Montaña Rusa. Cap. 28

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Maratón. 1/2

De vuelta la instituto, todo sigue igual que hace unos días atrás, mientras me recuperaba. Las clases pasan lentas y llegan a ser tediosas. El almuerzo en la cafetería ha cambiado un poco, Aleika retomó también las clases y he tenido que cambiar de mesa. La tensión era palpable, su mirada exhaustiva me analizaba, como si el simple hecho de verme le trajera inquietantes recuerdos, o quizás solo intentaba recordarme.

Decidí con mucho pesar dejar a mis amigos, me senté solo y eso era realmente aburrido.

- Haz abandonado tu mesa. ¿Tienes problemas con tus amigos?- pregunta divertida.

Levanto mi mirada y me topo con su sonrisa de catálogo, como siempre, y esa tranquilidad que la caracteriza.

- No realmente. Siéntate - le indico. - Es... complicado - musito decaído.

Toma asiento frente a mí y pone su bandeja de comida sobre la mesa.

- Entiendo... ¿quieres hablar? - cuestiona precavida.

Doy un largo suspiro, y aunque he trabajado mucho con mi constante sentimiento de culpa, haber pasado tiempo con ella mientras no me recuerda es frustrante y agotador.

- Es sobre Alek - agrego, y no sé si continuar.

- ¿Qué sucede con ella?- custiona con voz calma.

- Es solo que... me mira extraño, como si intentara recordarme o como, como...- pauso y me froto la sien pausadamente, en un vano intento por reodernar mis ideas. - como si me recordara... parezco loco, lo sé - concluyo.

- Lamento decepcionarte, no pareces loco, mi amigo, ¡Lo estás! - afirma con seguridad.

Sin poder evitarlo, sonrío, una sonrisa sincera que desata el nudo que se había formado en mi garganta minutos atrás.

- ¡Gracias- balbuceo.

Me mira extrañada.

- ¿ Por qué exactamente?, ¿Por ser tu mejor amiga?, ¿Por soportarte?, ¿ O simplemente por ser tan sincera? - hace cuentas con sus dedos como si enlistara algo.

- ¡Oh, por favor! -, bramo. - ¡Que modesta! En realidad sólo te agradecía por hacer reír -. Finjo pensar mientras froto mi barbilla. - Aunque pensándolo mejor, eso lo puede hacer cualquiera- me encojo de hombros y sonrío con malicia.

La veo pasar la lengua por sus labios, como hace comúnmente, solo que hoy todo se detiene a mi alrededor, incluyendo mi juicio, y no puedo apartar mi mirada de ellos.

Sin poder evitarlo, recuerdo nuestro beso, la forma exigente en que buscaba mis labios, si calidez impregnándome desde dentro hacia afuera.

- ¡Desde la Tierra llamando a Edu!- mueve sus manos frente a mí rostro. - ¿Qué tanto me mirabas, tengo restos de comida en mi cara? - pregunta extrañada.

- Mmm, sí, solo un poco de ketchup - miento y con mi pulgar finjo limpiar la mancha.

El timbre suena y todos comienzan a ponerse de pie para ir a sus respectivas clases.

- ¿Qué harás después de clases? - me pregunta mientras nos ponemos de pie.

- Nada en especial, ir a casa y aburrirme enormemente. ¿Quieres aburrirte conmigo? - pregunto juguetón.

- ¡Tengo mejores planes! Te veo después de clases - nos despedimos.

Salgo de la cafetería con un propósito en mente, hablar con Alek. Necesito comprobar si mis sospechas son solo paranoias mías o si ella en verdad siente algo cuando estoy cerca de ella.

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