CAPÍTULO 12 ☽ Un Dragón En El Bosque ☾

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Después de un rato vigilando no ser vista, noté que Damond salió de entre los árboles.

— ¡Eddie! — exclamó llamando la atención de todos. Al instante todos los presentes giraron en dirección al origen de la voz, al percatarse que se trataba de Damond todos se amontonaron a su alrededor armados con hachas, espadas, bastones, etc. Con intenciones de acorralarlo y posteriormente entregarlo a Zaigon o asesinarlo en ese instante (o al menos eso fue lo que imaginé yo), cada vez aparecían más y más demonios, cual hormigas rodeando un cubo de azúcar. Fue en el momento en que perdí la cuenta de cuántos demonios habían en el lugar que me acobardé, dudé mucho que pudiéramos lograrlo, pero ya era demasiado tarde para siquiera dar un paso atrás.

Los demonios que estaban en frente de la entrada principal de la mansión empezaron a hacerse a un lado abriéndole paso a nuestro anfitrión: el cretino de Eddie. Cuando estuvo lo suficientemente cerca habló.

— ¡Vaya, vaya! ¿Qué tenemos aquí? — Preguntó irónico.

— Aquí me tienes, Eddie. — respondió Damond extendiendo sus brazos a sus costados. 

Esa era la señal, cuidadosamente me puse de pie y me dirigí al oeste de la mansión, donde se encontraba la cocina, recordé que la anterior vez que Damond y yo estuvimos aquí me dijo que allí había una entrada/salida, y mi plan era ingresar por ahí. Poco a poco me acercaba más al exterior de la cocina. Una vez logre ingresar, me escabullí en el interior del solitario lugar con el objetivo de no quedar completamente descubierta en caso de que alguien entrara, analicé mis opciones, detenida, pero fugazmente para elegir la decisión correcta.

Decidí esperar un poco hasta cerciorarme de que todos los demonios estén afuera esperando el fatal y tan deseado fin de Damond (del cual esperaba que pudiera librarse ya que él era mi boleto de salida segura) e iniciar el recorrido hasta la oficina de Eddie.

Desconocía la ubicación de tal oficina, lo cual me obligó a confiar en mis instintos nuevamente y estos me decían que se encontraba en la segunda planta, cerca de las escaleras. Me dispuse a salir sigilosamente de la cocina, asomé un poco mi cabeza por el borde de la puerta para asegurarme de que no hubiera nadie en las afueras de esta, una vez lo corroboré salí y con cuidado me dirigí a las escaleras, subí ágilmente por estas y al llegar me puse en cuclillas para inspeccionar mi alrededor con cautela, frente a mí vi una puerta de madera desgastada y al instante supe que era esa la oficina de Eddie, me dirigí a ella aún agachada y posicioné mi mano en esta.

~Vi el interior de la habitación y este se encontraba vacío.~

Entonces, una vez acabó mi visión, levanté mi mano en dirección a la perilla y abrí la puerta con extremo cuidado para que no rechinara. Entré casi gateando y me dirigí rápidamente al escritorio donde en la anterior visión había visto que estaban mis archivos, me puse de pie cuidando que no me vieran a través de la ventana y empecé a buscar entre los archivos que estaban encima del escritorio. No estaban allí. Entonces escudriñé en cada uno de los cajones hasta que los encontré, solté un pesado suspiro. Rápidamente metí mi blusa dentro de mi pantalón y por la parte del cuello metí la carpeta, así, esta no se saldría.

Alas Negras: Metamorfosis  | Libro Ⅰ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora