CAPÍTULO 11 ☽ En Tierra Hostil ☾

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Lentamente retomé la conciencia. Estaba en mi habitación, y Megan, Alexa y Jenny estaban conmigo, cada una bastante alejada de la otra; sus rostros mostraban tensión, angustia, enojo.

La primera en notar que ya había despertado fue Megan.

— Rache. — mencionó alegre. Se puso de pie y rápidamente se acercó a mí mientras Jenny y Alexa se percataban y copiaban la acción de Meg. — ¿Cómo te sientes? — preguntó.

— Un poco mareada. — dije mientras me incorporaba en la cama.

— ¿Recuerdas algo? — me preguntó Alexa. Me tomé mi tiempo para refrescar mi memoria.

— Vagamente, para ser sincera. — dije mientras seguía intentando recordar.

— ¿Nada claro? — preguntó Jenny. Nuevamente lo pensé bien.

— Lo único que recuerdo bien es a la directora McCartney diciéndome que me calme mientras me apuntaba con algo parecido a un arma, todos me miraban atemorizados, y yo... Sólo reía y hablaba cosas sin sentido, como si fuese una completa demente. — hice una pausa. — No sabía qué estaba haciendo, no tenía el control total de mi cuerpo. — nuevamente tomé aire. — Sentí que algo me estaba arrebatando mi cuerpo y me expulsaba lejos. Tuve miedo. — fui sincera.

— Todo estará bien. — me dijo Alexa en un intento de consolarme.

— No me mientas. — hablé seria. — Sé que hay algo malo conmigo, y también sé que ustedes saben qué es, pero no quieren decirme. — Añadí.

— Rache, te prometo que te enterarás de todo pronto. — me dijo Jenny en un tono suave.

Rodé los ojos. — Como sea. — dije sin ganas. Me sentía confundida, mareada y algo molesta. — Quiero descansar un poco, ¿Podrían salir? — pedí.

— ¡Claro! Estaré abajo en caso de que necesites algo. — me dijo Megan atenta.

— Descansa. — dijo Jenny mientras Alexa hacía un ademán con su mano despidiéndose. Luego dieron unos cuantos pasos hasta llegar a la puerta de mi habitación, para luego atravesar el marco de esta y cerrarla.

Esperé hasta que los pasos de Megan se desvanecieron por completo antes de moverme con rapidez y comenzar mi búsqueda de Damond. Me dirigí primero hacia el baño, pero no lo encontré allí. Luego, me asomé por la ventana en busca de cualquier señal de su presencia, pero no divisé ningún rastro de él. Una descarga eléctrica recorrió mi espalda de repente, y en ese instante, una profunda preocupación se apoderó de mí. ¿Y si, mientras yo estaba inconsciente, lo habían capturado y ahora lo estaban sometiendo a algún tipo de tortura? Aunque no entendía del todo por qué sentía tal inquietud por Damond, sabía con certeza que necesitaba encontrarlo urgentemente.

Alas Negras: Metamorfosis  | Libro Ⅰ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora