratas que querían abusar de ella, pero nada más.
-¿¡Qué!?-Fue todo lo que logró articular.
-Es que se perdió y se fue a una taberna y justamente cuando la iban a retener llegué yo, pero nada, esta todo bajo control.- Dijo sin darle importancia.
Robin no se lo creía, casi se aprovechan de su mejor amiga, y no había estado ahí para defenderla. La había dejado en manos de aquel espadachín que no sabe nada de lo que siente Nami, era una de las peores amigas existentes.
-¿Estás bien? Te veo muy pálida.- Dijo mirándola fijamente.
-Gracias.
-¿Por?¿Qué pasado?- Preguntó Zoro confundido.
-Gracias por cuidarla.-Le dijo con una sonrisa.
-No fue nada, no iba a permitir que le pasara nada. Hay varios motivos para no permitir que le pase algo, bueno hay tres, el cocinero me mataría, Nami me mataría y encima nos quedaríamos sin espadachín.- Dijo enumerándolos a la vez que los decía.
Robin no pudo menos que reírse frente al comentario del espadachín.
-¿Seguro qué solo son esas razones?- Preguntó antes de levantarse y desaparecer tras la puerta.
¿Qué más razones puede ver?¿Qué dejaría de verla?¿Qué ya no volveríamos a pelear? Bueno eso es una ventaja. ¿Hay más razones? Los pensamientos de Zoro estaban desordenados. Solo le venían a la mente los momentos que había pasado con ella, las veces que la había visto llorar, pero sobre todo los momentos en los que la había visto sonreír, sus cabellos naranjas volando a su alrededor por culpa del viento, sus ojos brillantes y su amplia sonrisa, era todo que él necesitaba para sonreír, tenerla cerca y verla tan alegre como siempre, y estaba dispuesto a lo que fuera para que eso siguiera así.
De repente alguien interrumpió los pensamientos de Zoro.
-¿Está Robin?- Preguntó la pelirroja asomando la cabeza por el hueco que había entre la puerta y el marco.
-No, no esta.-Dijo sin ganas.- Se acaba de ir.
-Vale gracias.-Respondió la pelirroja con una gran sonrisa.
La biblioteca volvió a quedar en silencio, solo se oía el zumbido de una mosca de vez en cuando y algún que otro ronquido por parte de Zoro, pero la tranquilidad se terminó pronto.
Entró Nami corriendo en la biblioteca a pedirle ayuda a Zoro.
-¡Zoro!¡Despierta!-Gritaba Nami a la vez que lo tambaleaba de un lado a otro.
-¿¡Qué pasa!?- Preguntó enfadado en el espadachín.
-¡Te necesitamos! ¡Hay una gran tormenta!-Gritó la navegante a la vez que se enderezaba y volvía a la puerta corriendo, seguido de ella pasó Zoro con mucha más calma.
Tenían razón, era una gran tormenta, tan grande que podría causar el hundimiento del Sunny.
Zoro echó a correr hacia a donde se encontraban los demás, Nami le asignó a cada uno una tarea diferente.
-¡Franky al timón! ¡Ussop y Chopper las velas! ¡Vosotros tres encargaros de que el barco no sufra ningún rasguño!¡Y Robin tu y yo vamos a investigar!- Gritó Nami con su chubasquero naranja.-¡Como le pase algo a mis mandarinos
os vais a enterar!- Gritó Nami entrando en el gran acuario que hacia de biblioteca.
Después de eso cada uno se fue a lo que Nami les había encargado, en la cubierta había mucho alboroto, cada uno le gritaba lo qué tenía que hacer al otro, aunque se lo solían gritar a Luffy que no se había enterado de que había dicho Nami.
La pequeña mesa de la biblioteca estaba llena de libros con información sobre el Nuevo Mundo, pero ninguno hablaba de esa clase de tormentas, era algo extraño, sí, pero no se dieron por vencidas.
-¡Aquí está!-Gritó la arqueóloga señalando las páginas de uno de los libros.
-¡¿Enserio?!-Preguntó sorprendida la navegante.-¡¿Qué pone?!
-Se supone que nos estamos acercando a una de las islas más peligrosas del Nuevo Mundo.- Dijo Robin después de leer lo que ponía.
-¡¿Cómo?!-Dijo asustada la navegante.-¡Tenemos que darnos la vuelta!
-¿Qué pasa?- Preguntó confundida la arqueóloga.
-¡Qué si es peligrosa implica peligro!-Gritó la navegante corriendo hacia la puerta, la cual se abrió antes de que ella pudiera llegar y la cara sonriente de su capitán apareció tras ella.
-¡Isla!-Gritó aun sonriendo.
-Veo que ya la has visto.- Dijo cabizbaja la pelirroja.
-¡Vamos a la isla!-Gritó Luffy corriendo por el barco.
-¿Por qué nosotros?- Se repetían Nami y Ussop una y otra vez sentados en una esquina del barco.
El barco llegó finalmente a tierra, y nada de lo que habían hecho Ussop y Nami había dado resultado.
-Ya solo nos queda una cosa...- Le dijo Nami a Ussop muy seria.
-Tenemos que retenerlo.- Terminó Ussop la frase. Y sin pensárselo dos veces se tiraron sobre Luffy para impedirle que se bajara del barco y los metiera en peligro, pero no funcionó, Luffy se libró de ellos antes de lo que canta un gallo y bajó del barco.
-¡Vamos a hacer los grupos de inspección!- Gritó Nami antes de que Luffy saliera corriendo.-¡Ussop, Robin y Luffy al centro de la isla!¡Zoro, Sanji y Chopper por la costa!¡Franky, Brook y yo cuidaremos el barco!
-¡Creo que tengo la enfermedad de como-pise-esa-isla-me-muero!-Gritó Ussop escondido detrás del árbol.
-Vale, bueno, ¡Brook irás en el lugar de Ussop!-Dijo Nami antes de acercarse a la cocina.- Por cierto. ¡No os perdáis!-Gritó desde la puerta.
La tranquilidad reinaba en el barco, no estaba Luffy para molestar, Sanji y Zoro no se estaban peleando, ese hubiera sido el momento perfecto para tomar el sol, pero habían ido a parar a la única isla en la que no hace sol.
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Pelea a bordo (One Piece)
أدب الهواةComo definirían a la persona que los acompaña en su viaje, ¿compañero?¿amigo? En mi caso es la insoportable mano derecha de mi capitán, el maldito peliverde que se pasa la vida durmiendo o perdido. Pero ¿quién diría que le acabaría cogiendo cariño?