CAPÍTULO 4 ☽ Progreso En Las Sombras ☾

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Probablemente se preguntarán donde vive Damond o a donde va cuando sale de casa de Rachelle; pues verán, él tomó prestada, sin consentimiento del propietario, una cabaña en el bosque prohibido, a la orilla de un lago, tiene dos plantas y también chimenea, muy acogedora a decir verdad y, a pesar de que es un demonio, es muy organizado, todo está perfectamente puesto en su lugar, también tiene muy buena decoración; eso, junto con el paisaje de afuera y a que la amplia zona del ese bosque está prohibido debido a desapariciones, hace que la cabaña sea un hogar y escondite perfecto. Entró y cerró la puerta para luego dirigirse a la planta de arriba donde se encontraban dos habitaciones; una donde Damond duerme y tiene sus cosas personales, y la otra... bueno, ya verán.

Damond fue hacia la puerta del fondo donde quedaba la otra habitación, luego agarró una vela que estaba puesta en su base, la encendió y entró, estaba a oscuras y era casi imposible divisar algo, ya que él había sellado la ventana, él caminó hacia la pared derecha y por la luz de la vela pudo ver que en el suelo había un pentagrama hecho con tiza roja que en cada una de las esquinas había una vela negra y en la pared había un triángulo pintado con un líquido negro, el chico encendió las velas y se puso en el centro del pentagrama.

Pronunció unas palabras en un lenguaje antiguo y desconocido en la Tierra, entonces, las velas se apagaron de manera simultánea y luego se encendieron una a una con una flama fuerte, el humo se dirigió al triángulo e hizo un círculo y en él se vio la silueta de un sujeto infernal.

— Y ahora, ¿tú qué quieres? — preguntó aquel sujeto con voz de ultratumba.

— Informarle del progreso, señor. — contestó Damond refiriéndose Zaigon muy educadamente, este se calmó.

— Espero que sean buenas noticias.

— Muy buenas, ha progresado bastante. Hoy logré hacerla enojar, sus ojos cambiaron de color y su voz cambió. Definitivamente fue una manifestación de su poder oscuro. — dijo aún con su semblante serio.

— Excelente, sigue presionándola y en poco tiempo el universo se arrodillará ante mí. — dijo con entusiasmo.

— Lo haré, señor. — afirmó Damond para luego elevar su mano a la vez que de ella salía energía roja, hizo un movimiento con sus manos y todas las velas se apagaron a excepción de la que tenía en la mano, la imagen de Zaigon se esfumó y el chico salió del lugar; fue a su habitación y se preparó para dormir, sí, algunos demonios duermen, aunque él lo hace muy poco. Cuando ya estaba listo se dirigió a su cama, y una vez se recostó, su mente fue invadida por recuerdos de su vida pasada, antes de ser soldado de Zaigon, los pocos fragmentos que recordaba de los momentos que vivió con su familia se hicieron presentes junto el cómo fue un niño feliz, hacia siglos...

Mientras tanto, Rachelle no estaba teniendo una muy buena noche, tenía pesadillas con el mismo hombre piel gris de hace unos días, éste la amenazaba y le decía cosas como "si no haces lo que te digo morirás" o "no le entregues tu poder a manos equivocadas", realmente luchaba por despertar, pero por alguna razón no podía y así pasó todo el resto de madrugada.

Alas Negras: Metamorfosis  | Libro Ⅰ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora