Picnic Cap. 9

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Hemos llegado a un hermoso lago, una pequeña cascada en un lado, rodeada por árboles altos y frondosos, flores de todo tipo dispersas por todo el lugar, creo que la palabra perfecto describiría todo lo que veo. Bajamos de los caballos y aún sigo anonadado. Kylian baja el bolso que ha traído todo el camino a caballo y saca un mantel, busca con la mirada el lugar más apropiado y lo tiende. Me llama con la cabeza y me acerco a ella, ayudándola a sacar las cosas, veo bolsas con sandwiches, ensalada, pastel de chocolate, galletas de avena, frutas, cartones de jugo, six pack de cervezas, y algunas cosas más en sus envolturas.

- Traje de todo un poco pues no sé qué te gusta. - me mira y sonríe plenamente.

- No soy muy exigente- y me siento junto a ella.

Comemos en silencio, y mirando el paisaje, más bien creo que estamos hipnotizados por la tranquilidad del lugar, la suave brisa particularmente acalla mis demonios y el silencio para nada incómodo me encanta, estoy sintiéndome libre, podría pasar días aquí y no necesitaría nada más, se acopla perfecto a lo que necesito; paz.

- Este lugar me hace sentir libre- me acuesto boca arriba, cierro los ojos y respiro profundamente.

- Me alegra que te guste torpe, por eso te traje. Es mi lugar secreto, bueno, uno de ellos.- se acuesta a mi lado.

- Eres una caja de sorpresa, a quienes has traído aquí? - pregunto curioso y me arrepiento al instante de la pregunta.

- Pues solo a ti, suelo venir a cabalgar y a bañarme a menudo, cuando necesito pensar. Me pareció buena idea traerte.- suspira.

- En serio? Gracias, me encanta. Me sorprende que no hayas traído a tu novio o lo que sea que sean ustedes- abro los ojos y la miro riendo.

- Estás loco!? Alan es un idiota, estamos emm, conociéndonos, no lo traería. Además, me gusta ser independiente.

- Ya veo- miro al cielo.

- Y tú, tienes novia? O tenías antes de venir aquí? - se pone sobre su costado y queda frente a mí, hago lo mismo.

- Es una larga y aburrida historia- arqueo una ceja.

- Tenemos toda la tarde- me guiña un ojo.

- Por dónde empiezo? Mmm, pues tenía novia, aunque no sé si se le pueda llamar así. Se llama Jaribell, era mi tutora personal de física, me enamoré como loco de ella.- suspiro melancólico.

- Y qué pasó? Es decir, tu tono parece algo triste.- se recoge un mechón de pelo y lo pone detrás de su oreja.

Pienso unos segundos que parecen eternos y suelto un largo suspiro, pensar en ella me estruja por dentro, soy un asco.

- Desde la primera vez que la vi, hubo algo en ella que me cautivó. Pasaron días sin ella prestarme la mínima atención. Ella tenía veinticinco años y yo apenas dieciséis, así que estaba algo intimidado.- me detengo.

- Si no quieres no tienes que contármelo. -me mira apenada pero sin abandonar su típica sonrisa.

Me tomo otros segundos más, la miro y nuestras miradas se encuentran, algo intimidado la retiro al instante.

- No, quiero hacerlo, es tiempo de dejarlo atrás. Un día me armé de valor, mientras se marchaba la sostuve de su muñeca, le di la vuelta y le robe un rápido beso, me puso en sobre aviso y se fue. Pasaron varias clases y no tocamos ese tema, eso me estaba volviendo loco.

Tomo un trago de cerveza, sonrío más para mí que para alguien más y me decido a continuar.

- Una tarde me quedé dormido y estaba atrasado para la clase, me dí una ducha rápida pues ella me esperaba ya en la oficina, me vestí y bajé aún con el pelo goteándome la ropa.

Hago una pequeña pausa, como si en realidad necesitara rememorar todo en mi mente.

-Entré apresurado, pedí disculpas, tomé asiento y fingí revisar mi cuaderno, sin siquiera mirarla. Pude sentirla al ponerse de pie, rodear el escritorio y aproximarse hasta mí, me levantó con una mano mientras con la otra me tomaba delicadamente del pelo, me levantaba el rostro y me acercó a ella, juro por Dios que sentía que había olvidado cómo respirar, segundos después me besó, suavemente al principio y más anhelante después. Ahí empezó todo, nos veíamos a escondidas cada vez que podíamos.

- Y entonces por qué terminó todo?- mientras le daba un sorbo a su cerveza.

- Mis padres se enteraron de lo nuestro y me prohibieron volverla a ver. Me castigaron sin poder salir de la casa por tiempo indefinido.- pasé una mano por mi rostro.

- Supongo que la edad no era el problema, había algo más, cierto?- se queda pensativa unas largos segundos.

- Al principio eran excusas banales, pero sabía que algo me ocultaban. Hasta que lo descubrí y todo tuvo sentido. - suspiro.

- Apuesto todo lo que tengo, a que ambas te ocultaban la razón, o no? - niega lentamente con la cabeza.

Cierro los ojos unos minutos que me saben eternos, inhalo y exhalo profundamente, la verdad me carcomía y hasta ahora no supe cuánto daño me hacía.

Opuestos atraídos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora