CAPÍTULO 14 ☽ Defensa y Compromiso ☾

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Las piernas de Rachelle temblaban de los nervios, la chica, ansiosa, rogaba al universo que esas personas aceptaran sus condiciones, porque de no ser así, estaba dispuesta a lo que sea para evitar que la llevaran a ese lugar permanentemente y eso sería una completa pesadilla, pues ya suficiente tenía con mantenerse oculta de los demonios de Zaigon para ahora tener un problema más con estas personas.

— Hay que contemplar la posibilidad de que no acepten. — les dijo Karen a Rachelle y a Norah.

— Y si eso pasa deben prometerme que se acoplaran al plan original sin contradicciones. Yo entiendo su posición, pero hay demasiado en juego. — habló Norah.

— Rache, promételo. — pidió Karen.

La chica respiró. — Yo entiendo lo que está en juego, no soy tonta, y tampoco pienso dejarme corromper por Zaigon, salvaré el universo, los salvaré a todos si eso quieren, pero no soy un robot que obedecerá cualquier orden que le den, no soy su esclava, tengo criterio propio, dudo mucho que mi destino sea ser un objeto que puedan controlar a su antojo. — hizo una pausa. — Colaboraré en lo que más pueda y crea correcto, pero no puede abusar de eso, entiendo que hicieron un trato con mi madre cuando era bebé, pero ya tengo suficiente edad como para decidir estas cosas por mí misma.

— Entiendo tu punto, Rachelle, créeme; pero no es tan sencillo. Tenemos que asegurarle al gobierno que no eres un peligro para este mundo, si ellos deciden intervenir, no sé lo que pasaría después. — dijo seria Norah. La chica se quedó pensativa.

En ese momento entraron Edward Dempsey y el resto de personas con traje. De inmediato Karen, Norah y Rachelle se pusieron de pie. Edward se aproximó a ellas.

— Bien, hemos tomado una decisión.


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Damond se encontraba comiendo un poco de su preparación más acertada al Nagbran, ya casi terminaba su comida, y aunque era su plato favorito, no estaba comiendo con ganas, era más como un impulso de comer o hacer algo para mantener el cuerpo y la mente ocupados; en su mente no dejaba de rondar la idea de que Rachelle iba a vivir en la academia desde ese momento; pese a que su orgullo le impedía admitirlo, en el fondo sabía que le aterraba la idea, y aunque de que trataba de convencerse a sí mismo de que era solo porque tendría que buscar otro lugar para vivir; la realidad era de que eso no le importaba en absoluto, ese tiempo a solas considerando la posibilidad de que no volvería a ver a Rachelle lo hizo darse cuenta de lo que en realidad sentía por ella, el hecho de estar a su cuidado queriéndolo o no, lo hizo sentir unido a ella desde el principio, en su corazón poco a poco había estado creciendo un deseo profundo de permanecer a su lado y cuidarla siempre.

Alas Negras: Metamorfosis  | Libro Ⅰ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora